Erika Molina, la presidenta apasionada por la cantera

Está al frente del CE Mas Iglesias de Reus desde hace cuatro años. Descubrió su pasión por el fútbol base al ver jugar a sus hijos

22 octubre 2017 20:28 | Actualizado a 22 octubre 2017 20:36
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Erika Molina es una de aquellas personas que habla con la seguridad del que cree en lo que dice. También en lo que hace: desde hace cuatro años es la presidenta del CE Mas Iglesias, club reusense dedicado al fútbol base, y una sólida trayectoria a la cabeza de la entidad avala su convicción. Su caso es una excepción a la regla, y es que demasiadas personas creen aún que el deporte no está hecho para mujeres. Ni en los campos, ni en los despachos. Ella, como muchas otras, demuestra cada día que las cosas están cambiando y que lo hacen para bien. 

La pasión por el fútbol no es necesariamente algo que deba llegar cuando uno es pequeño, que solamente arraigue si se crece con un balón en los pies y una clara vocación impulsada por los padres. El camino que llevó a Erika a la presidencia dista mucho de parecerse al habitual. Nunca se sintió atraída por el balompié, pero cuando llegó el momento de apuntar a sus hijos en el Mas Iglesias se encontró con una inusual disyuntiva: la junta directiva que se encargaba entonces de la entidad decidió retirarse, y todo quedó en manos de unos padres y madres que tuvieron que elegir entre asumir el control del club o dejarlo a la deriva. Y eligieron asumir el reto. 

Desde 2013, Erika Molina es la encargada de presidir el Mas Iglesias. Llegó al cargo de forma improvisada, pero no se arrepiente de ello: «Una casualidad me ha hecho sentir orgullosa de haber hecho de este proyecto una realidad», explica la presidenta de la entidad reusense. «No solo estoy yo, sino que toda la junta que tengo detrás lo ha hecho posible».

Esta nueva directiva ha conseguido, en cuatro años, hacer crecer considerablemente el club: al llegar, se encontraron equipos de las categorías de benjamín y alevín, y con el tiempo han añadido también prebenjamín y cadete, y no descartan que con el tiempo se pueda formar un combinado para juvenil. Erika ha visto crecer una generación en el Mas Iglesias, y sabe que la pasión de estos jóvenes ha terminado convirtiéndose en la suya: «Ves subir a los chicos llenos de ilusión. Sabes que muchos no llegarán a cumplir sus sueños como futbolista profesional, pero luchamos cada día y trabajamos duro para que no se rindan, para que la mantengan», explica. «Lo suyo es muy distinto del fútbol de élite, que nunca me ha atraído demasiado. Los niños disfrutan sin esperar una recompensa económica, lo hacen por devoción, y eso transmite».

Ser mujer y estar vinculada al mundo del deporte, lamentablemente, sigue siendo algo que puede llamar la atención de algunos. Erika cuenta que se ha encontrado de todo y que, aunque siempre toca que escuchar alguna crítica machista, la reacción de la mayoría ha sido de aprobación y de apoyo.

El camino, sin embargo, es difícil: «Es un reto conseguir que te acepten en este mundo de hombres y pensado para hombres. Es complicado hacerse un sitio como mujer y como presidenta», asegura. También es cierto que, quizás por su constancia y pasión por el trabajo, ha logrado hacerse respetar siempre. Y aunque su experiencia ha sido satisfactoria y no duda en querer seguir en la presidencia del Mas Iglesias para seguir creciendo con él, es consciente de que algo debe cambiar para que la mujer tenga las puertas abiertas en el mundo del deporte: «La sociedad tiene que cambiar. La Federació nos apoya, pero es la sociedad la que tiene que evolucionar para que algo mejore».

Conoció su amor por el fútbol tras ver jugar a sus hijos, por lo que no se trata de una vocación que creció con ella.  Erika Molina se encuentra en el Mas Iglesias como pez en el agua. Que su ejemplo anime a muchas

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