El punto de la rebelión (CF Reus 0-0 Zaragoza)

Ante la situación adversa que está viviendo el CF Reus en los despachos, los futbolistas  dieron una exhibición de orgullo y sacaron un empate ante al Zaragoza

25 agosto 2018 20:05 | Actualizado a 25 agosto 2018 21:24
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Todo lo que el CF Reus no ha hablado desde los despachos, lo hicieron ayer los jugadores sobre el terreno de juego. En una situación crítica ante los problemas de inscripción de hasta siete futbolistas de la primera plantilla (Jesús Olmo, Shaq Moore, Tito Ortiz, Vítor Silva, Karim Yoda, Dejan Lekic y Miguel Linares), los 14 futbolistas que defendieron la zamarra rojinegra lo hicieron con el mayor orgullo posible. Honor para un equipo que se rebeló ante la adversidad. Donde unos veían un camino de espinas, ellos encontraron un trayecto estable en el que se arroparon en la competitividad para sumar un punto frente a todo un Zaragoza.

Fue una actuación sólida, fiable y en la que los jugadores del CF Reus volvieron a demostrar que la entrega no se negocia. El orden defensivo tampoco. Porque ayer no se podía frenar solo con argumentos espirituales a un conjunto destinado a pelear por cotas altas. En realidad, casi nunca se puede argumentar un resultado positivo desde lo emotivo.

Un equipo fiable, pero plano

Bartolo armó un equipo que giró alrededor del 4-3-3 y que encontró en el balón la forma de defenderse. En los primeros compases se vio a un cuadro rojinegro enrabietado y rebelde con el balón. Como queriendo proclamar que estaban allí para algo más que sobrevivir. No obstante, con el paso de los minutos el conjunto reusense no encontraba la manera de hacer daño a una defensa maña bien plantada. No había futbolistas ofensivos con capacidad para aguantar el esférico y la solución del balón a la espalda de los centrales no funcionó.

El Zaragoza olió protagonismo y lanzó una presión en bloque alto en el ecuador de la primera mitad que dificultó la circulación del cuero por parte de los rojinegros. No se encontraba cómodo un CF Reus que al menos no sufría en exceso. Solo Jorge Pombo generaba vértigo con sus constantes conducciones y sus desmarques a la espalda de Alejandro Catena.

Al descanso se llegó con empate a cero en el marcador. Un Zaragoza que había finalizado mejor y un CF Reus que respiraba. El conjunto zaragozista comenzó la segunda mitad con la clara idea de seguir mandando.

Sufrimiento en la segunda mitad

Pudieron hacerlo. Los hombres de Imanol Idiakez se arroparon más en el balón y obligaron al CF Reus a replegarse. No es una tesitura desconocida para el cuadro rojinegro, pero ayer volvieron a demostrar que se mueven con naturalidad en ese contexto. Eso es lo que le permite estar por tercer año en el fútbol profesional, la capacidad de competir tanto cuando disponen del esférico como cuando el rival se lo quita.

En todo caso, cuando el Zaragoza te empuja, cualquiera sufre. Tiene talento, coraje y futbolistas capaces de desequilibrar tanto en el balón en juego como en el balón parado.

Marc Gual abrió el carrusel de ocasiones mañas con un tiro seco desde las profundidades del área que Edgar Badia atrapó colocando una mano tensa y dura digna de mostrar en las escuelas de porteros de todo el país. Grippo también obligó al portero rojinegro a aparecer con una buena parada a un cabezazo tenso que se colaba por las alturas de la meta.

Bartolo, brillante en lo táctico

Ese contexto no vislumbraba un final feliz para el cuadro rojinegro. Nadar para morir en la orilla. Con un Zaragoza envalentonado y un CF Reus atrincherado apareció la mano de Bartolo. El técnico ilerdense demostró porque siempre se ha hablado con mucho respeto de su inteligencia futbolística y porque desde arriba siempre se le había visto como el futuro entrenador del cuadro rojinegro. En plena avalancha visitante, renunció a un hombre de ataque (Planas) e introdujo a un zaguero (Gonzalo).

El CF Reus pasó de un 4-3-3 a un 5-3-2 que cambió el transcurso del partido. El equipo rojinegro consiguió sacar el balón con mayor fluidez al incorporar un tercer central y tiró a la línea defensiva maña unos metros hacia atrás. Eso fue gracias a la actuación de Carbia y el canterano que debutó en la tarde de ayer, Enri, quien supo darle al partido lo que el CF Reus demandaba aguantando el balón para desahogar al cuadro rojinegro.

En los cinco minutos finales, Álvaro Vázquez por partida doble y Fran Carbia pudieron decantar la balanza de un lado u otro. No hubiese sido justo por lo visto sobre el terreno de juego. No obstante, ayer hubo un claro vencedor moral, el CF Reus, un equipo que se rebeló y honró a un club en plena crisis extradeportiva.

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