El Olot, un proyecto único en el grupo III

El conjunto gerundense, una filosofía basada en la apuesta por jugadores formados en Catalunya, Valencia y las Islas

26 octubre 2019 16:50 | Actualizado a 26 octubre 2019 16:52
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Olot se ha convertido en una plaza especial en el grupo III de la Segunda División B. En la temporada 2015-2016, el conjunto gerundense descendía a Tercera División. Aquel fracaso se tomó como una oportunidad para intentar renacer sobre otras bases. «Renació la idea del compromiso con la ciudad, la comarca y Catalunya porque perdimos nuestra dimensión y compromiso social», explicaba el presidente del Olot, Juan Agustí en un reportaje de El País.

La nueva filosofía del Olot iba a imitar en cierta manera por la que lleva apostando el Athletic de Bilbao durante toda su historia. «Decidimos que todos los jugadores del equipo deben haber sido formados deportivamente en Catalunya o países catalanes como Valencia y las Islas», explicaba Agustí.

Desde entonces, el Olot ha conseguido un ascenso a la Segunda División B y se ha establecido en la categoría de bronce del fútbol español en la que transita con cierta comodidad durante las últimas temporadas. Con el paso de los años cada vez está más instaurada la esencia del club y desde otros lares de España se observa con admiración el crecimiento de un equipo que apostó por el romanticismo en tiempos donde el capital manda por encima de todo en el mundo del fútbol.

Más allá de su identidad como club, el Olot también se ha convertido en un equipo muy fiable en cuanto a su estilo. Se trata de un conjunto muy asociativo que apuesta siempre por el protagonismo mediante la pelota. La mueve con criterio y busca siempre empezar por dentro para acabar por fuera, donde sus extremos buscan el uno contra a uno o el centro al área.

Por lo visto en los anteriores partidos, es un equipo que busca sobre todo atacar por la banda derecha, en la que suele volcar su juego ofensivo con Blazquez y Grant.

Además, en fase defensiva es un equipo que intenta imprimirle mucho ritmo a los encuentros. Busca situar al rival en un contexto irritante en todo momento, mediante una presión alta de la que es difícil salir, salvo que se tenga una salida desde atrás muy trabajada y pulcra.

Hay dos jugadores que marcan el ritmo del Olot. Si ellos están bien, el conjunto dirigido por Raúl Garrido lo está. Hèctor Simón y Eloi Amagat son dos veteranos mediocentros con muchos partidos a sus espaldas y todavía con un presente firme. Ni mucho menos están de vuelta en el mundo del fútbol, ya que son capaces de desequilibrar y le dan al equipo un saber estar clave en esta categoría.

El Nàstic visita el Municipal d’Olot, uno de los escenarios más complicados del grupo III. Uno de esos feudos en los que toca correr detrás de la pelota durante muchas fases. Una prueba de fuego para ver si el conjunto grana ha mejorado.

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