La saga Rubiño continúa

Álex Rubiño, surgido del Handbol Salou, sueña con emular a su padre y a su tío, campeones de Europa. Este curso jugará en el ASV Hamm de la Bundesliga 2

04 mayo 2019 13:37 | Actualizado a 05 mayo 2019 15:31
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Hablar del apellido Rubiño es hacerlo de una de las sagas más laureadas del balonmano español. En la década de los 90 Armand y Óscar Rubiño levantaron la primera Copa de Europa para Elgorriaga Bidasoa (1995) y FC Barcelona (1991), respectivamente, además de unas cuantas ligas Asobal, Recopas, Supercopas Asobal y Copas del Rey. David, el pequeño de los tres hermanos Rubiño, también alcanzó la máxima categoría. Un extenso palmarés para una dinastía que comienza a mirar ya a la segunda generación.

Álex es quien parece liderar esta nueva oleada de ‘Rubiños’. El joven extremo de 18 años, nacido en San Sebastián pero afincado desde hace años en la Selva del Camp, acaba de firmar por el ASV Hamm-Westfalen de la Bundesliga 2, la segunda categoría de Alemania, una de los países en los que el balonmano se vive con mayor intensidad. Es el segundo deporte después del fútbol y los pabellones siempre se llenan para seguir ya sea el Mundial pasado (2019) o la Final Four de la Champions League que se disputa cada año en el Lanxess Arena de Colonia. «En Alemania está la liga más fuerte del mundo, junto con Francia, con más de un millón de fichas en comparación con las 100.000 que hay en España», comenta Rubiño.

El extremo zurdo aterrizó en Alemania la primavera pasada. Tras debutar en Primera Nacional con el Handbol Sant Cugat hizo la prueba con tres equipos teutones. Al final se decidió por el TuSEM Essen. «Fue el que más insistió en que me quedara y me aseguraba ser el extremo titular», relata el jugador que compaginará el deporte con los estudios de Grado de Física por la UNED. Una decisión que se ha demostrado totalmente acertada. Finalizó la Liga Juvenil (A-Juguend-Bundesliga) como el tercer máximo goleador de la competición con una media de 7,2 goles por partido. Además entrenó durante todo el año con el primer equipo, de la segunda división alemana. La misma categoría en la que competirá este curso con su nuevo equipo, el ASV Hamm-Westfalen, uno de los conjuntos con más tradición en la competición y que aspira a subir a la Primera división.

Lo de Álex y el balonmano era inevitable. Probó muchos deportes. Pero acabó decantándose por el que tantos éxitos había dado a la familia. Pero no solo por parte paterna. Su madre Mª Ángeles Fernández también fue jugadora de balonmano en el Castelldefels y Sarrià. Afincados en La Selva del Camp, los Rubiño-Fernández decidieron crear un club de balonmano, el Club Handbol Salou. Álex recuerda que antes ya había participado con seis años en alguna de las clases gratuitas de balonmano que su padre ofrecía los sábados en el Col·legi Turó de Constantí. Las ganas de los niños de seguir compitiendo a nivel de club motivaron a los padres de Álex a fundar su propio club. Ese grupo de jóvenes logró alcanzar en alevines las semifinales del Campionat de Catalunya, eliminados por el campeón final, el Granollers. Por entonces Álex Rubiño había llamado la atención del Barça, siempre expectante a los movimientos de un linaje tan vinculado con el balonmano y que le había traído grandes beneficios al club azulgrana. Era cuestión de tiempo que llegara la llamada del Barça. Se produjo e infantiles.

Con el cuadro culer, Álex Rubiño conquistó el Campeonato de España infantil y cadete. Como su padre y sus tíos se colgó el oro en el Campeonato de España de Selecciones Autonómicas (CESA) con Catalunya. Un primer paso para acercarse al palmarés de su progenitor. «Estoy empezando, pero voy a intentar llegar arriba posible y seguir disfrutando del balonmano, como siempre me dice mi padre», asevera el extremo zurdo que no duda en seguir sus consejos. «Además de campeón de Europa y de España tiene el título máximo como entrenador, siempre que puedo le pido consejo, tiene mucha experiencia». La saga de los Rubiño, pasado y futuro del balonmano español.

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