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El Ibersol CBT ofreció un ejercicio absoluto de autoridad en el derbi ante el Salou en el Serrallo. Fue una victoria en toda regla. Los cebetistas demostraron estar en un nivel muy por encima del grupo C-B (se podría decir que de la liga EBA). Destrozaron al CB Salou. Impusieron su voluntad en un pabellón que empieza a soñar con ese ascenso que se resistió el año pasado. Es pronto aún, pero con 10 victorias de 10 partidos invita a ilusionarise.
La victoria azulada comenzó su proceso de maduración en el primer cuarto. El equipo de Berni Álvarez marcó un ritmo de partido al que el Salou no llegaba. Con un Pape Mbaye activado con el modo arrollador el CBT dominaba todos los aspectos del juego. Tanto el tiro (exterior e interior) como la lucha en la pintura. Solo en la primera manga el cuadro local se apuntaba 12 rebotes, 7 de ellos ofensivos.
Esa superioridad se reflejó en el puntaje. Los azulados iban tomando ventaja a base de recuperar balones y finalizar con canastas fáciles. Al cerrar el primer periodo la diferencia rozaba los 10 puntos (22-13).
El mismo relato de juego se mantuvo en la segunda manga, pero con un Salou más peleón. Costa, Balta y Ollé hicieron trabajar más al Ibersol CBT para seguir ampliando la distancia en el electrónico. El partido se ajustó pero el acierto local desde la línea de triple ofrecía mayor rendimiento de las acciones ofensivas. Tres triples consecutivos de David y Dani Fernández y un Tugores que entró en la pista en la segunda manga como un huracán llevaron la máxima diferencia +19 (40-21, min. 4). Marc Ollé comenzó a encontrarse más cómodo en la dirección de su equipo y junto con la anotación de Balta consiguieron evitar que el choque se rompiera de manera definitiva. Aunque solo fue postergar lo inevitable. El CBT estaba desatado. Circulaba el balón con gran velocidad al ritmo que los jugadores se movían de lado a lado de la pista como una sinfonía deliciosa. Jesús Muñiz daba indicaciones para tratar de frenar pero las bajas y el cansancio empezaron a pasar una factura elevada. La masacre desde el triple dejó al Salou sin posibilidad de respuesta. Se llegó al +21 (59-38, min. 5) y al +30 (76-46, min. 1), para quedarse en 76-50 en la entrada del último periodo.
Un cuarto que Torres se ahorró. Desde el banquillo, el Tiburón de l’Hospitalet vio a sus compañeros Sorolla y Barberá dsifrutando tanto como él de la pintura. Todo lo contrario que en el banquillo visitante donde esperaban desesperados al final del encuentro para olvidarlo cuanto antes.
