Dinastía grana (Nàstic 1 - 0 CF Reus)

Un gol de Pablo Marí en el inicio del encuentro dio el triunfo al Nàstic en el derbi ante el Reus. El cuadro rojinegro dio la cara con un juego de posesión, aunque se estrelló contra el oficio y la disciplina del líder del grupo

19 mayo 2017 23:17 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:33
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El testarazo de Pablo Marí, a los ocho minutos de juego, volvió a teñir de grana el derbi. Otro Nàstic-Reus que cae del lado tarraconense. Se ha convertido en norma. Cinco de los últimos seis duelos vecinales han acabado con la felicidad instalada a orillas del Mediterráneo. Ni la mejor versión rojinegra en un derbi sirvió para que el triunfo cambiara de acera. La historia se repite por enésima vez. La dinastía grana sigue afincada en el trono provincial.

Aunque en esta ocasión, lejos del resultado, ambos salen reforzados. El Nàstic hizo de líder. De equipo inteligente. Marcó a las primeras de cambio y protegió el botín con orden y disciplina. Evitando cometer errores. Es la tónica habitual de esta temporada. Podrá achacársele más ambición para cerrar el partido, pero nadie puede discutir los beneficios del sistema. Prima la efectividad, sin desterrar el buen juego.

Los de Vicente Moreno no regalan nada. Obligan al rival a trabajar con tesón si quieren ‘rascar’ algo positivo. El Reus curró de valiente. Aceptó el papel de protagonista que le ofreció el Nàstic tras el gol de Marí. Asumió ese rol creativo, despojándose del papel secundario con el que se conformaba otras veces. Mostró trazas de equipo de play-off. Expuso un sinfín de ideas. Tenía medio del campo para ello. Con Colorado, Vítor, Óscar Rico y Folch. Pero les falló la conexión con Edgar. El último pensamiento y el más decisivo. Todas las buenas iniciativas fueran o morir estrelladas contra el muro infranqueable instalado ante la portería de Reina.

Intuyó Vicente Moreno el plan de Natxo González. Tenía razón el técnico rojinegro cuando dijo en la previa que «nos conocemos todos demasiado bien». El entrenador grana rehuyó de la superpoblación en la medular con la que previó que iba a salir su rival. Apostó por la velocidad a la espalda de la defensa reusense con Xisco Muñoz y Rayco en los extremos.

Natxo González se dejó de inventos esta vez. Fue a lo seguro. Aquello que su equipo sabe hacer. Sin arrugarse. Es lo que debe hacer un equipo de play-off. El derbi reforzó esa apuesta.

El Nàstic ganó el duelo en el primer cuarto de hora. Los jugadores tarraconenses salieron como motos. Con dos marchas más que el Reus. La intensidad agobió a los futbolistas rojinegros, avasallados en todas las acciones de choque. El gol, no obstante, llegó de estrategia. Los granas están en estado de gracia con las jugadas a balón parado. Con ellas han liquidado a sus últimos tres rivales. A los ocho minutos la puso Rocha al primer palo, donde apareció la cabeza de Marí para superar a Edgar Badia. El portero rojinegro evitó el segundo, a tiro del mismo Rocha, un poco más tarde.

El arrebato inicial local se fue apaciguando, mientras el Reus alargaba las posesiones hasta apropiarse del balón. Un control que no ofreció ocasiones. No supieron echarle mano al Nàstic. El único disparo a puerta del conjunto del Baix Camp fue una volea de Colorado que atrapó Reina en dos tiempos.

El Nàstic pasó a la segunda fase del guión, la consistencia. Dejó hacer, a la espera de un error como el de Marín, ya en la segunda parte, que dejó a Jean Luc llegar hasta Edgar. El disparo del marfileño murió manso a manos del meta reusense.

No faltó la polémica. En el minuto 78, la grada del Nou Estadi (más de 10.700 personas) pidió la expulsión de Semedo por una entrada a Jean Luc. Era el último defensor y el africano iba encarado a portería. El colegiado Gálvez Rascón se limitó a amonestar al jugador luso con amarilla. También el Reus se marchó enfadado. Exigió un penalti en los minutos finales, donde los rojinegros jugaron con más corazón que cabeza. No le quedaba más artillería a Natxo. Subió hasta Edgar, en el suspiro final para vestirse de Álex López. La zaga grana estaba avisada. El Nàstic sigue reinando. En Tarragona y en Segunda B.

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