El 'Fenómeno oscense' de Calafell

José Luis Calvo fijó su residencia en el municipio tarraconense hace 17 años. Sobrino de un ex jugador del Huesca, tuvo que deja atrás El Alcaraz y conformarse con ver a su equipo en sus visitas al Nou Estadi

19 mayo 2017 16:35 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:35
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Calafell dibujó un nuevo futuro para José Luis Calvo y su familia. Uno en el que ya no cabía la liturgia quincenal del Alcaraz. Un sustento económico a 230 kilómetros de Huesca era motivo más que suficiente para aparcar los colores y guardarlos en el cajón de la memoria infantil. Las tardes de fútbol en las gradas del estadio oscense junto a su padre y hermano daban paso a una nueva vida que ha acabado convenciendo a la familia Calvo. Hace 17 años que residen en el municipio tarraconense.

Los colores azul y grana de la SD Huesca aparecen cuando pueden. En la pantalla del móvil, siguiendo los encuentros de reojo, o en la televisión, si los horarios familiares permiten el lujo.

Desde la distancia siempre es más difícil mantener encendida la llama de la pasión balompédica. En el fútbol de salón no hay cervezas con los amigos o charlas previas en los alrededores del estadio. El calor de una grada es irreproducible. Ni que la pantalla sea de 60 pulgadas.

Para José Luis la delicia de una tarde de fútbol no es tanto el césped como la ‘ceremonia’ previa al partido. Alrededor de una barra se cultivan amistades entre parroquianos. Si fuera por esas charlas y discusiones, el Huesca no tendría rival.

Las echa de menos y por eso, cuando regresa a Huesca no pierde la ocasión de juntarse con sus amigos de siempre y regresar al sagrado feudo azulgrana. Cada vez cuesta más, porque el tenis y el baloncesto que practican sus hijos ocupan ahora el lugar que pertenecía al fútbol.

A José Luis lo del Huesca le viene de lejos. Su tío Jesús fue portero del primer equipo y más tarde ocupó un cargo directivo en la entidad. Su hermano es quien mas reserva el legado genealógico. Es miembro de la peña ‘Fenómenos oscenses’, una de las más activas en las iniciativas de la masa social azulgrana. Junto a ellos verá el partido de este sábado en el Nou Estadi.

Y es que cuando más puede disfrutar de su equipo es en los desplazamientos a Catalunya. Trata de no perderse ni uno. Acudió a la mayoría de partidos de Segunda B, cuando jugaban en el grupo catalán. Esta temporada no faltará tampoco a la cita de Reus ni a la de Girona.

Como es costumbre pasará la jornada completa disfrutando de la extraordinaria convivencia que existe entre las aficiones. «Nos llevamos fenomenal con los seguidores de Nàstic. El año pasado fuimos en barca por el puerto, luego comimos juntos en el Serrallo y acabamos viendo el partido», explica José Luis. Este año también habrá comida de hermandad. Si la hubo en la disputa del play-off de ascenso a Segunda de hace dos temporadas, ¿cómo no lo va a haber ahora?

Se ha acostumbrado a ver a su equipo perder en Tarragona. «He ido 4 o 5 veces para ver al Huesca y no hemos ganado nunca. Como mucho he visto un empate», dice con cierta ironía.

17 años en Tarragona le han acercado al Nástic. Trabaja de comercial y recorre a menudo las carreteras de la provincia en donde ha trabado amistades granas que le han convencido alguna vez de ir a la Budallera.

Por eso, aunque espera que este sábado ganen los suyos, desea que el Nàstic se mantenga en la categoría de plata. «Con los fichajes creo que irán para arriba. Lo deseo», asegura.

Al menos así puede disfrutar de su Huesca una vez por temporada.

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