CF Reus. Eliseu Cassamá: 'Un rayo de vida'

Eliseu Cassamá ha dignificado las muertes de su padre y su hermano con una sonrisa permanente. Con 16 años dejó su Guinea Bissau para jugar en Europa con un firme propósito; ayudar a su familia

19 mayo 2017 22:58 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:26
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Con 16 años, Eliseu Cassamá decidió cambiar las calles de Guinea Bissau por la vieja Oporto. Sus condiciones llamaron la atención del Ribeirao, un club modesto, cercano a la ciudad. Antes, este lateral con alma de extremo, disfrutaba jugueteando con sus amigos «con una pelota o lo que pilláramos. A veces nos la teníamos que fabricar», cuenta con orgullo. Y es que Eliseu no se marchaba por capricho. Dejaba el entorno que le crió  por un desafío que siempre le acompaña; alcanzar la élite para poder ayudar a su familia. En Guinea se quedaron sus seis hermanos y sus padres. La vida, con el tiempo, le ha golpeado duro, pero jamás se ha rendido.
Tres meses en su nuevo destino bastaron para que el Chelsea valorara a ese chico con zancada de fondista elegante y una capacidad física envidiable. En el lateral derecho se instaló Cassamá. Su despliegue ya encendía las luces de los mejores cazatalentos. En Londres aterrizó para una semana y terminó quedándose un mes. Sólo un problema burocrático le impidió firmar con los ‘blues’. Eso sí, en el regreso, gigantes del fútbol portugués prepararon la red. Le cazó el Benfica. Con 17 años.
En Da Luz formó parte de una Academia lujosa, donde residía con el resto de perlas benfiquistas. Quemó etapas con pasos de gigante y se proclamó campeón nacional sub-19 (2012-13). En aquel campeonato cruzó rivalidad con un tal Rubén Semedo, de la misma generación, pero en el gran rival, el Sporting. «Tuvimos algún que otro pique», confirma. Los dos se han reencontrado en el Reus y compartieron selección sub-19. Cassamá debutó en un partido ante Macedonia.
En la antesala de la primera plantilla, con la que solía ejercitarse, el Benfica le aconsejó volar con una cesión . En aquellas sesiones con los mayores fraguó una buena amistad con el campeón del Mundo español Joan Capdevila. Luego viajó al Joane, su último club en la Segunda B portuguesa (2013-14). Allí conoció a su actual compañero de piso en Reus, Dinis Almeida. Los dos emprendieron nueva aventura este verano. Les sedujo el proyecto. 
Cassamá es el experto cocinero en casa. También aspira a convertirse en un buen arquitecto. Sus dotes como dibujante, incuestionables. El viaje a Reus le costó otro peaje. En Portugal se quedó su actual pareja Adriana, dentista de profesión. 
Con 21 años, el defensa se mantiene firme en su propósito. Y eso que la tragedia le ha visitado dos veces en los últimos meses. A poco de lucir virtudes en Reus, su hermano Adjidjo falleció víctima de una enfermedad. Eliseu siguió al milímetro los consejos de Joao su hermano mayor y guía en la vida. «Tuve una conversación con él que me hizo muy fuerte. Me dijo que Dios quiso que lo mejor es que Adjidjo no esté con nosotros a partir de ahora. Que siguiera trabajando para mi familia de la misma forma». La fortaleza y optimismo de Joao se traducen en el rostro de Eliseu. Jamás ha perdido la fuerza. Ni siquiera cuando Basilio, su padre, le dejó hace poco más de  un mes, también enfermo. «En mi familia siempre vi felicidad, a pesar de las dificultades». 
El rojinegro ha vivido en absoluta discreción su dolor. Lo ha dignificado con una carcajada permanente. En el vestuario del Reus, le adoran. Y él admira a sus «hermanos. Puedo decir que éste es uno de los mejores vestuarios en los que he estado».  ‘Cassa’, como es conocido en el templo sagrado del Estadi, no se ha sentido solo. Joan Solanes, el delegado, le ha tendido la mano en los días oscuros. Los ‘patriotas’ lusos del Reus, también.  Y no ha faltado el apoyo del resto. Él jamás ha querido que le pasara factura en su trabajo. No se lo perdonaría. Por eso persigue el sueño del ascenso como si de un hincha se tratara. Mandando en la autopista derecha, donde suele transitar los domingos. Mientras, valora todo lo conseguido, aunque no olvida. «Yo no tenía nada y también era feliz».
Con 16 años, Eliseu Cassamá decidió cambiar las calles de Guinea Bissau por la vieja Oporto. Sus condiciones llamaron la atención del Ribeirao, un club modesto, cercano a la ciudad. Antes, este lateral con alma de extremo, disfrutaba jugueteando con sus amigos «con una pelota o lo que pilláramos. A veces nos la teníamos que fabricar», cuenta con orgullo. Y es que Eliseu no se marchaba por capricho. Dejaba el entorno que le crió  por un desafío que siempre le acompaña; alcanzar la élite para poder ayudar a su familia. En Guinea se quedaron sus seis hermanos y sus padres. La vida, con el tiempo, le ha golpeado duro, pero jamás se ha rendido.

