La era grana de Enrique Martín comienza con un triunfo agónico

El Nàstic supera al Oviedo con un gol en el descuento de Albentosa. Luis Suárez adelantó a los granas en el primer tiempo e Ibra igualó el duelo en el segundo

28 octubre 2018 13:11 | Actualizado a 31 octubre 2018 11:21
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Enrique Martín debutó en el banquillo del Nàstic con una victoria inesperada. Un partido que apuntaba a derrota de todas todas. Incluso con el 1-0. El Oviedo controlaba todo el juego y daba la sensación de que remontaría. Especialmente con el 1-1. Pero la fortuna que faltó en otros partidos apareció de golpe en el último segundo del choque. Albentosa apareció en el segundo palo para rematar a un Oviedo que no se podía creer lo que estaba pasando. Un gol de delantero puro que dio la extraña sensación de que este Nàstic de Enrique Martín le cuesta bien poco marcar. Inimaginable.

La consigna de Enrique Martín era clara y básica: intensidad. No pedía más que sacar carácter y aplicarse al máximo en cada acción del partido. O algunos jugadores no la entendieron o se la pasaron por el Arco del Triunfo. Especialmente en defensa. La famosa zaga de tres centrales que puso sobre el verde (3-5-2) y dos carrileros no ofreció la seguridad buscada. Cadamuro, Mejías y Albentosa seguían mostrando fragilidad. Demasiados espacios abiertos y poca contundencia para despejar esos balones sueltos peligrosos dentro del área. 

Brugui y Coris tampoco cerraban las incursiones de los laterales o las caídas de los interiores por sus costados y el Oviedo acumulaba jugadores en terreno grana. Los de Anquela asumieron el protagonismo de los primeros minutos con mucho criterio. Los minutos se consumían ante la portería de Becerra con llegadas visitantes muy peligrosas. La primera nada más iniciar el encuentro. Un pase picado por encima de la línea de tres centrales dejó a Joselu solo ante Becerra. Le pilló de espaldas al delantero que se sacó un recurso magistral con una chilena increíble, que se marchó por encima del travesaño.

Pocos segundos después era Tejera con un tiro desde el balcón del área el que obligaba a intervenir al portero grana. 

Sufría el Nàstic que no mostraba capacidad alguna para llegar con opciones de gol a la portería asturiana. Su único recurso eran los pelotazos hacia Manu Barreiro o la velocidad de Luis Suárez. Pero no había manera de cuadrar un pase. Rocha, Javi Márquez y Tete andaban concentrados en defender las calles interiores por donde trataba de abrirse camino el Oviedo. Les quedaba poco tiempo para lanzarse al ataque y se limitaban a aparecer en las jugadas a pelota parada. Ahí llegó algo de peligro. Mínimo.

Hasta que Javi Márquez se inspiró. Metió una marcha más para llegar hasta línea de fondo y conectar un centro que cayó a pies de Luis Suárez. El colombiano controló, recortó y le pegó fuerte para superar a un Herrero que pudo hacer más. Un partido para ir 0-2 que el Nàstic llevó al descanso con el marcador a favor. Y aún pudo ser amplio. Barreiro marcó de cabeza tras una asistencia de falta de David Rocha, pero el colegiado anuló el tanto por fuera de juego.

Las correcciones defensivas que había hecho ya Enrique Martín durante el primer tiempo, Brugui y Coris cerraron más atrás, mejoraron las prestaciones locales en el segundo acto. 

Pero el protagonista en el Nàstic era Luis Suárez. Todo lo que sucedía en ataque tenía en el cafetero su punto de partida o final. Una genial jugada del atacante, tras pared con Manu Barreiro, mereció el 2-0. Lo evitó el palo que dejó la pelota rodando por la línea de gol hasta que Herrero atrapó el cuero. 

El Oviedo seguía dominando. Aunque le costaba llegar. Anquela se dio cuenta y modificó sus líneas. Entró al campo Ibra para incomodar aún más a la zaga tarraconense. Una defensa que volvió a mostrar sus carencias a balón parado. Les faltó reacción. Forlín remata al palo y el rechace solo lo quiso Ibra. Nadie le acompañó y el delantero carbayón hizo el empate. 

El encuentro pintaba para el Oviedo que con el marcador igualado y el dominio del esférico gozaba de todos los elementos a su favor. Ni siquiera la expulsión de Folch hizo que el Nàstic asumiera más protagonismo con el balón. Los visitantes olían más el gol que los locales. Lo buscaban con personalidad mientras que el Nàstic aguantaba, bombeando agua a la espera de una acción milagrosa e inesperada. Llegó en el 94’. En la última jugada del partido. La defensa ovetense se come el centro de Javi Márquez que caza Albentosa. La baja y suelta el latigazo que desató la locura en el Nou Estadi.

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