El Nàstic cae ante el colista (Badalona 2-1 Nàstic)

El Nàstic pierde en Badalona un partido en el que entró frío y que aunque se repuso volvió a regalar la victoria

10 noviembre 2019 21:57 | Actualizado a 13 noviembre 2019 11:09
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Cada vez cuesta más explicar los partidos del Nàstic. Detallar cómo los rivales, sea quien sea y llegue como llegue al partido, marcan goles hasta tropezando. Extremadamente complicado es argumentar la actitud del equipo al salir al campo. No se puede salir más derrotado. Y por último, los errores individuales. Es prácticamente imposible relatar el 2-1 que logró el Badalona. Cómo Bonilla entrega su espalda o la lentitud de Perone para atacar el rechace de Bernabé. Un cúmulo de fallos que lamentablemente se han convertido en habituales. No hay partido que no se produzcan dejando un hecho preocupante: a este Nàstic le gana hasta el colista.

Si te hacen goles fácilmente, al menos, pon actitud. Es indecente la forma en la que salió el equipo al campo. Una tomadura de pelo al club y a los aficionados. Una cosa es comenzar dormidos y otra, bien diferente, es entregarse con sumisión al rival. Hubo falta de actitud, desconcentración y desorden. Un cóctel frustrante para ir a los cinco minutos de juego perdiendo 1-0 y gracias. Una falta tan rigurosa como innecesaria de Juan Rodríguez regaló una falta en la frontal que Kilian convirtió en gol con la fortuna de un rebote que sorprendió a Bernabé. Pero es que dos minutos después, el mismo futbolista mandaba una pelota al poste. Penetró en el área con una facilidad desesperante. Recortó a Valentín y disparó con potencia. Un roce lo desvió lo justo para que no supusiera el 2-0. 

El Badalona se llevaba todos los duelos por empuje. Iban con todas mientras los granas rehuían el choque físico. La defensa volvía a las andadas. Se funde a cada embestida contraria. Pasean la mirada mientras el balón va dando tumbos en el interior del área sin saber qué hacer. Sin fuerzas ni frescura para posicionarse como deben y reventar la pelota antes de que sea demasiado tarde. Parecen un decorado en los goles del adversario. 

La comparativa de las transiciones de un equipo y otro dejaban al Nàstic en muy mal lugar. El Badalona hacía correr a la lenta zaga de espaldas provocando faltas que se venden caras en este tipo de escenarios. Por fortuna, el laboratorio de Manolo González, recién llegado, todavía está sin pulir. 

Sin velocidad, el equipo tarraconense trataba de aferrarse a superar líneas con combinaciones de dentro hacia fuera. Asociaciones que no funcionaban. Los futbolistas granas eran incapaces de llegar a la zona peligrosa del Badalona. El primer tiempo se convirtió en un acto de fe. Hay que ser muy del Nàstic para permanecer en su asiento (la cincuentena de aficionados desplazados) o mantener fijos los ojos en la pantalla.

Todo cambió en los últimos minutos de la primera mitad. En la única llegada con cara y ojos del Nàstic apareció Pereira para marcar su primero gol de grana. El menudo delantero saltó libre de marca en el primer palo para cabecear a la red un exquisito centro de Pol Valentín. Quedaban cinco minutos para el descanso pero ese tanto esbozó un guión diferente. Con el equipo de Bartolo más valiente y directo. 

El peso del encuentro pasó tras pasar por el vestuario a terreno badalonense. La situación de la tabla afecta a los dos equipos. Cuando el rival aprieta las piernas tiemblan. Si en el primer tiempo sufría el Nàstic el pánico escénico en la segunda mitad el temor se le pasó al Badalona. 

El plan de Bartolo comenzó a funcionar. El equipo llegaba por bandas y nutría de pelotas a los dos delanteros que comenzaban a merodear el gol. Pereira con más intensidad que un Pedro menos acertado en sus movimientos.

Valentín conseguía irse de su marcador con facilidad. Sus incursiones desajustaban al Badalona que no sabía como frenar al gerundense. En una de esas logró llevarse el balón hasta dentro del área. Su centro llegó a Pereira que remató por encima de la portería. También Giner persistía por la izquierda en unas bandas más incisivas. 

El Badalona estaba desesperado. Sin aire para salir y bloqueado por un Nàstic bien colocado que fue llevando a su rival contra las cuerdas. Pero en duelos de dinámicas negativas la de los granas es claramente peor. Los grandes tienen eso. Si van bien van muy bien pero si van mal, es desastroso. Una solo vez consiguió llegar el cuadro local a terreno de Bernabé en toda la segunda mitad. Parecía difícil que pudiera salir nada bueno de un balón que Chema Moreno pelea de espaldas con Bonilla. No solo la pinchó, se fue del lateral y consiguió superar a Bernabé. El portero frenó el esférico que le cayó a Cris Montes, que puso más énfasis que Perone, para poner el 2-1 y volver a dejar la misma cara de tontos que quedó en Olot, Valencia, Cornellà...

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