CF Reus. 'El clavo ardiendo'

Significa esperanza. Un acto de fe válido para estados de urgencia, como el del CF Reus. Se trata de creer, de soñar con remontar cuatro puntos en cinco jornadas. Vale la pena. Y no hay que pagar por ello

19 mayo 2017 23:04 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:21
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Pasan los días y el bajonazo de Son Malferit va quedando atrás. No hay olvido pero sí carpetazo al asunto. Tampoco queda más remedio. El fútbol atrae por su carácter caprichoso y también porque siempre ofrece nuevas oportunidades. Cada siete días hay un motivo para saldar cuentas pendientes. Para volver a sentir el éxito. Por eso no existe el término medio. Hoy eres Maradona y mañana Spasic tras el gol en propia meta del Camp Nou.
El Reus ha dado muchos tumbos en su trayecto. Ha exhibido esos dos polos opuestos de costumbre. No se ha instalado en la estabilidad. A cinco jornadas para que se defina el privilegio, vive en el alambre. Resulta curioso. Cuando más hundido parecía siempre ha terminado asomando la cabeza. Unos lo llaman las «siete vidas de Natxo». Aquel gol de Edgar Hernández en el descuento, ante el Mallorca B, resume a la perfección ese estado. Un 8 de febrero, aquel remate poco estético y mordido puso punto y final a una pesadilla de semanas sin sonrisas. De domingos oscuros.
Se hace difícil de explicar, pero el equipo ha renacido con frecuencia. Ahora  necesitará  otro acto de fe similar para alcanzar el desafío. Se llama play off de ascenso. La distancia se divisa lejos. Cuatro puntos. El clavo ardiendo se prepara. Se aconseja  aferrarse a él con fuerza.
Como el Reus cuenta con antecedentes penales positivos no queda más remedio que creer. Porque la teoría del clavo ardiendo consiste en eso. En mantener la fe. Es un ejercicio sano. Prueben de hacerlo. Aparecen argumentos futbolísticos que invitan a la esperanza. No es un esfuerzo en vano.
Imagínense que este domingo, en el cara o cruz ante el Hércules en el Estadi, emerge la mejor versión de Vítor, regresa el talento de Colorado, triunfa la precisión de Rico y Edgar marca el golito que tanto se le resiste. Por no hablar de la parada de cada día de Badia. Y todo eso con un estadio repleto. Porque queda una deuda en el aire. Llenar por completo el recinto. Hacer sentir al equipo ese aliento que le dé un plus de entusiasmo. Y no hay más allá del Hércules. Es el día. No se trata de un hecho utópico, ¿no?
Otro dato irrefutable. La fortaleza del Reus como local no se discute. Sólo dos derrotas en casa. Casi inmaculado se ha mostrado el equipo. Se siente cómodo con la etiqueta de anfitrión. La presión no le ha atenazado. Un punto más para mantenerse fieles.
Ustedes ahora pueden replicarme  con aquello de que todo lo que se gana en casa se pierde luego fuera. Les doy la razón, pero también les digo que las estadísticas se rompen. Y el impulso que supondría el éxito ante el rival de este domingo, con gol average incluido, ofrecería otro escenario distinto. En todo caso se hace conveniente, repito, no mirar más allá del Hércules. 
Por último, la teoría del clavo ardiendo pide una dosis importante de rezo. Cuando no dependes de ti mismo necesitas acudir a los astros superiores. No se hace por capricho.  Es preciso que ‘enemigos’ directos no sumen, llámense Lleida, por ejemplo. No hay que olvidarlo.
En todo caso, y dejando el cachondeo de lado, los médicos aconsejan acudir al ánimo positivo. Disfrutar de esta lucha sin cuartel  y mantenerle el crédito al equipo. Queda un resquicio de luz al que acogerse. Siempre hay tiempo de coger la escopeta, cargarla de munición y apuntar a los culpables.
Pasan los días y el bajonazo de Son Malferit va quedando atrás. No hay olvido pero sí carpetazo al asunto. Tampoco queda más remedio. El fútbol atrae por su carácter caprichoso y también porque siempre ofrece nuevas oportunidades. Cada siete días hay un motivo para saldar cuentas pendientes. Para volver a sentir el éxito. Por eso no existe el término medio. Hoy eres Maradona y mañana Spasic tras el gol en propia meta del Camp Nou.

El Reus ha dado muchos tumbos en su trayecto. Ha exhibido esos dos polos opuestos de costumbre. No se ha instalado en la estabilidad. A cinco jornadas para que se defina el privilegio, vive en el alambre. Resulta curioso. Cuando más hundido parecía siempre ha terminado asomando la cabeza. Unos lo llaman las «siete vidas de Natxo». Aquel gol de Edgar Hernández en el descuento, ante el Mallorca B, resume a la perfección ese estado. Un 8 de febrero, aquel remate poco estético y mordido puso punto y final a una pesadilla de semanas sin sonrisas. De domingos oscuros.

Se hace difícil de explicar, pero el equipo ha renacido con frecuencia. Ahora  necesitará  otro acto de fe similar para alcanzar el desafío. Se llama play off de ascenso. La distancia se divisa lejos. Cuatro puntos. El clavo ardiendo se prepara. Se aconseja  aferrarse a él con fuerza.

Como el Reus cuenta con antecedentes penales positivos no queda más remedio que creer. Porque la teoría del clavo ardiendo consiste en eso. En mantener la fe. Es un ejercicio sano. Prueben de hacerlo. Aparecen argumentos futbolísticos que invitan a la esperanza. No es un esfuerzo en vano.

Imagínense que este domingo, en el cara o cruz ante el Hércules en el Estadi, emerge la mejor versión de Vítor, regresa el talento de Colorado, triunfa la precisión de Rico y Edgar marca el golito que tanto se le resiste. Por no hablar de la parada de cada día de Badia. Y todo eso con un estadio repleto. Porque queda una deuda en el aire. Llenar por completo el recinto. Hacer sentir al equipo ese aliento que le dé un plus de entusiasmo. Y no hay más allá del Hércules. Es el día. No se trata de un hecho utópico, ¿no?

Otro dato irrefutable. La fortaleza del Reus como local no se discute. Sólo dos derrotas en casa. Casi inmaculado se ha mostrado el equipo. Se siente cómodo con la etiqueta de anfitrión. La presión no le ha atenazado. Un punto más para mantenerse fieles.

Ustedes ahora pueden replicarme  con aquello de que todo lo que se gana en casa se pierde luego fuera. Les doy la razón, pero también les digo que las estadísticas se rompen. Y el impulso que supondría el éxito ante el rival de este domingo, con gol average incluido, ofrecería otro escenario distinto. En todo caso se hace conveniente, repito, no mirar más allá del Hércules. 

Por último, la teoría del clavo ardiendo pide una dosis importante de rezo. Cuando no dependes de ti mismo necesitas acudir a los astros superiores. No se hace por capricho.  Es preciso que ‘enemigos’ directos no sumen, llámense Lleida, por ejemplo. No hay que olvidarlo.

En todo caso, y dejando el cachondeo de lado, los médicos aconsejan acudir al ánimo positivo. Disfrutar de esta lucha sin cuartel  y mantenerle el crédito al equipo. Queda un resquicio de luz al que acogerse. Siempre hay tiempo de coger la escopeta, cargarla de munición y apuntar a los culpables.

 

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