Gil inaugura su Mundial

España activa su martillo pilón para golear a Mozambique (9-0) y accede a semifinales, con el capitán en modo 'on' y cinco goles de distinto repertorio. Alemania, próximo rival

19 mayo 2017 22:29 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:03
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El hastío de una temporada cargada de responsabilidad y la eternidad de los play off en Italia no dieron tregua a Pedro Gil. Éste se proclamó campeón del Scudetto con el Forte dei Marmi por segundo año consecutivo. Un 26 de mayo, tras aquella  final deliciosa a cinco partidos ante el Viareggio de los hermanos Bertolucci. 

Lejos de pedir descanso, el capitán de la selección decidió dar ejemplo. No se permitió licencias. Olvidó privilegios en forma de permisos y sólo un día después de sentir la gloria se presentaba en la concentración que había diseñado el míster, Quim Paüls, para incorporarse al grupo de elegidos. El combinado ya había iniciado la preparación días antes. 
En el CAR sorprendió el entusiasmo de Pedro Gil. Apareció dos horas antes de la sesión y dispuesto a trabajar. Como si de la primera convocatoria se tratara. No hay que olvidar que estamos hablando de un jugador de 35 años, con más de 100 internacionalidades y seis Mundiales en su colección de méritos. 
Quim Paüls decidió mandarle al cuarto de los fisios, consciente, con buen criterio, de que el físico, a estas alturas, no admite bromas de mal gusto. 
El capitán de la selección española fue retomando la cuerda de forma progresiva, un poco como  el guión que ha escrito hasta ahora en el Mundial de Francia. Se refugió algo en la fase de grupos. Anduvo más tímido, como preparando su despegue para los días de traje y corbata. Realmente, en los cruces a todo o nada, con la presión asfixiando, Gil se siente feliz. No entiende este juego si no es desde el alambre. 
España ha transitado cómoda en la primera parte del campeonato. Sólo el susto ante Angola generó alguna sospecha, tras un estreno contundente ante la anfitriona Francia (1-6), con Marc Gual en estado superlativo. El entrenamiento ante Holanda (12-0) sirvió como ‘vermut’ previo a los cuartos de final. 
En realidad, Paüls ha juntado un plantel con enorme variedad de recursos. El regreso del ‘Pulpo’ Egurrola asegura cerrojo en el arco. Bien secundado por Carles Grau, la realidad de Vic. Gual, Gil, Bargalló y Adroher mantienen el status de jefes de la pandilla. Se han unido los liceístas Eduard y Josep Lamas y el especialista Toni Pérez. Ton Baliu, un medio polivalente, completa la nómina.
La jerarquía del grupo permitió a España un cruce teóricamente asequible en ‘cuartos. Ayer midió fuerzas ante Mozambique, un rival con aroma portugués, de jugadores dinámicos, aunque con tradición escasa en los días señalados. Los africanos habían enseñado virtudes ante Argentina en su último examen. Cayeron sobre la bocina (5-4).
 Los chicos de Paüls decidieron activar el martillo pilón para acabar con un rival que se mantuvo de pie durante el primer tiempo (2-0), pero que se fue haciendo pequeño en el segundo. España realizó ese trabajo tan preciado del ‘caerá por su propio peso’. Con una rotación intensa y el capitán ofreciendo repertorio. Cinco goles para gritar «llegué!!». Cinco definiciones de obra distinta. Para la videoteca más prestigiosa. Hubo un remate de primeras, un mano a mano ante el arquero, y disparos de pala de distintas zonas. 
Al Pedro le acompañó en el acierto Josep Lamas, un delantero que ha conquistado un año excelente. El Mundial es premio justo para él. Lo agradeció con tres dianas en el primer cara o cruz. Completó el festín Adroher, el exquisito atacante reusense y ex de la calle Gaudí. España mira a Alemania para el siguiente desafío. Allí también conocen a Gil, que ya ha inaugurado su Mundial.
Lejos de pedir descanso, el capitán de la selección decidió dar ejemplo. No se permitió licencias. Olvidó privilegios en forma de permisos y sólo un día después de sentir la gloria se presentaba en la concentración que había diseñado el míster, Quim Paüls, para incorporarse al grupo de elegidos. El combinado ya había iniciado la preparación días antes. 

En el CAR sorprendió el entusiasmo de Pedro Gil. Apareció dos horas antes de la sesión y dispuesto a trabajar. Como si de la primera convocatoria se tratara. No hay que olvidar que estamos hablando de un jugador de 35 años, con más de 100 internacionalidades y seis Mundiales en su colección de méritos. 

Quim Paüls decidió mandarle al cuarto de los fisios, consciente, con buen criterio, de que el físico, a estas alturas, no admite bromas de mal gusto. 

El capitán de la selección española fue retomando la cuerda de forma progresiva, un poco como  el guión que ha escrito hasta ahora en el Mundial de Francia. Se refugió algo en la fase de grupos. Anduvo más tímido, como preparando su despegue para los días de traje y corbata. Realmente, en los cruces a todo o nada, con la presión asfixiando, Gil se siente feliz. No entiende este juego si no es desde el alambre. 

España ha transitado cómoda en la primera parte del campeonato. Sólo el susto ante Angola generó alguna sospecha, tras un estreno contundente ante la anfitriona Francia (1-6), con Marc Gual en estado superlativo. El entrenamiento ante Holanda (12-0) sirvió como ‘vermut’ previo a los cuartos de final. 

En realidad, Paüls ha juntado un plantel con enorme variedad de recursos. El regreso del ‘Pulpo’ Egurrola asegura cerrojo en el arco. Bien secundado por Carles Grau, la realidad de Vic. Gual, Gil, Bargalló y Adroher mantienen el status de jefes de la pandilla. Se han unido los liceístas Eduard y Josep Lamas y el especialista Toni Pérez. Ton Baliu, un medio polivalente, completa la nómina.

La jerarquía del grupo permitió a España un cruce teóricamente asequible en ‘cuartos. Esta tarde ha medido fuerzas ante Mozambique, un rival con aroma portugués, de jugadores dinámicos, aunque con tradición escasa en los días señalados. Los africanos habían enseñado virtudes ante Argentina en su último examen. Cayeron sobre la bocina (5-4).

Los chicos de Paüls activaron el martillo pilón para acabar con un rival que se mantuvo de pie durante el primer tiempo (2-0), pero que se fue haciendo pequeño en el segundo. España realizó ese trabajo tan preciado del ‘caerá por su propio peso’. Con una rotación intensa y el capitán ofreciendo repertorio. Cinco goles para gritar «llegué!!». Cinco definiciones de obra distinta. Para la videoteca más prestigiosa. Hubo un remate de primeras, un mano a mano ante el arquero, y disparos de pala de distintas zonas. 

Al Pedro le acompañó en el acierto Josep Lamas, un delantero que ha conquistado un año excelente. El Mundial es premio justo para él. Lo agradeció con tres dianas en el primer cara o cruz. Completó el festín Adroher, el exquisito atacante reusense y ex de la calle Gaudí. España mira a Alemania para el siguiente desafío. Allí también conocen a Gil, que ya ha inaugurado su Mundial.

 

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