El Reus prolonga su fiesta en Lloret

Los rojinegros suman una importante victoria en la OK Liga (1-5), dos días después de la conquista europea ante el Porto. La fatiga física y mental no pasa factura a un equipo que tira de experiencia

19 mayo 2017 15:45 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:45
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El Reus alargó la fiesta que inició el sábado ante el Porto, dos días después en Lloret, esta vez inmerso en un partido rutinario, alejado del lujo europeo. En todo caso, los de Mariotti fueron extremadamente rigurosos con su profesión y  sus intereses domésticos. Vencieron con solvencia, a pensar de empezar perdiendo, y se consolidan en la segunda plaza de la OK Liga. Ni la fatiga ni la carga mental frenaron al equipo rojinegro.
El Reus necesitó sobreponerse al gol temprano de los locales. En concreto de Marc Grau, que culminó una acción individual cuando el partido todavía no se había madurado. Mariotti optó por Salvat y Álex Rodríguez en el quinteto titular, ya que Platero y Marín arrastraban secuelas físicas de la batalla europea del sábado. Los cambios no debilitaron al equipo. Salvat igualó el partido cerca de los diez minutos y Casanovas, de penalti, se encargaba de poner por delante al Reus, con la autoestima por las nubes tras su última conquista.
El de Lloret era un desafío con mono de trabajo. De ir resolviendo sin prisa pero sin pausa. Platero alimentó esa idea con el 1-3 justo antes del intermedio. Una ventaja de oro para cuidar y, si se daba la opción, aumentar con el paso de los minutos. El Reus había logrado lo más complicado, sobre en una pista difícil como la de La Selva. El marcador no se movió y los dos equipos acudieron al respiro con sensaciones distintas. Antes, Henriques atajó una pena máxima al local Ametller. No es noticia en el meta portugués, experto en esa labor.
Sus prestaciones en las acciones de bola parada dan puntos y clasificaciones. En el Reus sienten calma cuando deben asumir ese tipo de registros en contra. Henriques guardó un botín interesante para el segundo acto.
No se modificó el rumbo de la noche, porque el Reus exhibidó experiencia para gestionar los tiempos. Sin alardes ni un juego enamoradizo, pero sí muy práctico. Esquivó el cansancio físico y mental con cordura. Marín no acertó en un tiro directo para la sentencia, aunque Álex Rodríguez sentenció el partido mediada la segunda mitad, con el quiero y no puedo del Lloret, un rival extremadamente joven, aunque con un entusiasmo descomunal. Henriques volvió a lucir figura en una pena máxima y un tiro directo que detuvo otra vez, como en un bucle soñado. 
La fuerza del arquero se trasladó a unos compañeros firmes en el trabajo. Torra, además, ya en plena agonía de la velada, sí culminó un tiro directo para adornar el resultado y culminarlo en goleada. En Lloret, precisamente, la que fue su segunda casa en aquellos inicios esperanzadores. El 1-5 reflejó una superioridad que se había escrito mucho antes.
El Reus alargó la fiesta que inició el sábado ante el Porto, dos días después en Lloret, esta vez inmerso en un partido rutinario, alejado del lujo europeo. En todo caso, los de Mariotti fueron extremadamente rigurosos con su profesión y  sus intereses domésticos. Vencieron con solvencia, a pensar de empezar perdiendo, y se consolidan en la segunda plaza de la OK Liga. Ni la fatiga ni la carga mental frenaron al equipo rojinegro.

El Reus necesitó sobreponerse al gol temprano de los locales. En concreto de Marc Grau, que culminó una acción individual cuando el partido todavía no se había madurado. Mariotti optó por Salvat y Álex Rodríguez en el quinteto titular, ya que Platero y Marín arrastraban secuelas físicas de la batalla europea del sábado. Los cambios no debilitaron al equipo. Salvat igualó el partido cerca de los diez minutos y Casanovas, de penalti, se encargaba de poner por delante al Reus, con la autoestima por las nubes tras su última conquista.

El de Lloret era un desafío con mono de trabajo. De ir resolviendo sin prisa pero sin pausa. Platero alimentó esa idea con el 1-3 justo antes del intermedio. Una ventaja de oro para cuidar y, si se daba la opción, aumentar con el paso de los minutos. El Reus había logrado lo más complicado, sobre en una pista difícil como la de La Selva. El marcador no se movió y los dos equipos acudieron al respiro con sensaciones distintas. Antes, Henriques atajó una pena máxima al local Ametller. No es noticia en el meta portugués, experto en esa labor.

Sus prestaciones en las acciones de bola parada dan puntos y clasificaciones. En el Reus sienten calma cuando deben asumir ese tipo de registros en contra. Henriques guardó un botín interesante para el segundo acto.

No se modificó el rumbo de la noche, porque el Reus exhibidó experiencia para gestionar los tiempos. Sin alardes ni un juego enamoradizo, pero sí muy práctico. Esquivó el cansancio físico y mental con cordura. Marín no acertó en un tiro directo para la sentencia, aunque Álex Rodríguez sentenció el partido mediada la segunda mitad, con el quiero y no puedo del Lloret, un rival extremadamente joven, aunque con un entusiasmo descomunal. Henriques volvió a lucir figura en una pena máxima y un tiro directo que detuvo otra vez, como en un bucle soñado. 

La fuerza del arquero se trasladó a unos compañeros firmes en el trabajo. Torra, además, ya en plena agonía de la velada, sí culminó un tiro directo para adornar el resultado y culminarlo en goleada. En Lloret, precisamente, la que fue su segunda casa en aquellos inicios esperanzadores. El 1-5 reflejó una superioridad que se había escrito mucho antes.

 

Lloret: Ferran Serra, Lluís Grau, Marc Grau, Álex Grau, David Plaza. También jugaron: Ametllet, Patau, Ramos.

Reus Deportiu: Henriques, Joan Salvat, Álex Rodríguez, Casanovas, Torra. También jugaron: Marín y Platero.

Goles:  1-0, Marc Grau (4’), 1-1, Salvat (8’), 1-2, Casanovas (11’), 1-3, Platero (14’), 1-4, Álex Rodríguez (44’), 1-5, Torra (48').

Árbitros: Óscar Valverde e Iván González. Cartulina azul para el jugador local David Plaza. 12 faltas para el Lloret y 10 para el Reus.

 

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