Fin a un idilio maravilloso

Copa del rey Blanes 2015 | el Moritz Vendrell cae ante el Vic y cede su dominio de dos años en la copa (6-3)

19 mayo 2017 23:25 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:46
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Quedaron atrás dos años maravillosos para el Moritz Vendrell. Dos títulos de Copa consecutivos. Una historia de amor que se cerró anoche, ante el Vic. Cayó el campeón en cuartos de final. No sin pelear, pero víctima de su estrés físico y su falta de rotación. En cambio, enfrente, había un ‘enemigo’ que si de algo presume es de plantilla. Fue más cuerdo el Vic con su desgaste. Encontró en David Torres a su definidor predilecto. Fue el verdugo vendrellense. Torres es un malabarista del área. Un delantero exquisito en los espacios cortos. Quedan pocos. La victoria osonense confirma el excelente momento que vive la ‘pandilla’ de Pujalte. Muy consolidada en su idea de juego. Sabe lo que quiere. Puede gustar o no, pero su trayecto roza el excelente.

Y eso que la puesta en escena del Moritz resultó formidable. Huyó de la monotonía. Quería ritmo. Proponer. Lo consiguió. Era clave hacer sufrir al Vic, experto en las guerras de guerrillas. Se siente cómodo en el control el equipo de Pujalte. Pestañea cuando debe correr demasiado. Con el intercambio de golpes.

Abrió el escenario el Moritz y el guión se puso de su lado. Es más alcanzó el primer objetivo; ponerse por delante. Su rival se siente poderoso con el manejo de los tiempos. Con el viento a favor. En cambio, cuando precisa remar a contracorriente le cuesta más. Siempre es una carga añadida. Miras sacó a pasear su ojo clínico en una pena máxima. Esta vez no fue preciso en el primer intento. Sí en el segundo. Anduvo listo para recoger el rechace y definir con maestría. Elevó la pelota a media altura y la picó ante la salida de Grau.

Se desató El Vendrell, que disfrutó en la pista. Era su momento. Generó situaciones porque hubo espacios para correr. El Vic se encontró con un plan con el que no contaba. Achicó agua, aunque Mitjans consolidó la brillantez vendrellense con el 0-2. Hubo algo de suerte. Cayó la bola muerta en su stick tras una maniobra de Jordi Ferrer. De primeras convirtió. A los 10 minutos.

El vértigo obligó a Varias a rotar. No presume precisamente de un gran fondo de armario. La sanción a Ángel pesa. Lo notaron en el mordisco final del primer acto sus chicos. La gestión de los minutos se hace difícil para el técnico. Mantener el nivel parece a veces utópico. En cambio Pujalte miró al banco para soltar a las perlas. A sus talentos jóvenes. Encontró respuesta rápido. David Torres metió en el partido al Vic con el 1-2. Antes del respiro disfrutó de una directa y una superioridad El Vendrell. No hubo suerte.

La obra maestra de Torres

Torres completó su obra maestra con deliciosas definiciones. Con El Vendrell agotado, encontró espacios para concretar situaciones. Siempre con precisión mayúscula. Él solo dio la vuelta al marcador. Con dos dianas en seis minutos. Varias modificó la defensa. Apostó por la zona para que sus chicos se refugiaran en ella. Consciente del castigo físico que estaban acumulando. Tampoco sirvió. El ‘enemigo’ se acostó en la comodidad de su propuesta cerebral. Gestionó con categoría la ventaja. Es más, la amplió. Con acierto en la pelota parada. Cristian Rodríguez de penalti y Ferran Font de falta directa. Bastó con eso.

El Vic jugó a las cuatro esquinas para mover al rival en la recta final. El Vendrell se encomendó a la épica para obrar el milagro. Mucha corazón. Cero poder físico. No pudo. Es más, Cristian certificó la goleada. Mitjans la maquilló. El idilio copero del Moritz llegó a su fin. Han sido dos años de historia formidable. La defensa del título se esfumó a la primera de cambio, pero con con orgullo.

 

mlibiano@diaridetarragpna.com

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