Ensayo flojo (Nàstic 1 - 1 Elche Ilicitano)

Empate del Nàstic ante el Elche Ilicitano en el último partido de liga en el Nou Estadi. Los granas ofrecieron un partido gris ante el colista que se adelantó en el marcador con gol de Liberto. Cristóbal igualó el choque al final

19 mayo 2017 22:51 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:09
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Desde que conquistó el campeonato hace quince días el Nàstic (y su afición) está en un estado de espera inquieta. Todo está enfocado al play-off. Lo demás sobra. Se juega porque las 38 jornadas deben cumplirse –si la huelga impulsada por Villar y acatada por la AFE no lo impiden–, pero no pidan más. El equipo ha aflojado el ritmo, a excepción de quienes se toman muy en serio los minutos para ocupar una plaza en el once titular. Se han dejado ir, reservando esfuerzos y preocupaciones para la hora de la verdad. La plantilla quiere llegar a los decisivos encuentros de la eliminatoria de campeones con la mente fresca aunque ello implique llevarse por delante la dinámica positiva. De los 13 de 15 puntos posibles que sumaron en el mes de marzo se ha pasado a un punto de seis en este inicio de mayo.

La relajación es evidente a nivel general. La hubo en Xàtiva (4-1) y volvió a aparecer ayer ante el colista del grupo, el Elche Ilicitano, descendido a Tercera hace varias jornadas. Sin nada en juego, ni en un lado ni en el otro, el partido transitó en una constante desidia rota por alguna ocasión generada ante la pasividad defensiva. Solo al final, después del gol de Liberto –el mejor del partido y ovacionado a su salida del terreno de juego–, los campeones sacaron pecho. Lo justo para que Cristóbal empatase y la imagen no se viera de nuevo arrastrada, como en Xàtiva.

Entre el campeón y el último clasificado hay 40 puntos. Ocho más de los que ha sumado el filial franjiverde en toda la temporada.En el campo esa diferencia no existió. Durante muchos momentos el Nàstic persiguió a los jugadores ilicitanos. La presión ejercida por el equipo de Vicente Mir exigió a los locales más de lo que estaban dispuestos a ofrecer. Los granas querían ganar, como siempre, pero sin que ello le supusiera mucho desgaste. A medio gas. La diferencia en la tabla podría indicar que sería suficiente, pero el nivel ofrecido por el filial del Elche no fue el de un equipo de Tercera. Los jóvenes ilicitanos pudieron llevarse el premio gordo, un consuelo a su descenso, de llevarse los tres puntos del campo del campeón. Pusieron más ganas y tuvieron ocasiones para ello. Los palos y una mano de Tomeu evitaron la ‘machada’.

Si ante el Olímpic , Vicente Moreno dio entrada a varios futbolistas para valorar estados de forma, ayer puso un once que no distaría mucho del titular en el play-off. La única licencia, Tomeu que volvió a ocupar la posición bajo palos. Rayco también regresó al once titular tras su ausencia en Xàtiva. Un equipo dispuesto a asumir el partido como un ensayo general de cara al play-off. Pero no salió así. Faltó competitividad en el campo y ánimos en una grada que bajó de espectadores hasta los 4.600 asistentes, síntoma de que la afición también está más pendiente del play-off que de acabar la liga. Los que acudieron lo hicieron con el convencimientode ver a un equipo ganador. No gustó ver como el equipo reservaba esfuerzos. Los más exigentes se atrevieron a dedicar tímidos pitos al equipo. Nada que no cure un buen ascenso.

 

Posesión visitante

Para calibrar el fútbol del Nàstic hay que mirar a Rocha. Todo el juego grana pasa por sus botas. Da salida a la pelota cuando los rivales tapan a los centrales; genera espacios en la medular; y sirve balones en profundidad a la espalda de la zaga contraria. Si el cacereño no aparece el Nàstic sufre. Pasó en la primera mitad, cuando Rocha, bien tapado por los centrocampistas alicantinos, no conectaba con sus compañeros. Fueron minutos en los que la posesión que fue claramente favorable a los visitantes. Los chicos de Mir asumieron el protagonismo del choque después de dos apariciones de Mossa por la izquierda y un gol de Xisco Muñoz anulado por un ajustado fuera de juego (8’).

El control del balón del Elche Ilicitano empezó a dar frutos en una acción de Liberto que Anaba remató por encima de la portería de Tomeu (12’).

Xisco Muñoz volvió a ser el jugador más activo en el ataque del Nàstic. Asistió a Lago en el segundo palo, pero el remate del marfileño salió alto (23’). Cuatro minutos después, el ex del Valencia, volvió a crear peligro con un disparo sin ángulo que obligó a intervenir al meta visitante. Antes del descanso, el Nàstic aún dispuso de otra oportunidad de gol, pero un defensa ilicitano despejó bajo palos el tiro de Luismi.

En la segunda mitad, el Elche Ilicitano tuvo las oportunidades más claras. Liberto mandó la pelota al palo en dos ocasiones. La primera después de que Tomeu tocara ligeramente el balón. El mismo futbolista no pudo rematar un contragolpe cuando ya había superado a Tomeu. A la tercera fue la vencida. Se plantó ante el meta gran y le superó con un potente tiro (78’).

El gol sirvió de acicate para que el Nàstic aumentase la marcha e igualara el choque con un disparo de Cristóbal que recogió un balón suelto en el área.

Con el empate parecía que ambos equipo podrían firmar la tregua, pero en realidad sirvió para que los dos conjuntos dieran un paso al frente, en busca de la victoria. Liberto, de nuevo en un contragolpe, volvió a estrellarse con el poste, mientras Xisco Muñoz –que había errado una ocasión clara de gol con el 0-0 todavía en el elecrónico (65’)– veía como el arquero visitante le dejaba sin gol con una mano increíble.

El empate dejó mal sabor. El equipo parece estar desconectado. Probablemente así sea. Se lo puede permitir. Queda la duda de que esta desconexión afecte a los duros encuentros que se avecinan. Desde el vestuario dicen que no. Habrá que confiar en ellos. Se lo han merecido.

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