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Primeras dos medallas españolas en tenis de mesa. Jesús Cantero y Galia Dvorak se adjudicaron respectivamente la plata y bronce en sus modalidades después de una jornada durísima para ambos en el Pabellón Joana Ballart de Valls.
Jesús Cantero, actual número 145 en el ránking mundial de tenis de mesa, perdió en la final por un aplastante 4-0 en sets ante el esloveno Darko Jorgic. La derrota tiene muy fácil explicación: el aspecto físico.
El jugador español, aún renqueante de una lesión que lo apartó de las pistas durante dos meses, tuvo un día de competición que le llevó al límite. Sin ir más lejos, en las semifinales, hizo la gesta de remontar tres sets para llevarse la victoria in extremis ante el francés François Rabinot en un fatídico séptimo set que acabó 19-17.
En la final, pues, un mal inicio le situó rápidamente dos sets abajo. Enfrente tenía un muro esloveno que parecía no ofrecer ningún punto débil, ninguna vía de escape para el español. Ya en el último set, el incansable Cantero hizo un amago de remontada, salvando hasta cinco puntos de partido agónicos, en los que el español sacó el puño en señal de rabia.
Pero ya era demasiado tarde. Su verdugo remató la faena sin dar lugar a otra remontada mágica. Oro incontestable el que se llevó Darko Jorgic con un resultado final de 11-8,11-8,13-11 y 13-11.
Jesús Cantero reconoció después de recibir la medalla que se tuvo que «conformar con la plata debido a las condiciones con las que he tenido que jugar. Recibí el alta hace una semana y he luchado hasta donde he podido.
En la categoría femenina, Galia Dvorak, campeona de España en seis ocasiones, consiguió superar a la serbia Izabela Lupulesku en siete sets para llevarse el bronce. De hecho, la de Mataró tuvo un día maratoniano. Tres partidos que llegaron a la séptima manga, sumando un total de 21 sets disputados a lo largo del día.
En semifinales, la monegasca Xiaoxin Yang superó a la catalana, por lo que solo quedaba una batalla por lograr al menos el bronce. Entonces, Galia Dvorak, de 30 años y número 87 del mundo, hizo valer su experiencia para llevar el partido a su terreno y derrotar a Lupulesku.
La serbia se mostró intratable con el revés en los primeros compases de partido, sobre todo a través de los contraataques, a los que Dvorak no supo responder.
Pero en el tercer set todo cambió. Si durante el día, especialmente en las semifinales, no había tenido suerte con la red, ésta también cambió por completo. De la misma manera que crecería Dvorak, se empequeñeció Lupulesku, que perdió la chispa y la concentración, con lo que el partido se igualó a dos sets.
El partido siguió con el mismo argumento. El saber hacer de la española se impuso al ímpetu y desparpajo inicial de su rival.
El set decisivo fue el tercero. Después de un parcial negativo de cuatro puntos a cero, Galia Dvorak utilizó su tiempo muerto para variar el rumbo. Y así lo hizo. Consiguió remontar y se llevó el set por 11-9, con lo que las cosas se ponían muy cuesta abajo.
Nada más lejos de la realidad, porque la serbia recuperaría su nivel de juego en un cuarto set en el que Galia Dvorak no encontró su juego. En el último set, de nuevo la balanza se decantó hacia la catalana, que se acabaría llevando el bronce colgado de su cuello (6-11, 7-11, 11-8, 11-7, 11-9, 4-11 y 11-7) gracias al «gran partido táctico» que cosechó, dijo.
