El bisturí del Nàstic: Victoria ‘made in’ Segunda B

Fútbol. Toni Seligrat ha empezado su ‘casa’ en Tarragona por la parcela defensiva, dejando el aspecto ofensivo para cuando la plantilla tenga la cabeza más despejada

26 noviembre 2019 14:00 | Actualizado a 29 noviembre 2019 12:33
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Debutar con una victoria en casa es el objetivo de cualquier entrenador que se estrena en un cargo. Toni Seligrat se había marcado ese reto en su primer partido con el Nàstic. Junto con el de cerrar el grifo de goles en contra. La cifra de 22 tantos encajados era un dato demasiado estridente y preocupante como para no tenerlo en cuenta. La victoria por 2-0 ante el Ejea mató esos dos pájaros de un tiro.

Lo hizo apelando a la esencia de la categoría. Los instintos más sencillos del fútbol. Proteger la portería a toda costa y aprovechar las ocasiones que pudieran llegar por pura presencia en el área rival. Un penalti y una falta, ambas ejecutadas por dos defensores, dieron la razón al técnico.

Triunfo

Había que ganar. Recuperar el pulso competitivo. No importaba el cómo. Es lo de menos cuando los nervios por la situación en la tabla están desbocados. Verse en posiciones de descenso causaba pavor y anclaba al entorno en un pasado reciente depresivo. El rival invitaba al optimismo pero en Can Nàstic nada es sencillo. Y menos cuando el histrionismo grana típico muestra sus primeros síntomas. Sin despertar la misma ilusión con la que se inauguró el proyecto en verano, Seligrat arrancó las primeras sonrisas de la temporada de una afición que seguirá dudando de todo hasta que no compruebe que el enésimo cambio de entrenador trae por fin algo de estabilidad.

Inicio sin cambios

No se puede decir que la mano de Seligrat se notara de inmediato. Los primeros 20 minutos de partido la versión del Nàstic no distó mucho de lo que tenía acostrumbrada a la afición grana. El Ejea tuvo el control del partido. Llevó a los locales a defender en su propio campo con pocas ideas y mal llevadas a cabo para salir de la cueva. Los aragoneses incluso tuvieron una ocasión clara. Un remate en plancha de Ramon que a punto estuvo de costar el primer disgusto al entrenador de Torrent. Los locales se fueron activando pero no fue hasta el penalti sobre Brugui que transformó Bonilla que el equipo se liberó y pudo respirar más tranquilo.

Contundencia

A partir del 1-0, que se convirtió en 2-0 a los pocos minutos, el Nàstic fue subiendo su moral y confianza. Bonilla, en fase defensiva, y Juan Rodríguez, en las dos áreas, escenificaron la adquisición de una contundencia ausente durante muchos partidos. El Ejea no encajó bien los goles y notó su falta de verticalidad, pero tampoco contó con la mejora defensiva del Nàstic. Los fallos se limitaron, en parte por el arropamiento de los futbolistas y el equipo pudo apoyarse en su seguridad defensiva para mejorar anímicamente.

Discusión

Con el partido encarrilado (2-0) en la segunda mitad, el árbitro del encuentro señaló el punto de penalti por unas manos inocentes. Pedro Martín corrió a buscar el balón inmediatamente, mientras que Bonilla se acercó para recordarle que era el encargado de los lanzamientos desde los once metros. El delantero no entregó el esférico. Tenía decidido tirar él la pena máxima a pesar de todo. Goldar intervino para poner fin a la discusión llevándose al soriano. El ansia le pasó factura al atacante que falló el tiro. Javi Bonilla no quiso darle mayor importancia en la zona mixta tras el partido, pero deja una imagen preocupante.

Delanteros

Si Pedro Martín se fue lamentándose del penalti errado, tampoco se marchó a casa del todo feliz el otro delantero titular, Jonathan Pereira. El gallego falló una ocasión que ni pintada. Se plantó solo ante el arquero del Ejea y aunque lo superó con un recurso de calidad no completó la acción y echó el cuero por la línea de fondo. Seligrat no le dio mayor importancia y quiso quedarse con el trabajo de los dos en la presión a la salida del balón rival.

Competitividad

Sin lugar a dudas el equipo recuperó el espíritu competitivo que había parecido aparcar en los últimos partidos. Jugar con el marcador a favor y sin pasar apuros reales en defensa les inyectó un plus de tensión para llevar el partido a su terreno. Montero, Perone y Pol Ballesteros también supieron aprovechar sus minutos. Especialmente el atacante que en los cinco minutos que dispuso regaló medio gol a Jonathan Pereira.

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