La pesadilla continúa en Llagostera (Llagostera 0-0 Nàstic)

El Nàstic no consigue ganar en su regreso al campo en el que perdió el ascenso a Segunda en el 2014. Los granas son mejores pero no pueden superar al portero local

15 enero 2020 22:32 | Actualizado a 20 enero 2020 12:36
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El regreso al escenario del crimen no sirvió para cerrar el caso. El recuerdo de la pesadilla vivida en el 2014, en esa final del play-off de ascenso a Segunda B que demoró un año el regreso grana a la liga profesional, sigue pesando en la mente de cualquier profesional que vista la casaca tarraconense.

Llagostera sigue siendo inexpugnable para el Nàstic. Un lugar del que mejor mantenerse lejos. Cuatro visitas y ninguna victoria. Ni la superioridad manifiesta sobre el terreno de juego tuvo el desenlace deseado. Y es que cuando la defensa grana resurge como una barrera impenetrable es el ataque el que no carbura. El portero local, Marcos, fue un muro infranqueable. Detuvo todos los trucos rematadores de Gerard Oliva y las excelencias de Brugui, el mejor del partido, de largo.

La tan criticada zaga rindió a un nivel altísimo. El toma y daca constante que se convierten los partidos en campos tan cortos y estrechos exigen concentración máxima. La tuvo Juan Rodríguez que dejó ver el central que todo el mundo esperaba de él. Goldar disfrutó de su posición natural enarbolando el liderazgo de una línea que contó con la presencia de Pol Domingo en el lateral zurdo. Fue el elegido por el técnico valenciano para cubrir la baja del sancionado Bonilla. Su actuación fue brillante. Contundente, rápido, anticipativo y fácil en el juego de pies. Merece mantenerse en el once.

También Bernabé tuvo un papel destacado. Protegió con excelentes intervenciones el punto en las escasas ocasiones en la que el Llagostera encontró resquicios.

Cuando uno está gafado suceden como cosa extrañísimas como que tu primer y único fichaje por ahora en el mercado de invierno se lesione en su segundo entrenamiento con el equipo. Una rotura del quinto metatarsiano del pie izquierdo que le puede tener hasta tres meses en el dique seco.

En Llagostera el fútbol sigue siendo de mínimos. Un juego de despejes en el que vence quien comete menos errores. Cada rechace puede convertirse en medio gol. 90 minutos para no perder la concentración en ningún segundo. Todo es tan precario que el gol acecha en cada esquina. Un fútbol en el que Alsina se mueve como pez en el agua. Consigue, y eso es irrefutable, que sus equipos dominen ese escenario al dedillo.

Adaptarse a un ambiente así no siempre resulta fácil y rápido. El Nàstic sí supo meterse en el encuentro. Contar con un buen número de aficionados, que no olvidan la mala tarde del 2014, colaboró para entrar en calor desde el primer minuto. Una grada que adquirió excesivo protagonismo por la mala previsión de las fuerzas de seguridad. Que en Llagostera no entiendan el dolor que produjo la derrota del 2014 en Tarragona no exime a los cuerpos policiales de disponer un plan de seguridad. Dejaron que ambas aficiones se encontraran en el interior del campo. Hasta que no se pasaron de los insultos y las provocaciones a los golpes no intervinieron los Mossos para alejar en la medida de lo posible a unos y otros.

En el campo los de Seligrat tuvieron fases de control sin grandes preocupaciones defensivas. Generaron más de lo que concedieron. El primero tiempo el correcalles fue comedido. Amenazó Oliva con un tiro duro desde el balcón que Marcos desvió a saque de esquina. En el área grana el Llagostera la tuvo tras una mala salida de Bernabé que permitió a Aimar rematar fácil. Pero se le marchó desviado. El arquero sevillano se resarció poco antes del descanso con una intervención crucial para despejar el lanzamiento de falta de Magallán.

El juego aceleró dos marchas en el segundo tiempo. Brugui fue el que mejor comprendió la partitura del partido. Se asentó en la mediapunta y comenzó a dirigir el ataque del equipo. El ‘playmaker’. El futbolista desequilibrante que pide balón para entrar hasta la cocina. También se topó con el meta. Marcos le sacó un tiro imposible. Recibió el gerundense un pase filtrado de Pol Ballesteros, se dio la vuelta y le pegó con toda su rabia, pero Marcos descubrió la trayectoria y atrapó.

Oliva volvía a intentarlo pero su cabezazo no encontró portería. Sí lo hizo el tiro de Goldar a la cepa del poste. Allí se tiró Marcos para blocarla.

Los intentos del Nàstic no conseguían el premio, que casi se lleva inmerecidamente el Llagostera con un testarazo de Kuku que Bernabé tiró de reflejos felinos para rechazar.

El Nàstic mereció más de Llagostera pero solo pudo llevarse otro mal recuerdo de un campo que es un auténtico dolor de cabeza.

Llagostera. Marcos, Aimar, Lucas Viale, Sascha, Cortés (Nahuel, min. 58), Maynau, David García, Eric (Crespo, min. 70), Diego, Magallán (Kuku, min 83) y Noel.

Nàstic. Bernabé, Albarrán, Juan Rodríguez, Goldar, Pol Domingo, Viti, Márquez (Pereira, min. 58), Ballesteros, Brugui (, Pedro y Gerard Oliva.

Árbitro. David Recio. Pol Domingo, Juan Rodríguez, de los visitantes y a Diego, Maynau y  Sascha, de los locales.

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