El hockey, la gran deuda pendiente del Reus Deportiu

La junta de Balsells alcanza el ecuador de su mandato con la sección más prestigiosa del club dando bandazos. El adiós de Costa y el más que probable de Jepi dejan el nuevo proyecto del Reus en el aire

19 mayo 2017 23:16 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:34
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La junta de Mònica Balsells alcanza el ecuador de su mandato con varios frentes abiertos y una deuda que saldar. La sección de hockey del Reus Deportiu va dando tumbos, sin un proyecto que fructifique y con la fuga de sus mejores jugadores verano tras verano. Balsells y sus compañeros de viaje lamentaron desde el día uno de mandato la falta de liquidez que se encontraron en la entidad. Los recursos económicos eran nulos. Culparon a la anterior directiva de esa irresponsabilidad. 
Algunas de esas acusaciones podían llevar carga de razón, pero han pasado tres años y la coartada ya se ha agotado. Es cierto que los nuevos contratos cumplen la legalidad vigente y que los jugadores cobran al día, pero eso no es sinónimo de éxito. La sección merece una idea que enganche, acorde a la historia de su prestigioso palmarés. Ahora mismo da sensación de dejadez. 
En tres temporadas, la nómina de pesos pesados que han abandonado el equipo de hockey resulta asombrosa. Trabal, Molet, Marín, Adroher, Casanovas y ahora Xavi Costa y probablemente Jepi Selva. El caso de los dos últimos talentos es el que más llama la atención. La dirección deportiva, que lidera Toni Sánchez, los firmó hace dos temporadas. De hecho fueron, junto a Roger Molina, las primeras incorporaciones de la nueva era.  
A Costa se le dio por renovado antes de tiempo. Era el elegido por Sánchez y el nuevo técnico, Enrico Mariotti. Jugador especialista, de difícil sustituto en el mercado. La oferta de renovación no convenció a Costa, que maneja desde hace semanas una tentadora propuesta del Bassano. El Reus nunca ha entrado a negociar precio. Su actitud suele parecerse al «o lo tomas o lo dejas», algo poco común en un proceso de tira y afloja, en el que las dos partes deben ceder. 
A Jepi, por otro lado, no le han dado ni la opción de pensárselo. Toni y Mariotti no le consideran prioritario. Choca cuando ningún jugador de la actual plantilla ha exhibido nivel superior a él en el rendimiento individual esta temporada.  Estamos hablando de un delantero internacional.
Probablemente, los dos últimos casos, hubieran renovado incluso perdiendo dinero, porque les une lazo sentimental al club. En su primer contrato para vestir de rojinegro ya fue así. Eligieron al Reus porque su sueño era jugar en el Reus. Como Roger Molina o anteriormente Albert Casanovas.
El club vendió un proyecto de «confiem en la base» que se ha quedado a medio camino. No se justifica dejando marchar a Casanovas, el canterano franquicia de esa idea. Con la fuga de perfiles como Costa, Jepi, Casanovas o incluso Adroher, da la sensación de que el Reus no solamente pierde jugadores de hockey. Pierde compromiso. Activos de club. Patrimonio.
Las respuestas a esos problemas tampoco convencen. Se hace difícil justificar el fichaje de Mariotti. Llegó el pasado junio de Italia para formar parte del staff técnico, cuando la entidad proclamaba falta de dinero para poder renovar jugadores . Por Platero, un extraordinario complemento de equipo, hubo que abonar 2.000 euros de traspaso al Valdagno porque nadie conocía su situación contractual. 
A todo esto, el Reus necesitará acudir de nuevo al mercado para diseñar el equipo. Va algo tarde. La previsión del futuro se ha dejado para marzo con un director deportivo que entrena y se cambia en el mismo vestuario que los jugadores, algo impensable en cualquier equipo profesional de élite.
En todo caso, el Reus y su junta directiva  tienen tiempo de reinventarse. La historia de su sección de hockey lo exige.  También el Palau d’Esports, un lugar de culto que poco a poco va muriendo inundado de cemento.
La junta de Mònica Balsells alcanza el ecuador de su mandato con varios frentes abiertos y una deuda que saldar. La sección de hockey del Reus Deportiu va dando tumbos, sin un proyecto que fructifique y con la fuga de sus mejores jugadores verano tras verano. Balsells y sus compañeros de viaje lamentaron desde el día uno de mandato la falta de liquidez que se encontraron en la entidad. Los recursos económicos eran nulos. Culparon a la anterior directiva de esa irresponsabilidad. 

Algunas de esas acusaciones podían llevar carga de razón, pero han pasado tres años y la coartada ya se ha agotado. Es cierto que los nuevos contratos cumplen la legalidad vigente y que los jugadores cobran al día, pero eso no es sinónimo de éxito. La sección merece una idea que enganche, acorde a la historia de su prestigioso palmarés. Ahora mismo da sensación de dejadez. 

En tres temporadas, la nómina de pesos pesados que han abandonado el equipo de hockey resulta asombrosa. Trabal, Molet, Marín, Adroher, Casanovas y ahora Xavi Costa y probablemente Jepi Selva. El caso de los dos últimos talentos es el que más llama la atención. La dirección deportiva, que lidera Toni Sánchez, los firmó hace dos temporadas. De hecho fueron, junto a Roger Molina, las primeras incorporaciones de la nueva era.  

A Costa se le dio por renovado antes de tiempo. Era el elegido por Sánchez y el nuevo técnico, Enrico Mariotti. Jugador especialista, de difícil sustituto en el mercado. La oferta de renovación no convenció a Costa, que maneja desde hace semanas una tentadora propuesta del Bassano. El Reus nunca ha entrado a negociar precio. Su actitud suele parecerse al «o lo tomas o lo dejas», algo poco común en un proceso de tira y afloja, en el que las dos partes deben ceder. 

A Jepi, por otro lado, no le han dado ni la opción de pensárselo. Toni y Mariotti no le consideran prioritario. Choca cuando ningún jugador de la actual plantilla ha exhibido rendimiento individual superior al suyo esta temporada.  Estamos hablando de un delantero internacional.

Probablemente, los dos últimos casos, hubieran renovado incluso perdiendo dinero, porque les une lazo sentimental al club. En su primer contrato para vestir de rojinegro ya fue así. Eligieron al Reus porque su sueño era jugar en el Reus. Como Roger Molina o anteriormente Albert Casanovas.

El club vendió un proyecto de «confiem en la base» que se ha quedado a medio camino. No se justifica dejando marchar a Casanovas, el canterano franquicia de esa idea. Con la fuga de perfiles como Costa, Jepi, Casanovas o incluso Adroher, da la sensación de que el Reus no solamente pierde jugadores de hockey. Pierde compromiso. Activos de club. Patrimonio.

Las respuestas a esos problemas tampoco convencen. Se hace difícil justificar el fichaje de Mariotti. Llegó el pasado junio de Italia para formar parte del staff técnico, cuando la entidad proclamaba falta de dinero para poder renovar jugadores . Por Platero, un extraordinario complemento de equipo, hubo que abonar 2.000 euros de traspaso al Valdagno porque nadie conocía su situación contractual. 

A todo esto, el Reus necesitará acudir de nuevo al mercado para diseñar el equipo. Va algo tarde. La previsión del futuro se ha dejado para marzo con un director deportivo que entrena y se cambia en el mismo vestuario que los jugadores, algo impensable en cualquier equipo profesional de élite.

En todo caso, el Reus y su junta directiva  tienen tiempo de reinventarse. La historia de su sección de hockey lo exige.  También el Palau d’Esports, un lugar de culto que poco a poco va muriendo inundado de cemento.

 

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