Catorce años de cárcel para el autor del atentado que hirió a Marc Bartra

El futbolista tarraconense, ahora en el Betis, fue el único herido en el ataque al autobús del Borussia Dormund

28 noviembre 2018 18:14 | Actualizado a 28 noviembre 2018 19:39
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Ni odio, ni rencor, ni despecho. Fue por pura ambición económica. El autor del atentado contra el autobús del Borussia Dortmund pretendía hacer caer en picado las acciones del equipo que lidera este año la Bundesliga alemana de fútbol cuando hace año y medio hizo explosionar tres artefactos explosivos al paso del vehículo. La Audiencia de Dortmund subrayó en su sentencia que ese fue el motivo del ataque, pero también que su autor, el germano-ruso Sergei Wenergold, calculó la posible muerte de sus ocupantes por lo que decidió condenarle a 14 años de cárcel por 28 intentos de asesinato.

Tras once meses de proceso, el tribunal coincidió con la Fiscalía en que el único implicado en el caso actuó impulsado por la codicia. Wenergold había comprado opciones en Bolsa que apostaban por una fuerte bajada de la cotización de los títulos del Borussia. Si hubiesen caído tanto como él esperaba podía haber ganado hasta medio millón de euros. "Todo lo que hizo tuvo como fin conducir a una imagen lo más negativa posible del club", dijo el fiscal encargado del caso, Carsten Dombert.

Para ello, en la noche del 11 de abril de 2017 detonó tres artefactos al paso del autobús del Borussia Dortmund, en el que viajaba la plantilla al completo cuando se dirigía desde el hotel de concentración a su propio estadio para disputar un partido de la Liga de Campeones contra el Mónaco. Wenergold activó las bombas con un mando a distancia y la metralla salió disparada alcanzando vehículos colindantes y los cristales del autobús, provocando el pánico de sus ocupantes

Un agente que escoltaba el vehículo sufrió un trauma auditivo y uno de los proyectiles metálicos se incrustó en la muñeca del jugador de Sant Jaume dels Domenys Marc Bartra, que entonces militaba en el Dortmund y hoy juega en el Betis. "Tuve miedo por mi vida y de no volver a ver a mi familia", dijo el defensa central en su declaración ante el tribunal el pasado enero. Bartra tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de urgencia esa misma noche y estuvo cuatro semanas de baja. Muchos jugadores necesitaron asistencia psicológica durante largo tiempo.

Wenergold, de 29 años, confesó los hechos al iniciarse el juicio. "Lamento profundamente mi comportamiento", dijo, aunque afirmó que nunca tuvo intención de matar y que los artefactos habían sido construidos y colocados de manera que "no eran de esperar daños personales". Esa argumentación no fue aceptada por los fiscales, que reclamaron cadena perpetua para él, ni finalmente por el tribunal.

Determinante fue el análisis de un perito, quien estableció que esos artefactos "no son controlables por alguien sin experiencia" y determinó que había sido una suerte que el único alcanzado por la metralla fuera Bartra, cuando podían haberse producido varios muertos ante la capacidad mortal de los explosivos. Desafortunada resultó la actuación del abogado de Wenergold que calificó de "incompetente e ignorante" la investigación policial, acusó a la Fiscalía de humillar a su cliente y despreció a los medios por condenar anticipadamente al autor del atentado. 

Narcisista e introvertido

Dos psicólogos señalaron que Sergei Wenergold tiene una personalidad introvertida y cohibida, pero narcisista, que aspira al control, el poder y el dominio. Nacido en Siberia, con 14 años emigró con sus padres de origen germano a Alemania, donde se formó como electrotécnico. Al parecer sufría depresiones y tomaba psicofármacos. Su estado empeoró cuando fue abandonado por su novia, que huyó a Australia para lograr la mayor distancia posible. Su abogado afirmó que pretendía suicidarse, pero quería dejar dinero a su familia. Por eso ideó el atentado.

Para los futbolistas afectados el ataque contra su autobús sigue siendo un trauma. Algunos, como el defensa Matthias Ginter, rompieron a llorar cuando testificaron ante el tribunal. "El atentado me cambió la vida", dijo el entonces guardameta del Dortmund Roman Weidenfeller.
 

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