Carme Rams: 'Me gustó mucho la organización de los Juegos Mediterráneos de Split 79'

Carme Rams (Amposta, 5 de febrero de 1948) cuenta en su extenso currículum deportivo con una participación en los Juegos Mediterráneos y fue en concreto en la edición de Split 1979, donde España firmó la plata.

¿Qué significaron aquellos Juegos para usted?
El hecho más relevante fue el de convivir con deportistas de otras especialidades, algo que no habíamos podido hacer hasta entonces. 

Antes de los Juegos cambiaron de entrenador...
Nos habían asignado a un técnico que no era válido. Mi obligación como capitana era hablar con la Federación Española de los problemas del equipo femenino y este era el más grande. A veces hablar con la Federación era hacerlo con la pared, pero tras muchas dificultades, accedieron a cambiarlo.

Usted ya estaba consagrada. ¿Le hacía falta una medalla a nivel internacional?
No. El hecho de jugar a balonmano en sí mismo ya era una gran motivación; nosotras siempre queríamos ganar, pero internacionalmente estábamos bastante atrasadas. Con selecciones más potentes ahora no hablaríamos de que ganamos la plata. Las jugadoras presionábamos a la Federación Española para que se implicara más seriamente.

Perdieron ante Yugoslavia y ganaron a Italia y Algeria...
Creo que fueron nuestros peores partidos. Ganar a Italia y Algeria era obligatorio porque teníamos más nivel, y lo hicimos, pero los encuentros fueron horrorosos, igual que contra la imponente Yugoslavia. 

¿Qué recuerdo se llevó de Split?
Me gustó mucho la organización;  tuvieron la gran idea de construir la Villa Mediterránea en una urbanización de casitas al lado unas de otras. En cada una de ellas había cuatro jugadoras o deportistas de otras especialidades, y allí mismo había campos de entrenamiento al aire libre. También había un gran edificio donde comíamos y hacíamos las reuniones oficiales; allí se alojaban los técnicos y la prensa. Todo ello estaba al lado del mar Adriático, todo un lujo. Igualmente, las instalaciones donde se desarrollaron los partidos eran magníficas.