El Nàstic firma un punto excelente en el Coliseum (Getafe 1 - 1 Nàstic)

Los granas empatan ante el Getafe con una segunda mitad de mucho oficio en la que Achille igualó el tanto de Portillo

19 mayo 2017 15:33 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:33
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El Nàstic rascó un punto en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe que hubiera firmado nada más empezar el partido. Sumar en el mismo césped por el que hace menos de un año pastaban Cristiano Ronaldo y Messi es un resultado excelente.

El Getafe juega otra liga. La de los ricos y poderosos. El Nàstic trata de huir de la zona menos agraciada con mucho sudor y sufrimiento. El que le hizo falta para lograr ese puntazo que lleva aparejado una buena dósis de ánimo para encarar el derbi de la próxima jornada ante el CF Reus.

El equipo interpretó el segundo acto a la perfección. Cayó en la trampa de Bordalás en la primera parte, pero Merino supo reaccionar en el descanso. Cambio del 5-3-2 al 4-2-3-1 y le dio el efecto deseado. El Nàstic igualó el gol de Portillo, con un tanto de Achille Emaná, y desesperó al ‘Geta’ con un oficio inmejorable y la inspiración de Reina que aguantó al equipo en los momentos más desesperantes.

Los equipos de Bordalás no se caracterizan por la posesión. Son conjuntos que parten del posicionamiento disciplinario sobre el campo. Un bloque compacto que entrega el cuero sin miramientos ni pudor alguno al contrario. Un doble pivote de contención, con Sergio Mora y Paul Anton, lo dicen todo. Sin debates de ningún tipo. Un estilo cerrado que sirve para el Coliseum Alfonso Pérez o para jugar como visitante. Es prioritario asegurar sus dominios y esperar a un error del rival para marchar con peligro sobre la portería rival. Bordalás lleva años en la categoría. Ha asumido esa práctica y la ha desarrollado a base de ascensos. El último la pasada temporada con el Alavés.

El Nàstic, advertido de ello, optó por una posesión conservadora del balón. Con posesiones sin rifar y pases seguros buscando el hombre libre. Se creyó seguro tras un primer cuarto de hora plano sin ocasiones. Uno no quería la pelota y el otro no arriesgaba. Pero nadie está libre de errores. Mossa cometió el primero a los 15 minutos. Su despeje impactó contra un jugador del Getafe con el infortunio de caer a pies de Jorge Molina. Reina, atento, salió como un resorte para tapar espacios y evitar el tanto del delantero estrella del cuadro madrileño.

El Getafe vio que el plan podía funcionar sin grandes esfuerzos. Sólo les bastaba con adelantar un poco las filas y presionar la salida de balón tarraconense.

Los pupilos de Juan Merino comenzaron a perder fluidez en la circulación. La presión exigía más riesgo y con ellos, los errores. Jorge Molina volvió a exigir una gran intervención de Reina que salvó el 1-0. Pese a ello, el atacante de Alcoy empezó a sentirse cómodo sobre el césped. Encontraba espacios a la espalda de la zaga de tres grana. Especialmente por el flanco derecho, de donde partió el tanto local. Suzuki y Gerard regalaron tiempo a Jorge Molina para que pudiera pensar el movimiento. Observó la entrada de Portillo en el segundo palo y le sirvió el gol en bandeja.

El tanto desarmó al Nàstic. La idea era no encajar. Dejar que el tiempo se consumiera sin sobresaltos y llegar a los 90 minutos con el mismo marcador que al comienzo. Un punto era suficiente para regresar a Tarragona. El tanto de Portillo rompía ese guión y obligaba al cuadro grana a arriesgar algo más para llevar peligro al área del Getafe, después de un primer acto en el que sólo Álex López había disparado entre los tres palos. Un tiro suave y fácil para el portero.

Merino entendió el nuevo escenario. Interpretó que valía la pena probar algo más atrevido. Era uno de esos partidos con mucho a ganar y poco a perder. Y con el 1-0 todo lo que tenía por perder ya lo habían hecho. Dejó a Mossa en el vestuario por la amarilla que había visto para evitar perderlo de cara al derbi ante el CF Reus y varió el dibujo táctico para regresar al 4-2-3-1 con Muñiz y Lobato por las bandas.

El cambio surgió efecto de inmediato. A los 50 segundos de la reanudación combinación de Muñiz y Emaná por la izquierda que finaliza el camerunés con un disparo raso que supera al meta.

No le sentó bien el nuevo planteamiento grana al Getafe. Pero el equipo madrileño se apoyaba en la inmensa calidad de sus hombres de arriba para llevar peligro a los dominios de Reina. El arquero madrileño volvió a aparecer como un protector cuando Pacheco le fusiló desde el área pequeña.

El sistema permite lucirse mucho más a Tejera. Cuanto más toca el balón el barcelonés mejor rendimiento ofrece el Nàstic. Si hubiera que elegir un futbolista insustituible de la plantilla, indudablemente se trataría de Sergio Tejera. Está a un nivel descomunal. Para jugar en Primera. Controla, protege, interpreta el partido y ejecuta la partitura con precisión magistral.

El 1-1 incomodaba al Getafe. El Nàstic se daba por servido. No así el conjunto madrileño que necesitaba sumar los tres puntos para seguir en esa dura lucha por el play-off. Los de Pepe Bordalás buscaban sin saber bien por dónde ir. El cuadro grana cerraba espacios.. Perone, Suzuki, Molina y Bouzón trabajaban a destajo pero quirúrgicos.

El Nàstic, replegado se limitaba a tirar contragolpes rápidos, pero Álex López estaba fundido y Stephane Emaná no lograba despegarse de los centrales. Iban con demasiada prisa y perdían balones tontamente.

 

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