Baloncesto: El despertar de una esperanza

Guillem Fàbregas, un altafullenc de trece años que juega en el Barça, gana el concurso de triples de la Minicopa y se convierte en la promesa de futuro del baloncesto tarraconense

19 mayo 2017 23:26 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:45
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Un oasis enmedio de un desierto enorme, casi infinito. En el páramo en que se ha convertido el baloncesto de élite de la demarcación de Tarragona, la actuación de un joven jugador de Altafulla, Guillem Fàbregas, ha entreabierto una puerta a la esperanza. Fàbregas, que milita en el FC Barcelona, consiguió el título de mejor triplista de la Minicopa, la versión infantil de la Copa del Rey que, por cierto, se adjudicó el Real Madrid tras una final vibrante contra el Barça (71-77). Fue el segundo título consecutivo para los blancos, que también vencieron el año pasado a los azulgranas.

La Minicopa, que también fue a parar a manos del Real Madrid, ofreció al Barça un único premio de consolación, casi anecdótico, pero tremendamente importante para su ganador y, sobretodo, para la demarcación de Tarragona, poco acostumbrada a éxitos de esta relevancia en el panorama de la canasta estatal. La actuación de Fàbregas supone el renacer de una ilusión para unos seguidores que esperan una generación de grandes jugadores que puedan actuar en la máxima división del baloncesto en los próximos años. De momento, solo constan tres precedentes, algunos demasiado lejanos en el tiempo. El más conocido es el caso de Berni Álvarez, actual entrenador del CBT que se hizo un nombre como triplista en las filas del Valencia y el Lleida. Otro, actual, el pivot de Alcanar Albert Fontet (2m14), en las filas del CAI Zaragoza, aunque gran parte de los aficionados no lo conozcan. Finalmente, el primero en jugar en la máxima categoria, pero el que menos minutos lo hizo, fue Jordi Canals, que debutó con el Grupo Ifa Español de los míticos Mike Phillips, Albert Illa o Herminio San Epifanio (hermano de Juan Antonio San Epifanio, Epi) entre otros. Hay quién defiende un cuarto precedente, el más ilustre, el de Jordi Villacampa, pero a pesar que el gran jugador de la Penya nació en Reus (1963) hay que recordar que residió des de su segundo año de vida en Badalona.

A Guillem Fàbregas el baloncesto le corre por la sangre. Su tío es, ni más ni menos, el anteriormente citado Jordi Canals. Su padre, Daniel Fàbregas, jugó en el CB Valls y el Nástic, y su madre también militó en las filas del equipo del Alt Camp y el CBT. «No sabíamos que Guillem iba a participar en el concurso de triples. Nos lo comunicaron unos padres de un compañero suyo de equipo por whatsapp», explica Carme Canals. Tanto ella como su marido no disponían de abonos para ver la Copa del Rey y el concurso de triples de la Minicopa se realizó en el descanso de la semifinal de la competición sénior entre el Real Madrid y el Joventut. «No llevaba ni las zapatillas de jugar y de repente tuvo que competir delante de más de diez mil personas», dice la madre.

La liga ACB eligió a los dos participantes del concurso de triples en base a la actuación de los partidos precedentes. Fàbregas, que jugó muy bien desde el jueves, había hecho un gran partido contra Unicaja -el mismo rival que tuvo el equipo sénior del Barça en semifinales- anotando 4 de 8 en triples para 16 puntos. Su rival en el concurso fue Alejandro Ortega, del Valencia Basket. Fàbregas se impuso por 5 a 2. «Es un jugador que tiene una mecánica de tiro muy buena y un elevado acierto. Aunque tiene físico para penetrar, se siente más cómodo tirando, pero no significa que vaya a ser un especialista en el tiro exterior, sino un jugador más completo», explica Rubén Muñoz, entrenador de Fàbregas en el infantil de segundo año del FCBarcelona. El conjunto azulgrana le fichó en verano de 2013 cuando este militaba en el TGN Bàsquet Club, donde jugó dos temporadas y desde entonces reside en La Masía. «El primer año fue muy duro. Era muy joven y la adaptación fue difícil. Si la distancia hubiera sido más grande, quizás no hubíeramos aceptado, pero el Barça era un tren que no debíamos dejar escapar», explica Carme Canals.

Fàbregas, que este verano cumplirá 14 años, mide 1m91 y juega de exterior. «Intentamos que todos los jugadores jueguen de todo. Guillem es un exterior, no lo clasificamos como uno, dos, tres o falso cuatro. Queremos, eso sí, que juegue de cara. En defensa, a veces sufre porque le toca defender jugadores más bajitos y rápidos pero en ataque puede aprovechar su altura para penetrar o bien jugar de espaldas», explica Muñoz. «Ganar el concurso de triples es el resultado del trabajo que ha hecho y le reafirma en el buen camino. ¿Dónde llegará? Eso nadie lo sabe, es muy joven y lo importante es que aprenda y disfrute», afirma Jordi Canals que asegura que si Tarragona tuviera un equipo ACB sería más sencillo encontrar y formar jóvenes talentos. «Seria muy arriesgado pronosticar su futuro. Han habido chicos con grandes condiciones que se han quedado por el camino», dice su técnico.

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