Tres meses en su nuevo destino bastaron para que el Chelsea valorara a ese chico con zancada de fondista elegante y una capacidad física envidiable. En el lateral derecho se instaló Cassamá. Su despliegue ya encendía las luces de los mejores cazatalentos. En Londres aterrizó para una semana y terminó quedándose un mes. Sólo un problema burocrático le impidió firmar con los ‘blues’. Eso sí, en el regreso, gigantes del fútbol portugués prepararon la red. Le cazó el Benfica. Con 17 años.

En Da Luz formó parte de una Academia lujosa, donde residía con el resto de perlas benfiquistas. Quemó etapas con pasos de gigante y se proclamó campeón nacional sub-19 (2012-13). En aquel campeonato cruzó rivalidad con un tal Rubén Semedo, de la misma generación, pero en el gran rival, el Sporting. «Tuvimos algún que otro pique», confirma. Los dos se han reencontrado en el Reus y compartieron selección lusa sub-19. Cassamá debutó en un partido ante Macedonia.

En la antesala de la primera plantilla, con la que solía ejercitarse, el Benfica le aconsejó volar con una cesión . En aquellas sesiones con los mayores fraguó una buena amistad con el campeón del Mundo español Joan Capdevila. Luego viajó al Joane, su último club en la Segunda B portuguesa (2013-14). Allí conoció a su actual compañero de piso en Reus, Dinis Almeida. Los dos emprendieron nueva aventura este verano. Les sedujo el proyecto del Reus. 

Cassamá es el experto cocinero en casa. También aspira a convertirse en un buen arquitecto. Sus dotes como dibujante, incuestionables. El viaje a Reus le costó otro peaje. En Portugal se quedó su actual pareja Adriana, dentista de profesión. 

Con 21 años, el defensa se mantiene firme en su propósito. Y eso que la tragedia le ha visitado dos veces en los últimos meses. A poco de lucir virtudes en Reus, su hermano Adjidjo falleció víctima de una enfermedad. Eliseu siguió al milímetro los consejos de Joao su hermano mayor y guía en la vida. «Tuve una conversación con él que me hizo muy fuerte. Me dijo que Dios quiso que lo mejor es que Adjidjo no esté con nosotros a partir de ahora. Que siguiera trabajando para mi familia de la misma forma». La fortaleza y optimismo de Joao se traducen en el rostro de Eliseu. Jamás ha perdido la convicción. Ni siquiera cuando Basilio, su padre, le dejó hace poco más de  un mes, también enfermo. «En mi familia siempre vi alegría, a pesar de las dificultades». 

El rojinegro ha vivido en absoluta discreción su dolor. Lo ha dignificado con una carcajada permanente. En el vestuario del Reus, le adoran. Y él admira a sus «hermanos. Puedo decir que éste es uno de los mejores vestuarios en los que he estado».  ‘Cassa’, como es conocido en el templo sagrado del Estadi, no se ha sentido solo. Joan Solanes, el delegado, le ha tendido la mano en los días oscuros. Los ‘patriotas’ lusos del Reus, también.  Y no ha faltado el apoyo del resto. Él jamás ha querido que le pasara factura en su trabajo. No se lo perdonaría. Por eso persigue el sueño del ascenso como si de un hincha se tratara. Mandando en la autopista derecha, donde suele transitar los domingos. Mientras, valora todo lo conseguido, aunque no olvida. «Yo no tenía nada y también era feliz».

 

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