Bukaneros, 25 años de orgullo obrero y rayista

La Peña Rayista más famosa celebra esta temporada un cuarto de siglo anudando el corazón obrero del barrio con una pasión futbolera desbordada

05 enero 2018 17:36 | Actualizado a 11 enero 2018 09:33
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Pocos escenarios encontrará el Nàstica mejores para abrir un año que el Campo de Fútbol de Vallecas. El Nou Estadi y nada más. El campo del Rayo, como se conoce popularmente en uno de los barrios obreros más conocidos de Madrid, es uno de los estadios con más vida propia de España (y probablemente del mundo). Una existencia marcada profundamente por el alma del lugar que le rodea. Vallecas es el Rayo y el Rayo es Vallecas. 

Una proyección ‘sociofutbolera’ potenciada por su peña más famosa, Bukaneros que esta temporada cumple 25 años animando a La Franja. 
El grupo ‘ultra’ ha conseguido fortalecer los valores que llevaron a un grupo de entusiastas vallecanos a fundar el Rayo en casa de Prudencia Priego. La grada del estadio se ha contagiado de ese espíritu obrero y de izquierdas que desoye la anquilosada idea de que el fútbol es el circo del pueblo para convertir cada partido del Rayo en una explosión identitaria que viste con una franja roja (cómo no podía ser de otro color).

‘A las Armas’ o ‘La Vida Pirata’ se han convertido en éxitos indiscutibles de la banda sonora original de la Calle del Payaso Fofó. Bukaneros canta, grita y anima al Rayo (al equipo, jamás a un jugador solo), pero también se expresa política y socialmente con tifos. Pancartas que denuncian situaciones como las de Carmen, la vecina de 85 años desahuciada que recibió la ayuda  económica de la primera plantilla rayista encabezada por el técnico Paco Jémez, que rechazan la violencia machista, la homofobia y defienden reinvidicaciones sociales.

El grupo le ha declarado la guerra al fútbol moderno, movido por el negocio, y en especial al presidente de la entidad Raúl Martin Presa con el que tienen abierta una lucha sin cuartel.

El empresario controla el club, pero la masa social mira a Bukaneros como el capitán de barco otea el horizonte en busca del faro que le guie hacia el puerto. 

Ese apoyo mayoritario les ha dado fuerza para impedir, por ejemplo, el fichaje del delantero Zozulya por su ideología política, de extrema derecha. El club tuvo que dar marcha atrás a una contratación que estaba cerrada.

Bukaneros mantiene al Rayo alejado del control absoluto del dinero. No hay acciones de por medio, sino una fuerte consciencia social arraigada en unos colores, los de La Franja. Los jugadores que visten esa elástica son conscientes del significado del Rayo para la gente del barrio y aunque están de paso, deben responder a la exigencia de la grada, pelear con orgullo. La recompensa es una defensa incondicional incluso en la derrota como demostraron los más de 30 minutos que estuvieron los hinchas animando a los jugadores tras consumarse su último descenso. El orgullo de la clase obrera luce sea cual sea la categoría. 

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