El Nàstic mejora sus estadísticas de juego pero sin traducirlas en puntos

Ante Osasuna y Cádiz el equipo dio más pases, recuperó más balones y tuvo más posesión que la media de la temporada pero acabó derrotado en ambos partidos

04 marzo 2019 18:33 | Actualizado a 06 marzo 2019 11:18
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Dentro de la mediocridad en la que se ha movido el juego del Nàstic durante toda la temporada, los dos últimos encuentros ante Osasuna y Cádiz han abierto la esperanza a los aficionados. No tanto porque esa mejora se haya visto recompensada con puntos, sino porque como mínimo aspiran a ver un mejor estilo de los suyos que les acompañe, si no ocurre el enésimo milagro, a descender dignamente.

La mejoría del equipo no se sustrae solo de las sensaciones ‘in situ’. Los números confirman ese ligero avance a nivel futbolístico. Entre algunos de los datos que lo ratifican están los pases logrados. La media de la temporada es de 282 pases con un 74% de completados, mientras que frente a Osasuna fueron 372 (75,54% logrados) y ante el Cádiz (378 y 77,25%). No eran pases en balde. La mayoría fueron hacia adelante, en busca de la progresión del equipo hacia arriba.

Más de una vez, los seguidores del Nàstic abandonaban el Nou Estadi con la sensación de que su equipo no era capaz de hilvanar «tres pases seguidos». Y era totalmente cierto. Esta temporada solamente han superado el promedio de tres pases por posesión en diez encuentros. Cinco de ellos en la etapa de José Antonio Gordillo. De la mitad correspondiente a Enrique Martín, dos de ellos han sido en las últimas dos jornadas.

También la posesión ha ido mejorando. El equipo ha conseguido controlar el esférico durante más tiempo en estas dos últimas fechas. Un 47,1% frente a Osasuna en El Sadar, dato relevante para tener delante al líder en su estadio, y un 56,3% contra el Cádiz, uno de los equipos más en forma de la categoría.

A nivel defensivo el conjunto tarraconense ha mejorado sus prestaciones en los últimos quince días. Rara vez superaba los 100 balones recuperados, mientras que en Pamplona consiguió quitarle 111 balones a los jugadores de Osasuna y 120 a los futbolistas del cuadro gaditano.

Si bien nada de eso fue suficiente para conseguir puntos. El Gimnàstic cayó en casa frente al Cádiz (2-3) y también en El Sadar, feudo de Osasuna (1-0) con un gol fantasma de Roberto Torres.

Dos sistemas definidos

Enrique Martín se ha concentrado durante su estancia en el Nou Estadi con dos sistemas, con pequeñas variantes. Su característico esquema de tres centrales y dos carrileros y la doble línea de cuatro con uno o dos delanteros en la parte delantera.

El primero fue el que apostó durante sus primeros compromisos. Tenía jugadores para ponerlo en práctica y lo hizo durante                seis jornadas consecutivas. Seis encuentros en los que únicamente logró una victoria, la de su debut ante el Oviedo (2-1) y el empate en casa ante el Almería (2-2).

Se avino a cambiar de sistema ante el Granada y aunque el Nàstic perdió (0-1) fue un partido con muchos aspectos positivos. Tiró más que nunca a puerta (13 disparos), le tiraron poco (4 disparos), dominó más (49% de posesión) y también aumentó el número y la precisión de los pases de los futbolistas.

Eso le llevó a mantener el dibujo en Extremadura con el resultado de la primera victoria (y única) a domicilio del curso.

Aguantó cuatro partidos más con la defensa de cuatro, con un atacante más adelantado, hasta que ante Las Palmas decidió recuperar su plan primario. No le fue del todo mal, pero su exposición en Majadahonda evidenció la falta de compenetración del equipo con esa propuesta.

Cambio de guión, nuevamente, para insistir en el 4-4-1-1 en Riazor, con empate meritorio, ante el Cádiz y en Osasuna, con la modificación de que en El Sadar fueron dos delanteros (Sadik y Kanté) los que se movían en línea arriba.

Precisamente, la mejora de la calidad del juego tiene mucho que ver con la presencia del sabadellense en ataque. Su disposición a participar del juego y la capacidad de asociación que aporta dotan a sus compañeros de más recursos para soltar el esférico. Buscar al punta con balones largos sigue siendo una premisa táctica,  pero la transición con balón a ras de suelo ya no desentona. La plantilla asume cada vez más que tiene talento para hacerlo y se atreven a avanzar la formación con el balón pegado.

Pero tada mejora sigue sujeta a un avance clasificatorio. El Gimnàstic sigue de colista, a ocho de la permanencia. Si los resultados no llegan, ni esa mejoría salvará al Nàstic ni a Enrique Martín.

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