El Barça sucumbe al ‘Centenariazo’

FÚTBOL. El Valencia se aprovechó de la depresión culé para ganar su octava Copa del Rey (1-2)

25 mayo 2019 21:50 | Actualizado a 26 mayo 2019 19:28
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Se hace muy, muy difícil no empatizar con las lágrimas de Dani Parejo mientras celebraba malherido el primer título del Valencia después de 11 años. El capitán de los murciélagos fue el mejor del partido hasta que el destino, en forma de lesión, privó al espectador del placer que es verlo jugar. A sus 30 años y en el mejor momento de su carrera, él ejemplifica con su fútbol cómo este equipo se levantó en mitad de lo que parecía otro fracaso de temporada para lograr su octavo título de la  Copa del Rey, además de lograr la cuarta posición en liga. Y delante no había un cualquiera. Delante estaba el rey de copas, el Barça. Rompió su hegemonía de cuatro títulos consecutivos con una histórica por 2-1. 

Arrancaba el partido con susto para el banco catalán. Lenglet regaló un balón imperdonable que dejó a Rodrigo absolutamente solo ante Cillessen. Con todo a favor, el español se escabulló de la salida del holandés y, sin oposición, solo necesitó meter la pelota entre palos. Cuando medio Benito Villamarín se preparaba para festejar, Piqué apareció de la nada para evitar el tanto en la misma línea de gol y mantener el resultado a cero. 

Con solo cinco minutos de juego, el Valencia se había encontrado con un motivo por el que seguir apostando por su plan inicial. El inamovible 4-4-2 de Marcelino aguardaba atrás con un bloque de presión bajo, preparado para recuperar balones y trasladarlos a Parejo, que asistiría en profundidad a los puntas, Gameiro y Rodrigo. 

La réplica del Barça llegó de las botas del de siempre. Sin su amigo y socio al lado, Messi lanzó un eslalon que terminó con un remate con la diestra que a punto estuvo de sorprender a Jaume tras un rebote. 

El turno era ahora para el Valencia. Esta vez no perdonaría. Paulista ejerció de quarterback asistiendo en profundidad a Gayá, que divisó a Gameiro absolutamente solo llegando por el centro del ataque. El francés esquivó la desesperada marca de Alba y fusiló a un Cillessen que prácticamente ni vio el balón (0-1). En el minuto 21, el Barça se veía en la obligación de hacer un reset y solucionar el problema antes de que cicatrizase.

El Valencia se encargó de hacer más grande la hemorragia. Mientras el Barça seguía anestesiado, Parejo jugaba su particular partido, unos segundos adelantado del resto, sabiendo qué hacer en cada momento antes que cualquiera lo adivinase. Pasada la media parte, una acción soberbia del capitán ‘che’ acabaría con el segundo gol de su equipo. Protegió el balón con pausa, sin rifarlo, y dejó solo a Coquelin, que retó a Carlos Soler y Jordi Alba a un esprint con un pase en profundidad medido. El extremo valencianista dejó en evidencia al azulgrana, llegó a la línea de fondo y puso el balón entre Cillessen y la pareja de centrales culé para que, absolutamente solo, Rodrigo pusiese de cabeza el 0-2. 

Pudo recortar la ventaja el Barça antes del descanso. Despertaron los de Valverde tarde, como ha sido habitual en la fase final de la temporada, y tuvieron dos ocasiones claras para afrontar la segunda parte con optimismo. Apareció Coutinho por el centro del ataque, que combinó con Messi entre el bosque de piernas rival. El argentino disparó con furia, pero no sorprendió a Jaume. Un minuto después volvió a aparecer el guardameta para atrapar un disparo envenenado de Rakitic. Dos actuaciones que permitían al Valencia afrontar el descanso con un resultado que les acercaba al título. 

Valverde no esperó para tratar de cambiar el rumbo de la final. Vidal y Malcom sustituyeron a Arthur y Semedo. Pese al buen inicio de segunda mitad del Barça, el que pudo sentenciar fue el Valencia en un disparo lejano de Guedes que se marchó lamiendo el palo. 

Al instante, el Barça puso dos marchas más de intensidad, no de cabeza ni razón. Messi se cargó el equipo a las espaldas y a punto estuvo de abrir el camino a la esperanza con una jugada espectacular, sacando un disparo con el exterior en un palmo de terreno que el palo escupió. 

El Valencia, con el paso de los minutos, consiguió neutralizar el empuje que había demostrado el Barça a la vuelta del descanso. A cada contraataque ‘che’, el Barça asumía el riesgo de recibir un golpe definitivo.

Piqué ejemplificó la tardía reacción culé sumándose en los últimos minutos para convertirse en la referencia en ataque. Muy cerca estuvo de salir de sus botas el gol de la esperanza del Barça, en un disparo de nueve puro que no encontró portería por muy poco. 

Finalmente llegó el tanto del Barça. A falta de 12 minutos para el final, Jaume despejó como pudo el cabezazo de Lenglet, y Messi solo tuvo que empujar el esférico para reavivar la esperanza azulgrana. 

Malcom fue otro que puede sentirse orgulloso de su actuación. No dejó de percutir por la banda derecha y demostró en el último partido de la temporada haber merecido más oportunidades. 

Los últimos minutos fueron de infarto. El empuje se mezcló con la extenuación de 22 jugadores que prácticamente no podían mantenerse en pie. Fue el Barça el que no dejó de colgar balones al área, pero fue el Valencia el que tuvo las ocasiones más claras. Fueron dos de Guedes, que parecía que había apostado en contra de su equipo. Erró solo ante Cillessen con todo a favor y también perdonó la sentencia en un disparo lejano con la portería vacía, mientras el portero holandés retornaba a su campo después de sumarse a la búsqueda del gol del empate. Al final no se movió el 1-2 y el Valencia acabó rompiendo la hegemonía del Barça y se proclamó campeón de la Copa del Rey por octava vez, su primer título después de 11 años. El Barça cierra la temporada con una liga que sabe a muy poco y con la necesidad de un profundo debate sobre dónde se dirige el club.
 


 

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