Vilafranca se convierte en un antes y un después para el Reus. Su temporada camina en el alambre y el examen de esta noche marcará el futuro del equipo. Los de Mariotti defienden el 2-1 de la ida, en estos cuartos de final de la Copa de la CERS, el título que persigue el club como desafío principal.
En la capital del Vi se ha preparado un ambiente caliente para la cita, lógico en un equipo que aspira a la remontada y que anhela añadir un triunfo pionero en su historia. Con el reusense Jordi Garcia como director de orquesta, el Vilafranca ha vuelto a asomar la cabeza en la élite. Su participación europea ha cerrado una época de penurias en el club, que en muchos momentos adoptó el papel incómodo del ascensor. Tocaba el cielo para regresar rápido al infierno.
Garcia ha mantenido a Marc Navarro, su termómetro más fiable, entre algodones durante las últimas semanas. Un problema en el pie le ha maltratado, aunque esta noche no se lo perderá bajo ningún concepto. Mientras, el Reus viaja con todo y con aroma dulce de su respuesta en la Copa. Cayó ante el Vic aunque dejó su imagen impoluta. El entrenador italiano confía en que esa pose le valga para conquistar la clasificación. Espera una Final Four golosa. Todavía huérfana de sede.
Apoyo de los hinchas
El Reus no va a estar solo esta noche. Necesitará gestionar la presión rival, pero en algún lugar del recinto sentirá el aliento de sus hinchas. Éstos se desplazarán en autobús, gracias a la promoción que la entidad de la calle Gaudí ha llevado a cabo durante la semana. En la planta noble son conscientes de la importancia del día. Quedarse fuera de la final a cuatro de la CERS alimentaría las críticas y las dudas sobre el proyecto.
Su Reus defiende la condición de favorito y también la etiqueta de actual subcampeón de la segunda máxima competición continental. Desde verano, esta CERS se marcó con fluorescente como caramelo preferido. Toca responder.