El milagro de Ángel Rodríguez

Fue sancionado con dos años por dar positivo en un control antidopaje en 2014, cuando era jugador del CE Vendrell, donde había ganado títulos. Volvió para retirarse en la pista y hacer justicia. Tras su paso de dos años por el Vilafranca, quiere hacer historia en Calafell

03 octubre 2018 16:54 | Actualizado a 12 octubre 2018 11:42
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Un involuntario positivo en metilhexanamina pareció acabar con la vida deportiva de Ángel Rodríguez (Sant Sadurní, 1982). El jugador militaba por aquel entonces en el Moritz Vendrell cuando en la fase final de la Copa del Rey de 2014 dio positivo en el control antidopaje. Tras unos meses de shock y recursos administrativos para evitar la sanción, Rodríguez vivió el momento más amargo de su carrera. El Comité Antidopaje apenas le escuchó y le castigó con dos años de sanción.

El varapalo le aisló del mundo que tanto él como su familia siempre han amado. Ángel se olvidó por completo del hockey y dedicó su tiempo a la actividad laboral y a sus hijos, el pequeño Ángel y Dídac. Jamás pensó en el regreso. Su cabeza quería olvidar, iniciar una nueva vida.

Pero la pasión por el hockey y su afán competitivo le pudieron. En  la recta final de su castigo, Ángel sintió que quería volver a competir. «Quiero retirarme en la pista» reconoció al mismo Diari en 2016, cuando empezó a prepararse a conciencia para regresar a las pistas. Keko Iglésias, exjefe de la cantera del Noia y amigo personal de Rodríguez, le animó a que calzara de nuevo los patines. Sólo le faltaba la llamada de un equipo. Pocos se olvidaron de él a pesar de todo. Y el Vilafranca acabó apostando por sus prestaciones.

Su regreso a las pistas se produjo en noviembre de 2016 y en la máxima categoría. Fue en una tarde de sábado ante el Girona. Esa tarde puso fin a dos años de pesadilla que Ángel no ha olvidado. Se vio metido en un problema que ni él buscó. En todo caso, sus ganas de demostrar la inocencia provocaron el redebut en la OK Liga. Un volver a empezar. Su primer sueño se había cumplido. También el milagro. Cuesta pensar que un jugador con 36 años compita de nuevo en la élite sin peajes ni sospechas después de dos años parado. En Vilafranca consumió dos temporadas en las que intentó recobrar su nivel de antaño. No escapó de días de luces y sombras, pero parece haberse reencontrado.

De hecho, el Club Patí Calafell le ha abierto las puertas de su nuevo proyecto en las alturas. Le ha firmado este verano a petición expresa de Jordi Esteve, el míster. Ángel se ha vestido de verdiblanco para aportar buenos registros defensivos y dinamismo en el ataque. Todo ello para que Calafell y el Joan Ortoll se queden de forma definitiva en la OK Liga. Este sábado, en el templo de Reus, vivirá un derbi recuperado para la causa.

En el currículum de Ángel lucen dos Copas del Rey (2013 y 2014) y dos Copa de la CERS (2013), tres títulos que alzó con el histórico Moritz Vendrell de Guillem Cabestany justo antes de la sanción y otro antes en Tenerife. «No voy a dejar el hockey como lo dejé. Es muy injusto». Ángel ha cumplido su palabra. Su caso es un milagro de los nuevos tiempos.

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