El alpinista al que alejaron del mar

La afición de Òscar Cadiach por la montaña comenzó con la lectura de ‘Everest. El techo del mundo’ que su madre Francesca le regaló en 1961 para que no siguiera el camino de su padre, Juli, capitán de marina

28 julio 2017 20:28 | Actualizado a 28 julio 2017 21:13
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A Francesca se le iluminó el rostro cuando vio la cubierta de aquel libro en el viejo escaparate de la librería Guàrdies de Tarragona. ‘Everest. El techo del mundo’ llevaba por título, ilustrado con el dibujo de dos alpinistas sobre una arista camino de la cima. Pasaba tan largas temporadas en la ciudad criando prácticamente sola a sus cuatro hijos –Olga, Oda, Òscar y Olivia- que le horrorizaba que el menor de ellos y único varón pudiera seguir los pasos del padre, Juli, capitán de marina mercante. Sí, la montaña puede ser el mejor antídoto para alejar a Óscar del mar, pensó Francesca. Y acertó de lleno. El regalo cautivó por completo a aquel chaval que entonces (1961) tenía nueve años. Aquella misma noche devoró sus páginas y soñó que algún día también él pisaría la cima del Everest.

Tras aquella lectura, combinada con las excursiones en familia y con la agrupación escolta Robert d’Aguiló, Cadiach se inició en la escalada en roca a los 14. Lo hizo en las paredes naturales más próximas a Tarragona, en La Riba, Farena, La Mussara, Siurana y els Ports de Beseit

De allí pasó a Montserrat, el Pedraforca y los Pirineos. Y poco después llegarían las escapadas a los Alpes, donde acometería progresivamente algunas de sus más conocidas cimas y travesías (Montblanc, Eiger, Matterhorn, Monte Rosa..). Òscar seguía una evolución natural.

Su primera gran expedición, en 1974, con 22 años, fue más bien una aventura. Justo antes de sacarse el título de instructor de la Escola Catalana d’Alta Muntanya decidió realizar junto a varios amigos una travesía en jeep desde Valls hasta Kenia, atravesando diez países africanos, con el objetivo final de escalar el Monte Kenia (5.200 metros) y el Kilimanjaro (5.950 m.).

Una experiencia inolvidable, que se prolongó durante varios meses, y en la que estuvo acompañado por alpinistas con quienes luego compartiría muchas horas de escalada:  Jordi Magrinyà, Pere Benages, Xavier Azagra, Sebastià Figuerola, Eduard González y Josep Maria Capellades.

Tras aquella incursión por el continente negro llegaron los Andes suramericanos, en 1974, con la ascensión al Huayna Potosí (6.200 m.) y al Illampu (6.362), con la apertura incluida de una nueva vía.

Exempleado de banca

Su primera expedición al Himalaya tuvo que esperar a 1981, cuando decidió tomarse unas vacaciones más largas de la cuenta en Banco Pastor –trabajó como empleado de banca entre 1979 y 1983- para acudir al Rakaposhi, uno de los siete miles más elevados (7.788 m.) y situado además en Pakistán al igual que el Broad Peak.  Aunque ni él ni ninguno de sus compañeros alcanzaron la cumbre, allí empezó a forjarse su definitiva relación con la cordillera que aglutina los 14 gigantes de la Tierra.

No pasaría ni un año cuando en 1982, con 30 primaveras, Òscar resultaría elegido para integrarse en la primera expedición catalana al Everest, patrocinada por Banca Catalana. Su primera cordada a un grande que abriría una etapa de 35 años de exploraciones y ascensiones a las grandes cimas de la Tierra.

Expediciones que le han formado como alpinista y como persona y en las que ha combinado el ocio personal con su faceta como guía profesional. Òscar ha vivido de la montaña durante las tres últimas décadas desde múltiples facetas: tiene su propia tienda en el centro de Tarragona, conocida como K-2; ha ejercido en escuelas de montaña; como cámara profesional en programas como ‘Al Filo de lo Imposible’ y como director técnico de ‘El cim’ de TV3; ha creado sus propios documentales; ha colaborado con distintos medios de comunicación; da charlas y conferencias y desde hace un tiempo, también incluso desde la vertiente del coaching; y coordina además junto a Pau Salas el ciclo de conferencias y películas de montaña de la Diputació.

Cuenta con varias distinciones, como el Piolet de Oro de la Federación Española de deportes de Montaña y Escalada por la expedición ‘Catalans al K2, Magic Line’, de 2004; ha sido premiado en infinidad de ocasiones como realizador y también ha recibido varias distinciones relevantes, como la Creu de Sant Jordi que le concedió la Generalitat de Catalunya hace unos meses o el título de ‘fill adoptiu’ del Ajuntament de Tarragona.

*Òscar Cadiach se ha convertido este jueves en el primer alpinista catalán que completa los 14 ochomiles de la Tierra sin oxígeno artificial tras conquistar el Broad Peak (8.047 metros) en una ascensión épica. El tarraconense tuvo emotivas palabras desde la cumbre (escucha el audio). Su gesta le valió numerosas felicitaciones, entre ellas de Kilian Jornet. Cadiach, que ha dedicado la cima al fallecido Alberto Zeraín, se reafirma uno de los mejores himalayistas de la historia.

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