Álvaro Benito, fútbol en un solo de guitarra

Es músico, exjugador del Madrid y prestigioso analista de LaLiga en Carrusel Deportivo y #Vamos. Sus tíos y primos mantienen la residencia en Riudoms

27 septiembre 2019 16:25 | Actualizado a 27 septiembre 2019 20:18
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El fútbol y el rock and roll son binomios vitales que pueden disponer de puntos en común fascinantes, aunque no lo parezca. En algunos estadios lujosos, como el Etihad, la casa del City, suenan los hermanos Liam y Noel Gallagher (Oasis) con una naturalidad rutinaria. Los hinchas tararean con el alma sus canciones. El del City se trata de un ejemplo claro de que la música y la pelota muchas veces hablan el mismo idioma. Lo hacen, también, en el viejo estadio de Vallecas, donde del Rayo lucha por sus conquistas para contentar al barrio y a una afición romántica. 

En casa de Álvaro Benito Villar (Salamanca, 1976) la guitarra eléctrica se convirtió casi en un emblema familiar. Su padre la tocaba a plena destreza mientras el pequeño Álvaro aprendía de aquellos dedos prodigiosos. El rock se instaló rápido en el trayecto de un chico al que el sueño del fútbol se le truncó demasiado pronto. Con apenas 20 años.

Álvaro residía en Ávila junto a Antonio y Begoña, sus padres, cuando, con 14 años, el Real Madrid le captó para su academia. La de la vieja Ciudad Deportiva. Allí ejercía de director de la cantera Vicente Del Bosque, un enamorado del juego valiente y descarado del extremo. De la misma camada de Raúl González y Guti, Benito encontró en Jorge Valdano el refugio para la élite. El entonces técnico del Real le soltó en el Bernabéu  con la mayoría de edad recién cumplida, en una tarde ante el Rayo Vallecano. Aquel joven enseñaba una osadía inusual, además de capacidad superior para interpretar el juego. En el costado izquierdo sentía la naturalidad, aunque sus condiciones técnicas le permitían adaptarse a cualquiera de las posiciones de enganche. En la segunda titularidad con el Madrid, Álvaro Benito anotó su primer gol. Ante el Sevilla y también en el estadio Bernabéu. El idilio con el éxito parecía irrompible. Todo hasta que el infortunio apareció en el camino.

El 12 de noviembre de 1996 y después de maravillar al peculiar entrenador italiano Fabio Capello, una grave lesión de rodilla mientras se exponía con la selección española sub-21, en Las Palmas, cambió radicalmente su vida. Desde entonces y durante cuatro años, hasta nueve operaciones y un sinfín de sufrimiento. Álvaro luchó contra el olvido con precocidad, aunque de aquella pesadilla sacó magisterio. Su piel se endureció y relativizó los problemas. Se pinchó el globo y el sueño del fútbol, pero el mundo le abrió otras puertas. «Aprendí mucho, aunque en esos momentos no había consuelo posible. Sólo arroparme en la gente más cercana», reconoce. 

Álvaro recuerda que en aquel vestuario del Madrid se escuchaba la música de Los Rodríguez y Calamaro. A él y a Raúl les emocionaba Héroes del Silencio. Admiró el carácter rockero de Rafa Alkorta. 

Pignoise fue el proyecto fetiche que le llevó a los escenarios. El grupo de punk rock que formó junto a Héctor Polo y Pablo Alonso a principios de 2000 y que tomó impulso en todo el panorama nacional, con Álvaro como vocalista y guitarrista. También como compositor de canciones. «Creo que nos tocó la lotería y lo supimos aprovechar. Me encanta componer canciones, todavía hoy lo hago. Tengo un estudio en casa», reafirma. En 2009, en plena efervescencia de Pignoise, la banda visitó Salou, en un concierto especial para el músico. Sus tíos y sus primos, de parte materna, con residencia en Riudoms, le animaron desde la platea. Su primo, Marc Villar, llegó a militar en el Reus Ploms de hockey patines. «El boom de Pignoise me pilló muy maduro. Lo viví con tranquilidad y lo disfruté mucho. Ahora, cuando nos toca subir a un escenario, también lo vivo al máximo».

El gran analista
Álvaro compagina su pasión por el rock con su nueva vocación de analista en Carrusel Deportivo de la SER y #Vamos. Esa facilidad para leer el fútbol que ya exhibía en activo, la ha trasladado a los medios, Hoy estamos hablando de una de las voces futboleras más respetadas en el país. «Estoy en todos los fregaos pero me siento feliz. Es una forma de seguir vinculado al fútbol desde el análisis», advierte. 

Su madera como técnico no la ha abandonado. Ni siquiera un despido inesperado en el juvenil del Madrid le quitan la pasión. «No es fácil que sin experiencia confíen en mí para un proyecto profesional». Mientras espera una oportunidad, Álvaro imparte conocimientos en su nuevo canal de YouTube. Un máster.

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