La competición fetiche

La Copa hace acto de presencia en la antesala del momento cumbre de la temporada. Con ella empiezan muchas cosas. Se deciden los premios más prestigiosos. La Copa pone en primera línea de fuego a un deporte acostumbrado el segundo plano. En un fin de semana alegra sus penas. Un fin de semana apasionante, con los mejores equipos del campeonato doméstico peleando por el primer título. Lo hacen a cara o cruz. El campeón necesitará tres grandes actuaciones. Ser el más fuerte en casi todo.

Barcelona y Liceo aterrizarán en Blanes con el rol de favoritos asumido. Se lo han ganado a lo largo del curso. Los azulgranas mantienen una constelación de estrellas en su plantilla. Disfrutan del mejor fondo de armario, de los mejores recursos, pero eso, en la Copa, no garantiza nada. Para un equipo que ha convertido el ganar en casi un hábito, no hacerlo en Blanes, después de dos años sin levantar la Copa, resultaría un pequeño fracaso. El eterno Beto Borregán contó en una ocasión que para el Barça perder un partido es siempre un pequeño fracaso. Ricard Muñoz maneja un grupo de jugadores lujoso. Ha entregado su máxima confianza a los veteranos Egurrola y Panadero, ejemplos en lo profesional. Han confiado en los últimos tiempos en los ex rojinegros Gual y Marín, que todavía no han renovado.

El Liceo del profesor Gil acude a la cita con el crédito que da su hockey, atractivo a más no poder. Pocos equipos proponen tanto como el gallego. Sin disponer de los recursos de su máximo ‘enemigo’ es capaz de competir al más alto nivel. Jordi Bargalló sigue liderando a una ‘pandilla’ en la que sobrevive como referencia Josep Lamas. El delantero disfruta de su plenitud con unos registros goleadores asombrosos. Ha marcado en todos los partidos del campeonato regular.

Tras los dos ‘gigantes’ aparecen los seis aspirantes que componen un cuadro copera atractivo. Entre ellos Reus y Moritz Vendrell, siempre atentos a cualquier despiste de los favoritos. El Moritz defiende título. De hecho ha ganado el torneo en las dos últimas ediciones. El Reus jugó la final de 2013 y la semifinal en 2014. Siempre perdió con El Vendrell. La espinita sigue clavada. Los dos representantes de casa, esta vez, sólo se cruzarían en el último escalón. El domingo, en la gran final. Hay esperanza. Quieren hacer historia.

Mientras, el Vic de Ferran Pujalte no suele fallar casi nunca. Siempre tuvo tradición copera. Suele competir bien en ese escenario. En la OK Liga se ha acomodado en un meritorio tercer lugar y esta vez exhibe el poder de la juventud. A los Tito Roca, Romà Bancells y Mia Ordeig se ha unido una generación de talentos maravillosa. La encabeza Ferran Fonto. Le siguen Jordi Burgaya y David Torres. Voltregà, Alcoy y Cerceda adoptan el papel secundario del reparto, aunque cuidado. Son lobos con piel de cordero.

El jueves abrirá el telón el derbi gallego. Desde el primer instante, la Copa seduce. Reúne todas las condiciones para que los hinchas disfruten. También los expertos. El mundo del hockey se parará en Blanes. El motivo lo merece. Por algo la Copa del Rey se ha convertido en la competición fetiche.