El Tiempo
Estado Carreteras
Whatsapp
Encuesta
Directorio Empresas
Juegos
La llamada del Barça es aparatosa. No conviene dejarse deslumbrar. «Para el chaval es una experiencia más en el fútbol, de un año, o de lo que dure. Son niños, ya juegue en el Reus o en el Barça», cuenta David Torrents, padre de Jofre, un crío de diez años de La Selva del Camp que se acaba de incorporar al alevín de primer año del Barça.
«Es una vivencia más. No quiere decir que se pueda dedicar al fútbol. Lo que dure estará bien. ¿Cómo le dices a un niño de siete años que no puede ir al Barça?», se pregunta Gabriel Font, padre de Sergi, que ya se curte en el prebenjamín ‘culé’. Sergi, un salouense de siete años que estudia en el Col·legi Elisabeth, militaba en el CF Reus y ahora da el salto al club azulgrana.
Cuatro niños de la provincia se han incorporado a la disciplina ‘culé’. Tres días a la semana, un taxi les pasa a recoger a la salida del cole y les lleva a Barcelona a entrenar. Regresan a casa sobre las 22.00 horas. Y, en fin de semana, partido. Un ajetreo.
«Son cinco horas por la tarde fuera de casa. Para un niño es mucho. Soy profesor de Primaria. Era más reacio a que lo hiciera, pero al final la familia hizo presión y me convencieron. Tampoco quería que me reprochara que un día vino el Barça y dijimos que no», relata Lolo Gallego, padre de Dani, otra adquisición del Barça para este curso. Es de Sant Jaume dels Domenys y procede de la Escola Marc Bartra. Tras unos pocos entrenos, el padre ya ve progresos: «Ya le he visto hacer cosas que antes no hacía a nivel defensivo».
También mejora Pedro Demiddi, otra promesa que ya se desenvuelve en Can Barça. También llega del CF Reus. Tiene nueve años. «Le empezaron a seguir en abril del año pasado. Fue yendo a varias pruebas y al final le cogieron», explica Alejandro, su padre.
La adaptación es dura pero provechosa. No es fácil para un niño asumir ese ritmo de entrenamientos y combinarlo con los estudios y los desplazamientos; tampoco pasar de ser el mejor de su equipo a tener competencia y una exigencia más alta.
Esta nueva hornada de futbolistas confirma a Tarragona como suculenta cantera para las categorías inferiores. Especialmente prolífico es el CF Reus. Si el año pasado Jaume Jardí fichó por el club ‘culé’, en esta ocasión tres son los jugadores que siguen sus pasos. «Se están haciendo las cosas bien. Le hemos dado mucha importancia a la cuestión formativa, pero es un trabajo de muchos años, que empezó hace tiempo», cuenta Marc Carrasco, responsable de la base junto a Iván Taranilla.
En esa captación de talento juegan un papel clave los centros de tecnificación, una especie de campus de entrenamiento que imparte el Barça para futbolistas de otros equipos. En la provincia, el campo de Mas Pellicer, en Reus, acoge el centro, que inicia la temporada este lunes con una jornada de puertas abiertas, de 17.45 h. a 19.15 h. «El objetivo es mejorar la técnica individual de cada jugador y portero gracias a un trabajo personalizado. La idea no es competir con otros clubes, sino trabajar con ellos para perfeccionar la destreza de cada jugador», cuenta el ampostino Agustí Zaera, el coordinador de la escuela.
Esas sesiones son, sólo a veces, puerta de entrada a hacer un test en Barcelona. Sin embargo, el objetivo principal es inculcar la metodología Barça, más allá del club. Los interesados en inscribirse a esas sesiones pueden dirigirse al móvil 605995166. Hay 70 plazas disponibles.
