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La voz de Daniel Chiribao ya resulta del todo reconocible por los garitos de Cambrils. Sus rasgos proceden de la inmensa Montevideo, esa capital uruguaya tan aferrada a los buenos artistas. De la garganta de Daniel salen interpretaciones varias, casi todas ellas relacionadas con la música latina. Daniel canta balada, merengue, salsa o bachata, como solista o con banda, porque también ha creado grupo. Lidera Ache Latino, un quinteto que forma con compañeros de viaje nacionales y también cubanos.
Los escenarios no suelen medir más de metro y medio, pero da igual. Chiribao lleva la música en el alma. Tipo imponente, de tremenda cabellera rizada. No se le caen los anillos por cantar en chiringuitos, bares, plazas o hoteles. Sus giras paticulares se dan por la zona, aunque reconoce que el trabajo escasea por estas fechas.
La aventura de Chiribao no escaparía de la cierta normalidad si en su casa no corretearan jóvenes futboleros entusiastas. Jorge D?iaz, el mayor de la saga, conquista la banda del Estadi cada domingo. Es uno de los preferidos de los hinchas del Reus por ese perfil explosivo que exhibe cada vez que Natxo le ofrece chance y le pone a jugar. Suele hacerlo, por cierto. Jorge, como el resto de la familia, se estableció en Cambrils en 2006. «Buscábamos un futuro mejor para nuestros hijos», reflexiona el mismo Daniel. Nico y Cholito, los otros dos, también aman la pelota. El primero cursa en el Hospitalet. Cholito, el más joven, asoma la cabeza en el Reus B. De hecho, Natxo ya tira de él en los entrenamientos de la primera plantilla.Desea seguir la huella que empezó el hermano mayor y acceder al mundo profesional.
Protagonista en La Voz
Para Daniel el éxito de sus pequeños no le cambia la rutina. Lucha día a día para hallar un escenario en el que exponer su pasión. De hecho llegó a presentarse en la edición de 2015 del prestigioso programa televisivo LaVoz. Logró superar hasta cuatro cástings y se coló en las audiciones a ciegas. Allí se cortó la experiencia. «Ganas reconocimiento porque un minuto en la tele lo es todo. A nivel de trabajo no lo he notado mucho», confiesa el músico.
Chiribao suele aparecer por las gradas del Estadi para seguir de cerca las travesuras de Jorge Díaz sobre el verde. Chiribao comprobó la evolución meteórica de su niño, a pesar de que el rojinegro probó el fútbol serio con 17 años. Antes, se dedicaba a enseñar habilidades en la playa del Regueral de Cambrils, donde se había postulado como un malabarista del fútbol tenis. La relación con la playa de la familia se acentuó hace cuestión de un año, cuando tomó las riendas de un chiringuito en Mont-roig. El fichaje de Jorge por el Zaragoza causó furor entre los maños de la zona. Hoy, el extremo disfruta del regreso a casa y de los consejos de su padre. También de su voz privilegiada.
