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Un Trial de las Naciones para conmemorar los 50 años del primer Trial de Tarragona. ¿Una coincidencia perfecta?
Sí, aunque conseguirlo no fue fácil, porque la solicitud de una prueba internacional como ésta hay que hacerla con años de antelación. Recuerdo que los trámites se iniciaron siendo yo presidente de la Catalana, y que existió incluso una pequeña lucha con Galicia, el País Vasco y Andorra porque también querían organizarlo. Al final alcanzamos un acuerdo, y a nosotros nos enorgullece porque el Moto Club Tarragona lleva muchos años vinculado al trial.
¿Qué espera de esta prueba?
Será de los Triales de las Naciones más potentes de los últimos años, estoy seguro. La fecha es muy buena porque figura una semana después de la última cita doble del Mundial masculina y penúltima femenina y eso permitirá que países lejanos como Australia enlacen una prueba con la otra y puedan competir en Vandellòs. Me hace especial ilusión también por Albert Cabestany y Adam Raga, porque son pilotos de la zona.
Habrá además un buen impacto económico en la zona de influencia del trial.
Sin duda es un evento que deja huella en el área donde se realiza y tan buen sabor de boca que muchos moto clubs lo vuelven a solicitar, aunque es muy difícil que una misma sede repita en un futuro por lo pretendido que es este torneo.
España lleva 11 triunfos consecutivos en el Trial de las Naciones masculino.
A veces no le damos la importancia que merece a todas esas victorias, porque parece lo habitual. Pero detrás hay un grandísimo trabajo de pilotos, federaciones y moto clubs como el de Tarragona, que lleva muchísimos años organizando un Trial de Nens que es de donde salen los grandes pilotos como los que tenemos ahora. Bou, Cabestany, Raga y Fajardo ganan, pero en un Trial de las Naciones corren sin presión y compiten con una elegancia y espectacularidad mayor que en el Mundial.
Desde 2006 integran el equipo español Bou, Cabestany, Raga y Fajardo, pero por debajo empieza a apretar ya fuerte la generación encabezada por Jaime Busto, Jorge Casales, Pol Tarrés…
Hay relevo. Los pilotos que me menciona tienen un nivel altísimo y podrían competir en otras pruebas de élite como el Mundial indoor, pero hay trabas para que no puedan hacerlo. Nos dicen que entonces habría demasiada presencia de pilotos de nuestro país, aunque son mejores que otros a los que dejan participar. La parte positiva es que tenemos a muy buenos pilotos para años y tampoco vemos a ningún extranjero capaz de hacerles sombra.
En chicas las cosas están más igualadas. Las británicas vencieron a las españolas en 2014 en el desempate.
Puede pasar de todo debido a esa igualdad. Pero nuestras chicas han mejorado muchísimo y las veo capacitadas para volver a ganar. Hemos creado una comisión femenina desde hace más de un año, que realiza stages a lo largo del año. Les van muy bien tanto a las pilotos absolutas como a otras que se inician.
¿Cómo ha afectado la retirada de Laia Sanz de este deporte?
Con ella era más fácil ganar las pruebas, porque marcaba las diferencias. Pero su marcha ha estimulado al resto de pilotos a entrenar más y a tratar de ser ahora ellas las mejores.
El trial es además la especialidad que más títulos le da a España año tras año.
El motociclismo es el deporte que marca la diferencia en España a nivel internacional, y el trial en especial se disputa esa hegemonía con la velocidad.
En cambio es el hermano pobre del motociclismo. Cada vez es más difícil practicarlo...
El trial ha recibido una gran puñalada, criminalizando a los pilotos con multas de hasta 3.000 euros por pasar por caminos de menos de cuatro metros. Es una incongruencia, porque el trial bien organizado y con orden da ventajas al bosque y sirve para mantener limpios los caminos. Hemos recibido felicitaciones por eso. Ahora parece que se están dando cuenta en toda Europa.
¿Hacia dónde apunta el futuro de este deporte?
La regulación es fundamental, eso es indiscutible, porque siempre hay desaprensivos que no cumplen con las normas. Pero saldrá adelante y se populizará aún más, estoy seguro.
