El histórico Monza renace con el reusense Marc Ollé

15 mayo 2018 18:11 | Actualizado a 15 mayo 2018 18:16
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Monza, una ciudad de 120.000 habitantes, fronteriza con Milán, se había distinguido como plaza de postín del hockey italiano. Por ese club repleto de tradición habían pasado los hermanos José Luis y David Páez a principios de los 90 o Pino Marzella, un poco antes. El Roller Monza lideró el hockey transalpino con cuatro Scudettos y una Copa de Italia justamente desde finales de los 80 a mitad de los 90, su época dorada de premios. También levantó hasta tres Recopas continentales. En 1997, la falta de liquidez económica llevó al club a la quiebra y a su desaparición del foco de la élite.

El club se refundó en 2011. Surgió de la mezcla entre el Monza Club y el antiguo Roller Monza. Las dos partes decidieron juntar fuerzas para poder aspirar a la máxima categoría. Necesitó luchar en las tinieblas hasta que dos ascensos consecutivos llevaron al Roller a la Lega en 2015. La sociedad está dirigida por el exinternacional italiano Roberto Girardelli, que ha conseguido establecer una hoja de ruta repleta de cordura. No se gasta más de lo que se tiene. Se firman jugadores jóvenes con proyección. El Roller cumple lo que promete.

Marc Ollé (Reus, 1992) decidió salir del Reus el pasado verano debido a la escasez de minutos y a la necesidad de búsqueda de una nueva aventura. Siempre sintió curiosidad por aprender el idioma italiano y encontró la ayuda de Enrico Mariotti para hallar un destino fiable. El técnico del Roller Monza Tomasso Colamaría le convenció con solamente una llamada. En enero de 2017 ya había decidido su nuevo refugio.

Buen rendimiento

En Monza, Marc Ollé se ha arropado en el portugués cedido por el Benfica Pedro Batista y en Julián Martínez, jugador argentino, para completar una rápida fase de adaptación. La enorme confianza del técnico, Tomasso Colamaría, hacia su juego le ha aportado extrema confianza. Sus números no engañana. 40 minutos por partido y 26 goles. El Roller acabó octavo la regular season y se clasificó para el play off por el título por primera vez desde su refundación. El cruce le emparejó con el Lodi, su gran rival histórico y vecino de zona. 
Ollé disfrutó de un auténtico derbi en la primera eliminatoria de play off ante el Lodi, probablemente el actual dominador del campeonato. Unas 1.500 personas volvieron a ilusionarse con el hockey en el PalaRovagnati, que ardió para que sus chicos compitieran ante el eterno enemigo. 2-3 fue el resultado final de ese partido de ida de cuartos de final. En la vuelta, ya en Lodi, el aspirante al Scudetto sentenció la eliminatoria.

Esa fantástica experiencia con los grandes del campeonato se ha convertido en el germen de la nueva historia del Monza, que de momento ha logrado mantener la base de su actual scuadra para regresar a la competición con la mayor de las garantías durante la próxima temporada. Con el reusense Marc Ollé de nuevo como primera espada. Ya lo ven como un integrante más de la familia del Monza. Él no oculta su disfrute. Por eso ha decidido ampliar su contrato.

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