CF Reus: 'El hábito de luchar como hermanos'

El éxito del Reus no se va a medir en la nómina de fichajes rimbombantes ni en la extravagancia de su proyecto. Su éxito se encuentra y se encontrará en su fortaleza colectiva

19 mayo 2017 16:54 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:07
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En tiempos de tradiciones y solidaridad, al Reus se le presenta un desafío por delante. Sin la comodidad de una tesorería abundante, de billetes compra todo, necesita arroparse en valores colectivos para competir con el poder establecido. Así ha transitado durante el viaje inaugural del curso. Ha mostrado hábitos de esfuerzo conmovedores, se ha distinguido por una capacidad colectiva admirada. Ha huido de egos y ombligos insoportables. Los registros, esos 27 puntos sorprendentes para los expertos en adivinanzas y predicciones de futuro, le dan la razón a la propuesta. Ésta va mucho más allá de la pureza del juego, simplemente reivindica el compromiso, con el interés grupal como punto de partida. Por ello, alejarse del libreto no es una opción recomendable.

Luego emergen los argumentos futbolísticos, claro está. Existe una forma de expresarse que ha marcado el camino con Natxo como jefe del vestuario. El balón no se negocia. Tampoco se maltrata. En época de bronce, el Reus lo monopolizaba el 90 por ciento de las tardes. Ahora, en la nueva vida de Segunda División, precisa más recorrido. No todos los días puede conquistar posesiones. Su otra versión, la del rasca y pon, la menos estética, le ha encumbrado. En la organización defensiva, el equipo ha hallado refugio para competir con personalidad. Lo ha hecho casi siempre. Los números tampoco engañan; 15 goles recibidos en 19 fechas. Segundo menos castigado del campeonato. En ese escenario, el compromiso destacado anteriormente se convierte en condimento indispensable.

La exigencia de la Segunda División pone en el escaparate de nuevo la firmeza del Reus. La Liga resulta eterna y el final se ve tan lejos que no sirve demasiado analizar más allá de Valladolid, el día de Reyes, cuando se abrirá de nuevo la veda y la competición afilará sus garras. El Reus deberá resistir las tentaciones de la relajación.

El mercadeo

Existirá en el próximo mes una incomodidad que suele generar demasiado ruido y desviar atenciones. El mercadeo invernal, exagerado y a veces hasta perverso, amenaza la estabilidad de cualquier plantilla, sobre todo a las más débiles, aquellas que para sumar puntos necesitan kilos de sudor abrumadores. La gestión de esa compra-venta de actores, aceptada dentro de las reglas del juego, puede resultar clave para que el idilio continúe. Existe en el aire la eterna pregunta que jamás se desvanecerá. Por lo menos hasta marzo. ¿Cuándo aflojará el Reus? Quién sabe. Quizás hoy, mañana o nunca. Fútbol.

Lo que parece incuestionable es que el éxito del equipo no se va a medir por las inversiones en operaciones invernales ni en la cantidad de fichajes extravagantes que pueda realizar. Quedó demostrado en verano. El club fue fiel a la ley de la coherencia. No se dejó llevar por esas mieles rimbombantes de la élite. Mantuvo a la cuadrilla del ascenso y retocó posiciones. Es más, la actual columna vertebral ya se conocía hace meses. Badia, Benito, Ángel, Olmo, Folch o Garai ya estaban. Siguen estando. Su estatus no se ha modificado.

Mientras se abre la pasarela de enero, Natxo González y sus chicos conocen la hoja de ruta. La han llevado hasta las últimas consecuencias, hasta disfrutar de unas vacaciones cómodas. Sin deudas pendientes. El Reus ha regresado a clase conectado y dispuesto a no morir de éxito.

Curiosamente, a parte del fútbol y sus rasgos caprichosos, el embrujo de este equipo parece encontrarse en esos valores grupales sencillos, aunque difíciles de encontrar en un mundo de naturaleza egoísta. En el Estadi sí han aparecido. Incluso lejos. Siempre con ese ramillete de entusiastas rojinegros que convirtieron en hábito aquello de ‘luchar como hermanos’. Que no lo pierdan nunca.

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