De rozar el ascenso a Primera a la seria amenaza del descenso

Vicente Moreno llegó a Tarragona a finales de 2013 tras la salida de Santi Castillejo y desde entonces ha dirigido al Nàstic en 129 partidos de Liga

19 mayo 2017 16:56 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:05
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La llegada de Vicente al Nàstic se produjo en un momento de difícil digestión. A inicios de noviembre de 2013 el club finiquitaba a Santi Castillejo como primer entrenador. El navarro había gozado del apoyo de la afición tras haber jugado tres años de grana y sido el máximo goleador (184) de Segunda B. Pero justamente la falta anotadora, sólo una docena en la jornada 12, y la situación del equipo a media tabla precipitaron su adiós. Viqueira, director deportivo grana, lo tenía claro. El mejor candidato para el puesto era su amigo y excompinche en la cancha Vicente Moreno. El nuevo técnico se despidió de la selección sub-18 valenciana para embarcar dirección Tarragona. 
Cuatro jornadas le costó conseguir su primer triunfo tras tres empates que alimentaban el runrún de la parroquia grana, entre la que era discutido. Pero con el paso de los meses se ganó el corazón del Nou Estadi. Tras una racha de diez victorias, se clasificó al play off en cuarta posición. Una injusticia por el caso Tomeu, en el que pese a vencer ante el Baleares sobre el césped, se perdieron tres puntos en los despachos, hubieran supuesto el primer puesto.  Racing de Ferrol y Sestao fueron las primeras víctimas del play off. En Llagostera, hubo que claudicar.  
Ambición sin límites
La temporada 2014/15 el Nàstic certificó su vuelta a Segunda A por la vía rápida. Cogió el liderato del grupo la jornada 19 y no lo soltó. Se proclamó campeón con una cómoda renta y superó al Huesca en la eliminatoria por el ascenso. Había hallado su botín. «Seguid así, porque ahora la Primera Divsión está más cerca», clamó Vicente ante una Plaça de la Font llena de alegría granate.
La temporada pasada, la del regreso a la Segunda A, pudo ser también la de un paso fugaz por esa categoría de plata con destino a Primera. El equipo rompió los pronósticos y se coló por derecho propio en la zona noble, habitando el play off durante buena parte del curso. El cielo se quedó cerca. El Nàstic finalizó tercero en la liga regular y se ganó plaza en el play off. 
El Osasuna se interpuso en su camino en la primera ronda para subir. Los navarros ganaron por 3-1 en Pamplona y por 2-3 en Tarragona y acabarían ascendiendo. Fue una decepción para un curso casi redondo, que se quedó sin la rúbrica final, una lástima para un equipo que en las últimas jornadas incluso rozó el ascenso directo. Para la memoria queda el éxtasis del gol de falta de Naranjo, precisamente ante Osasuna en la Liga regular, que daba el triunfo a un Nàstic que, de momento, se colocaba segundo ante el delirio grana. 
De ese cielo como un caramelo inesperado, al actual infierno, que tampoco entraba en los planes. Nada le ha salido bien a Moreno este curso. El técnico ha ido agotando su crédito a cada jornada que pasaba, a pesar de la confianza de club y de las ratificaciones. Moreno, que ha dirigido al Nàstic en 129 ocasiones en Liga, ha tenido que hacer frente a un sinfín de obstáculos con una plantilla renovada en profundidad pero con evidentes deficiencias. Todas las soluciones aplicadas han sido insuficientes para rescatar a un equipo que comenzó con mal pie la temporada, un lastre excesivo. 
La llegada de Vicente al Nàstic se produjo en un momento de difícil digestión. A inicios de noviembre de 2013 el club finiquitaba a Santi Castillejo como primer entrenador. El navarro había gozado del apoyo de la afición tras haber jugado tres años de grana y sido el máximo goleador (184) de Segunda B. Pero justamente la falta anotadora, sólo una docena en la jornada 12, y la situación del equipo a media tabla precipitaron su adiós. Viqueira, director deportivo grana, lo tenía claro. El mejor candidato para el puesto era su amigo y excompinche en la cancha Vicente Moreno. El nuevo técnico se despidió de la selección sub-18 valenciana para embarcar dirección Tarragona. 

Cuatro jornadas le costó conseguir su primer triunfo tras tres empates que alimentaban el runrún de la parroquia grana, entre la que era discutido. Pero con el paso de los meses se ganó el corazón del Nou Estadi. Tras una racha de diez victorias, se clasificó al play off en cuarta posición. Una injusticia por el caso Tomeu, en el que pese a vencer ante el Baleares sobre el césped, se perdieron tres puntos en los despachos, hubieran supuesto el primer puesto.  Racing de Ferrol y Sestao fueron las primeras víctimas del play off. En Llagostera, hubo que claudicar.  

La temporada 2014/15 el Nàstic certificó su vuelta a Segunda A por la vía rápida. Cogió el liderato del grupo la jornada 19 y no lo soltó. Se proclamó campeón con una cómoda renta y superó al Huesca en la eliminatoria por el ascenso. Había hallado su botín. «Seguid así, porque ahora la Primera Divsión está más cerca», clamó Vicente ante una Plaça de la Font llena de alegría granate.

La temporada pasada, la del regreso a la Segunda A, pudo ser también la de un paso fugaz por esa categoría de plata con destino a Primera. El equipo rompió los pronósticos y se coló por derecho propio en la zona noble, habitando el play off durante buena parte del curso. El cielo se quedó cerca. El Nàstic finalizó tercero en la liga regular y se ganó plaza en el play off. 

El Osasuna se interpuso en su camino en la primera ronda para subir. Los navarros ganaron por 3-1 en Pamplona y por 2-3 en Tarragona y acabarían ascendiendo. Fue una decepción para un curso casi redondo, que se quedó sin la rúbrica final, una lástima para un equipo que en las últimas jornadas incluso rozó el ascenso directo. Para la memoria queda el éxtasis del gol de falta de Naranjo, precisamente ante Osasuna en la Liga regular, que daba el triunfo a un Nàstic que, de momento, se colocaba segundo ante el delirio grana. 

De ese cielo como un caramelo inesperado, al actual infierno, que tampoco entraba en los planes. Nada le ha salido bien a Moreno este curso. El técnico ha ido agotando su crédito a cada jornada que pasaba, a pesar de la confianza de club y de las ratificaciones. Moreno, que ha dirigido al Nàstic en 129 ocasiones en Liga, ha tenido que hacer frente a un sinfín de obstáculos con una plantilla renovada en profundidad pero con evidentes deficiencias. Todas las soluciones aplicadas han sido insuficientes para rescatar a un equipo que comenzó con mal pie la temporada, un lastre excesivo. 

 

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