Crónica Reus-Benfica (5-2). 'Inyección de prestigio'

El Reus supera al Benfica con un ejercicio de seguridad sorprendente. Marín, con tres dianas, vuelve a liderar al equipo

19 mayo 2017 21:51 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:58
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Mariotti ha tomado varias decisiones cruciales que van a marcar el trayecto de su Reus. Entre ellas ha decidido poner cemento a las grietas de la casa. El italiano prefiere la solidez al exceso de anarquía. Su idea parte de una organización defensiva rigurosa. De momento, parece que el mensaje del nuevo técnico ha calado entre los jugadores. Se les siente creer en la propuesta. Por lo menos por lo visto en los últimos ensayos. Ante el Benfica, el Reus exhibió una pose de equipo solidario incuestionable. Apretó los dientes para refugiarse y eligió con coherencia los momentos para el vértigo.
 A fin de cuentas, su entrenador quiere competir por encima de todo. Escapar de la irregularidad. Es consciente de los recursos que maneja, que no abundan por cierto.
El éxito ante el Benfica no significa más que una dosis de prestigio. Viene bien mientras se sutura el equipo, mientras se termina encontrando.
 El rival, con ocho jugadores de postín, fue lo contrario que el Reus. Se desordenó con una facilidad pasmosa, aunque al Benfica se le espera en las noches importantes. Esas en las que se exige el frac y la corbata. Resulta muy difícil que una plantilla de talento infinito como esa no rompa a jugar.
La distancia en intensidad que separó a  los dos equipos en el arranque ya presagió una buena velada para el Reus. Los portugueses empezaron mirando. Cuando se dieron cuenta, los reusenses manejaban con jerarquía el partido. Sin alardes brillantes pero con una seguridad impropia para el momento de preparación en el que encuentran. 
Platero desniveló el marcador con una pala desde media distancia que cogió a Trabal tapado. Cuando el arquero quiso reaccionar ya tenía la pelota encima. Más bien en el ángulo. Los de Mariotti gestionaron con eficacia esa ventaja. Daba la sensación de que andaban cómodos con el escenario. Defendían juntitos y no  temblaban, aunque el exceso de magia del enemigo comprometía mucho en los unos contra unos. En eso el Reus anduvo listo. Las ayudas aparecían con frecuencia.
Marín ha tomado su papel de cabeza de cartel con una naturalidad que asusta. Asume decisiones en cada ataque, porque nota la confianza de sus compañeros. Esta vez definió una falta directa para celebrar el segundo, ya en el 30. Tras la décima falta lusa. 
El Benfica miró en exceso al colegiado y olvidó que necesitaba un cambio de dirección en el juego si quería competir el resultado. Ni siquiera una azul a Marín penalizó al Reus, que anduvo preciso en sus minutos de inferioridad. 
 Salvat desvió una bola dentro del área para poner el tercero a nueve del final. El guión era idílico para los rojinegros, que sólo sintieron amenaza con el ímpetu de Adroher. Dos dianas del ex amenazaban el buen trabajo, pero Marín se encargó que quedara en una anécdota. Volvió a brillar en la concreción con dos goles con diferentes registros. Uno de disparo desde media pista. El otro, de tiro directo. Validó una noche de esperanza. Un acto de fe para los dudosos.
Mariotti ha tomado varias decisiones cruciales que van a marcar el trayecto de su Reus. Entre ellas ha decidido poner cemento a las grietas de la casa. El italiano prefiere la solidez al exceso de anarquía. Su idea parte de una organización defensiva rigurosa. De momento, parece que el mensaje del nuevo técnico ha calado entre los jugadores. Se les siente creer en la propuesta. Por lo menos por lo visto en los últimos ensayos. Ante el Benfica, el Reus exhibió una pose de equipo solidario incuestionable. Apretó los dientes para refugiarse y eligió con coherencia los momentos para el vértigo.
A fin de cuentas, su entrenador quiere competir por encima de todo. Escapar de la irregularidad. Es consciente de los recursos que maneja, que no abundan por cierto.
El éxito ante el Benfica no significa más que una dosis de prestigio. Viene bien mientras se sutura el equipo, mientras se termina encontrando.
 
El rival, con ocho jugadores de postín, fue lo contrario que el Reus. Se desordenó con una facilidad pasmosa, aunque al Benfica se le espera en las noches importantes. Esas en las que se exige el frac y la corbata. Resulta muy difícil que una plantilla de talento infinito como esa no rompa a jugar.
La distancia en intensidad que separó a  los dos equipos en el arranque ya presagió una buena velada para el Reus. Los portugueses empezaron mirando. Cuando se dieron cuenta, los reusenses manejaban con jerarquía el partido. Sin alardes brillantes pero con una seguridad impropia para el momento de preparación en el que se encuentran. 
Platero desniveló el marcador con una pala desde media distancia que cogió a Trabal tapado. Cuando el arquero quiso reaccionar ya tenía la pelota encima. Más bien en el ángulo. Los de Mariotti gestionaron con eficacia esa ventaja. Daba la sensación de que andaban cómodos con el escenario. Defendían juntitos y no  temblaban, aunque el exceso de magia del enemigo comprometía mucho en los unos contra unos. En eso el Reus anduvo listo. Las ayudas aparecían con frecuencia.
Marín ha tomado su papel de cabeza de cartel con una naturalidad que asusta. Asume decisiones en cada ataque, porque nota la confianza de sus compañeros. Esta vez definió una falta directa para celebrar el segundo, ya en el 30. Tras la décima falta lusa. 
El Benfica miró en exceso al colegiado y olvidó que necesitaba un cambio de dirección en el juego si quería competir el resultado. Ni siquiera una azul a Marín penalizó al Reus, que anduvo preciso en sus minutos de inferioridad. 
 
Salvat desvió una bola dentro del área para poner el tercero a nueve del final. El guión era idílico para los rojinegros, que sólo sintieron amenaza con el ímpetu de Adroher. Dos dianas del ex amenazaban el buen trabajo, pero Marín se encargó que quedara en una anécdota. Volvió a brillar en la concreción con dos goles con diferentes registros. Uno de disparo desde media pista. El otro, de tiro directo. Validó una noche de esperanza. Un acto de fe para los dudosos.
Ficha Técnica
Reus. Molina, Platero, Coy, Marín y Salvat. También jugaron: Ollé, Rubio y Vázquez.
Benfica. Trabal, Diogo Rafael, Neves, Joao Rodrigues y Nicolía. También jugaron: Adroher, Torra, Tiago Rafael y Rocha.
Goles. 1-0, Platero (12'), 2-0, Marín (30'), 3-0, Salvat (41'), 3-1, Adroher (42'), 3-2, Adroher (45'), 4-2, Marín (45'), 5-2, Marín (50').
Árbitro. Alberto López. Azules para Marín y Diogo Rafael.
Incidencias. Unas 400 personas en el Palau d’Esports.
 

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