El triunfo de la irracionalidad

La contracrónica. El conjunto de Seligrat obró el milagro ante el Andorra de remontar un 0-2 con uno menos. Un triunfo que hizo bueno el empate ante el Prat

17 noviembre 2020 11:50 | Actualizado a 18 noviembre 2020 10:32
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Probablemente pasarán años para que el Nou Estadi vuelva a vivir una catarsis de emociones como las que se vivieron el pasado domingo ante el Andorra. Un partido en el que el Nàstic remontó un 0-2 en inferioridad numérica y pasó de la frustración y la decepción a la euforia total en apenas un cuarto de hora.

Un triunfo vital para la estabilidad del proyecto y que permite a los tarraconenses ser líderes del Subrupo A del grupo III de la Segunda División B. Así es el fútbol, un deporte en el que el resultado manda por encima de todo para aficionados y dirigentes. Fueron varias las claves, los detalles y las consecuencias que dejó un encuentro para la historia:

Gran inicio sin premio

Nadie de los presentes contemplaba un encuentro tan complicado para el Nàstic observando la puesta en escena de los granas. Los de Toni Seligrat bordaron lo preparado con una salida en tromba en la que se hicieron dueños y señores del partido desde un inicio. Con balón se vio a un equipo fluido y que consiguió generar peligro de manera más constante que en otras ocasiones.

Sin el cuero fue un equipo ordenado, valiente y que reventó las aspiraciones del Andorra de dominar el encuentro mediante el balón. Esa manera imponente de comparecer de los locales en el Nou Estadi no solo no tuvo el premio merecido, sino que terminó con un gol de los visitantes. En otras palabras, el fútbol fue injusto y premió al que menos lo había buscado.

Dos goles evitables

No gusta ver al Nàstic ver encajar dos goles en casa y Toni Seligrat seguro que no estará nada orgulloso de ello. El primero fue en un fallo defensivo a la hora de transitar que el Andorra penalizó con una gran jugada combinativa en la que fue tumbando a los peones granas de manera paulatina. Carlos Martínez culminó la transición con una definición letal. El segundo error fue en un fallo de Wilfred que despejó el cuero al centro y raso propiciando el robo del rival y Bover se plantó con demasiada facilidad en la frontal para marcar el segundo.

Corazón y talento

Corazón, talento y pegada. El Nàstic basó su remontada en estos tres pilares. Cuando peor pintaba el escenario, el conjunto grana se relevó contra lo establecido y selló una obra de arte para el recuerdo. Rai Marchan le decía a sus compañeros tras la expulsión de Albarrán que era momento de bailar a los granas del balón. No solo no lo hicieron, sino que terminaron siendo engullidos.

Los tarraconenses inclinaron el campo con uno menos y consiguieron cuatro goles en apenas media hora. Los dos primeros fueron dos obras de arte de Gerard Oliva y Brugui, el tercero otro ejemplo del rédito que le sacan los granas a las jugadas a balón, y el cuarto fue la confirmación de que el ‘10’ grana lo viste un jugador al que le sobra talento y corazón, Roger Brugué.

Riverola vio otro partido

Conste en acta que el mediocentro recibió una dura falta de Albarrán que terminó con la roja del lateral derecho. No fingió pese a que sus gritos sobre el campo pudieron parecer simulados. Es lo que tiene el fútbol actual en el que ‘la trampa del grito’ está presente en cada partido. Con esto han conseguido que cuando un jugador se hace daño de verdad se mire con recelo. En todo caso, el jugador del Andorra vivió un partido paralelo en el Nou Estadi, ya que en zona mixta declaró que su equipo le había dado un «meneo» al Nàstic. No sé qué partido vio, quizás es que estuvo más pendiente de intentar sacar a los rivales del partido con constantes provocaciones. 


De las dudas a la estabilidad

Así es el Nàstic y el fútbol. Toni Seligrat y su cuerpo técnico vieron su puesto peligrar con el 0-2 y salieron como líderes del Nou Estadi en un mismo partido. Puede sonar exagerada la posibilidad de que se hubiese cesado al técnico valenciano, pero era un escenario nada descartable en caso de que la derrota se hubiese producido.

A la cúpula no le gustó nada el empate y como se produjo frente al Prat y un segundo tropiezo hubiese alterado todavía más a los dirigentes. Tampoco debe sorprender tanto esta situación en una entidad en la que si algo se ha demostrado en los últimos años es en que no tiembla el pulso a la hora de agitar el banquillo.

Parón innecesario

Después de una victoria así lo que necesitaba el equipo era otro partido en pocos días para prolongar la dinámica. Sin embargo, al Nàstic le toca descansar este próximo fin de semana. Así pues, los granas volverán a jugar dentro de dos semanas frente a l’Hospitalet otra vez en casa. Será un partido que podría medir a primero contra segundo en función de lo que suceda con los partidos que se jueguen durante estos días.

De todas formas, si los de Toni Seligrat volvieran a ganar sumaron dos triunfos consecutivos y habrían sumado 10 de los últimos 12 puntos en juego. En otras palabras, el equipo tarraconense se habría ganado a pulso ser ya considerado el gran favorito a campeonar en el subgrupo por plantilla y trayectoria en el inicio de la temporada.

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