El regreso del general Atienza

El central cordobés del CF Reus compareció en el once por primera vez  ante Osasuna, después de superar una lesión que padeció en pretemporada. Recuperó hábitos junto a Olmo

25 septiembre 2017 07:11 | Actualizado a 28 septiembre 2017 13:03
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Sorprende el enorme progreso que ha experimentado Pichu Atienza (Cañete de las Torres, 1990) en la salida del balón. Nada tiene que ver el central que firmó en verano de 2016 al actual en ese registro del juego, crucial en la forma de expresarse del Reus. Claro que el cordobés ha gozado de una ventaja privilegiada. Ha podido aprender de un maestro en ese oficio, como su socio en el centro de la zaga del Reus, Jesús Olmo. Si no hace demasiados meses, los rivales ejercían la presión a Olmo para no dejarle salir y flotaban a Pichu, ahora el escenario es otro. Por ejemplo, Osasuna decidió que en su plan no podían disfrutar de libertad con la pelota los dos guardianes rojinegros. Cada uno de los estrategas de Segunda ya se ha enterado de que Atienza puede acariciar la pelota.

Ante Osasuna no era un día cualquiera para Pichu. Volvía al foco, en la sexta fecha. Una dolencia física en la pre-época le había alejado de la normalidad. Del fútbol. Precisó tiempo y mucho coraje para la puesta a punto. Llegó. Atienza recuperó hábitos rápido. Con Olmo casi se entiende con la mirada. Pichu en la derecha, Jesús en la izquierda, los centrales de la defensa menos goleada de Segunda División la pasada temporada. En el reencuentro dejaron de nuevo el rosco en el arco de Badia.


Valor en la estrategia
La capacidad para las tareas de contención nunca ha levantado sospechas en Pichu. Defensor imponente, poco extravagante, fiel exponente de la practicidad. Un valor en alza en la estrategia, tanto ofensiva como defensiva. En esa faceta, su testa vale oro. El andaluz ha conquistado a los hinchas bajo el prisma de la normalidad, jamás ha llamado a los fuegos artificiales. Su premio es el de la constancia. Hoy, pocos se atreven a discutir la jerarquía de Atienza.


Pichu fue uno de los futbolistas que dio un paso al frente en la obra de hace un año. No contaba con experiencia ni paseos por los estadios más tradicionales del fútbol de plata. Era un melón por abrir. Una apuesta de la dirección deportiva con rendimiento excelente en Segunda B. El Hércules le había matriculado con el cum laude. La personalidad que exhibió el central para aposentarse en su nuevo hábitat acabó con cualquier tipo de recelo. Ya es un defensor de Segunda División sin discusiones ni debates en los bares.
Acaba contrato
Pichu Atienza finaliza la vinculación por dos temporadas, que firmó con el Reus en junio de 2016, este próximo verano. Sin duda, se trata de un valor de mercado de alta cotización. Es por ello que el Reus pretende sentarse pronto con el futbolista para intentar retenerle y posicionarle como pieza angular del club. Veremos hacia dónde camina el futuro de un central con hechuras y todavía sin el tope de rendimiento alcanzado.

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