José Perales, el telón de acero de Tbilisi

El exportero de la Pobla y del Nàstic alzó el título de la liga georgiana con el Dinamo, convertido en el mejor arquero de la competición y el menos goleado

02 enero 2020 11:29 | Actualizado a 05 enero 2020 18:31
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

El Dinamo Tbilisi ha recuperado este 2019 la corona de la Erovnuli Liga, la Primera División de Georgia, tras tres años de sequía. Un renacimiento que lo ha conseguido gracias a dos exfutbolistas del Nàstic. Xisco Muñoz ha dirigido al equipo desde el banquillo, en su primera experiencia como técnico, mientras que sobre el césped el arco de los Gladiadores (apodo como se conoce al cuadro capitalino) no ha podido tener mejor guardián que José Perales (Palma de Mallorca, 26 años). El portero ha sido elegido mejor guardameta del campeonato (35 partidos, 28 goles y 15 partidos con portería a cero) y mejor jugador de la segunda vuelta. Casi nada para un portero que suelen pasar desapercibidos en los trofeos individuales.

«Cuando comenzamos esta aventura no esperábamos que saliera tan bien», admite Perales. El guardameta balear llegó a Tbilisi a principios de año para reflotar su carrera después de unos meses complicados tras su salida de Tarragona y su estancia en Badalona. Emilio Viqueira le echó una mano. «Necesitaba salir y llamé a Emilio». El exdirector deportivo grana ya había sido crucial en la carrera de Perales al enrolarlo a las filas granas (en el filial) en 2016 cuando lo captó en unas sesiones AFE en Polonia. Al día siguiente el portero recibía la llamada de Xisco Muñoz: «Me transmitió confianza y me pidió que le ayudara en este proyecto. No me lo pensé mucho. Hice las maletas y me fui».

Perales apenas conocía nada sobre su destino. «Sabía que existía Tbilisi porque Otto Kakabadze -otro ex del Nàstic- es de allí y es amigo mío, pero no sabía ni dónde estaba en el mapa», reconoce el balear. Llegó perdido, incapaz siquiera de poder entender los carteles en el desconocido alfabeto georgiano. Se puso a aprender algo de la reciente historia del país para poder entender la forma de pensar de los georgianos. Pronto comprendió que «si ven que vas a crecer con ellos, para ayudarles y no a creerte estar por encima te reciben con los brazos abiertos». Así consiguió José Perales conquistar a sus compañeros de equipo. Ofreciéndoles trabajo, humildad y honradez. Una receta que siempre le había proporcionado amistades allí por donde ha pasado. También en el Nàstic. Una visita reciente al Nou Estadi antes de las fiestas dio buena nota de ello.

El fútbol georgiano se basa en una cultura ofensiva. Se concentran en marcar goles, sin importarles en exceso cuántos reciben a cambio, cuenta Perales. La faena de Xisco Muñoz y del arquero fue introducir aspectos tácticos defensivos. Conceptos tan básicas como que todo el grupo debe defender o que no solo se defiende en el campo propio sino que también puede hacerse en el terreno de juego adversario. Los dos mallorquines convencieron a la plantilla hasta convertir al Dinamo en el equipo más sólido del campeonato. De los últimos 22 encuentros únicamente perdieron 1. Sobreponiéndose además a la pérdida de dos jugadores de peso en el mercado de verano: Levan Shengelia (Konyaspor) y Dmytro Ivanisenia (Zorya Luhansk).

Superación

Perales vive ahora uno de los mejores momentos de su carrera, pero no hace tanto su futuro en el fútbol quedó suspendido en el aire. Una lesión de menisco mal curado y una rotura en el cuádriceps le dejaron seis meses fuera de los terrenos de juego. Pusieron a prueba la resiliencia del balear y su deseo de convertirse en profesional. En Binissalem encontró las curas necesarias para coger fuerzas e impulsarse hacia la élite del balonpié. En Tarragona encontró otro lugar ideal para curtirse. Una etapa que encaró «con la ilusión de un niño». Con Manolo Oliva, entrenador de porteros grana, desarrolló sus virtudes- «Me puso en mi mejor nivel y siempre confió en mí», comenta. En el Nou Estadi además pudo compartir vestuario con guardametas como Dimitrievski, Manolo Reina, Sebastián Saja y Bernabé.

Lo cierto es que no le acompañó la fortuna. Debutó con un 0-4 ante el Sporting de Gijón y aunque fue protagonista en la consecución de la Copa Catalunya 2017 por parte del Nàstic -las dos rondas previas y la final se decidieron por penalits- no tuvo la oportunidad esperada. «Parece mentira que para conseguir cierto reconocimiento a mi trabajo me haya tenido que ir a 4.000 kilómetros de aquí», lamenta. El balear finalizó contrato con el Dinamo y no renovará. Se ha despedido ya por redes sociales del club y espera que el 2020 le traiga un nuevo destino.

Comentarios
Multimedia Diari