Edu Fernández, un malabarista secuestra el derbi

Edu Fernández disfrutaría de la eternidad hockística si el consumo del tiempo no debilitara su físico. Lleva tanto tiempo en el máximo nivel que hasta da pereza repasar su hoja de servicios, pero ahí anda, en la pelea, como un rockero al que le da lo mismo cantar ante 20.000 fans que ante 200. Sobrevive a codazos en las costillas y cuerpeos imponentes dentro del área, su hábitat natural. Responde a un perfil en extinción, el de interior, un lugar cada vez más romántico y menos protegido. A ese puesto deberían declararle patrimonio de la humanidad. Lo han dignificado auténticos malabaristas a lo largo de la historia, uno de ellos Edu Fernández, un tipo de apariencia frágil, aunque de una capacidad intelectual superior. Piensa antes que el resto, interpreta y ejecuta. Dispone de talento individual notable.

Edu transportó su sabiduría a un derbi efervescente, fue crucial para que El Vendrell lo campeonara. Lo desequilibró al inicio y lo finiquitó al final, como se les pide a los jugadores diferenciales. El Reus tardó demasiado en amanecer y padeció de fondo de armario, con Àlex Rodríguez en la grada, con inclemencias físicas. Precisamente Garcia no anda sobrado de interiores. Utiliza ahí a Salvat, que ha cursado para esas oposiciones, aunque nunca imaginó en la formación ese papel.

Edu lideró a un Vendrell terriblemente enérgico en la inauguración del partido. Enchufado, defensivamente intenso, solidario. Fernández se encargó de abrir caminos en ataque, con movimientos inteligentes y constantes bloqueos y continuaciones, la famosa puerta atrás en baloncesto. Remató varias veces habilitado, aunque Ballart le respondió con eficacia. Sólo hasta el minuto 12, cuando el delantero se ayudó de un rechace para convertir en gol una pelota muerta, sin dueño y sin rumbo. Enloqueció El Vendrell, esperanzado ante su máximo enemigo.

Del Reus no aparecían excesivas noticias optimistas. Quería controlar, manejar, mandar, pero le costaba acabar sus ataques. Fue castigado de nuevo, esta vez por Cristian Rodríguez, una de las rotaciones lujosas vendrellenses. Casanovas se dolió de un golpe en la cara y quedó descolgado en el centro de la cancha. Corrió El Vendrell la transición con superioridad y la acabó Cristian para el 2-0. Sólo entonces, el Reus empezó a repartir responsabilidades. Las tomaron Marín y Torra, que conectaron al equipo en ataque. Llevaron la pelota con frecuencia a los fondos para generar espacios y amenazar Camps, que necesitó actuar. No atajó una buena conexión entre Torra y Salvat. La bola chocó en el poste, la recogió encantado Bancells para empujarla. Ya muy cerca del respiro.

El derbi quedó inmerso en un escenario clásico en los últimos tiempos, el de la emoción y la intriga. Se mantuvo en ese clima hasta el desenlace. El Reus creció bajo un juego armado en el control, aunque no pudo evitar las salidas venenosas de su rival, muy vertical a la contra. Marín y Jordi Ferré no definieron dos directas con aire decisivo, justo antes de una acción crucial. Salvat convirtió al segundo poste un servicio delicioso de Torra, pero los jueces decidieron anular el empate con misterio. Curiosamente, Edu compareció poco después para impulsar a El Vendrell con el 3-1. En una maniobra estética, técnica, escupiendo la pelota a media altura. Con sólo ocho minutos al frente.

El Reus no conoce la palabra rendición. Ni siquiera la contempla. Por eso sobrevivió hasta la extenuación. Casanovas culminó, también en el segundo poste y tras un pase de Torra, el 2-3, aunque la épica no rescató los honores reusenses esta vez. No bastó. El derbi premió el virtuosismo de Edu.

Ficha Técnica

CE Vendrell: Camps, Ferré, Mitjans, Navarro y Edu Fernández. También jugaron: Cristian Rodríguez.

Reus Deportiu: Ballart, Casanovas, Bancells, Marín y torra. También jugaron: Salvat.

Goles: 1-0, Edu Fernández (12'), 2-0, Cristian (18'), 2-1, Bancells (23'), 3-1, Edu Fernández (42'), 3-2, Casanovas (48').

Árbitros: Villar y López. Sin cartulinas.