Crónica Nàstic-Alcorcón (1-3): El Nàstic maquilla el ridículo

La reanudación del partido suspendido por la lluvia y los fallos en los focos del Nou Estadi solo sirvieron para maquillar el resultado con el tanto de Manu del Moral

15 octubre 2018 15:21 | Actualizado a 26 octubre 2018 16:53
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Ni se remontó ni se intentó. La reanudación de los 50 minutos que quedaban por jugar del encuentro suspendido por la lluvia y los problemas del alumbrado no trajeron nada nuevo. Sí el Nàstic ganó el parcial 1-0 gracias al tanto de Manu del Moral, pero con el 0-3 que se había llevado de ventaja el Alcorcón, sirvió de bien poco.

La imagen del equipo tampoco mejoró excesivamente. Salvables fueron los últimos minutos del encuentro. La entrada en escena de Javi Márquez trajo criterio en la circulación y profundidad. Manu del Moral demostró que su ausencia por lesión era más reseñable de lo que parecía y Brugui se ganó más credibilidad.

El primer tiempo pasó volando. No entraron en calor ni los escasos espectadores que acudieron al Nou Estadi. Los siete minutos que quedaban pendientes del primer acto se desarrollaron alejado de las áreas. Un tuya y mía en el centro del campo que sirvió como calentamiento para los futbolistas.

Trujillo Suárez cumplió con la reglamentación y transcurrido el tiempo que correspondía da la primera mitad mandó a todos los jugadores a los vestuarios. En cinco minutos los 22 protagonistas regresaban al verde para disputar el resto del encuentro. Todos menos el colegiado tinerfeño que decidió regirse escrupulosamente por lo que marca la normativa y aguantó los 15 minutos de descanso.

No se le pedía que ganara. Remontar era una quimera. Pero no tenía que parecerlo. Los jugadores tenían que dar la sensación de ir a por el partido. De salir con el cuchillo entre los dientes. Al 200%. Ofrecer otra imagen. Aparentar que nada estaba perdido. Que había capacidad de reacción. No hubo ninguna. El juego era plano y previsible. Sin chispa. Transmitían tristeza. Derrotados desde el momento que volvieron a pisar el verde. Un trámite penitenciario que debían cumplir para seguir con la competición.  

El único que quería comerse al rival estaba en la portería. Isaac Becerra se desgañitaba animando a sus compañeros y ordenando a la defensa. La escasa presencia de espectadores ofrecía la oportunidad de escuchar el sonido del césped nítidamente. Las protestas de los futbolistas, las peticiones de ayuda o de balón, etc.

El Alcorcón apenas se desgastó. El Nàstic no le incomodaba su ordenada defensa. Aunque cada vez que se atrevía a atacar, sin que le costase muchos esfuerzos físicos, que tienen un partido de Copa el miércoles, ponía en apuros a la zaga grana.

Gordillo no quiso trastocar el once. Tenía posibilidad de cambiar todo el equipo. El reglamento se lo permitía. Pero solo introdujo el cambio de Brugui por Roger Figueras. Canterano por canterano. Una sustitución que retrasó a Coris hasta el lateral derecho.

Luis Suárez era el más enchufado. Su naturaleza le lleva a ir al máximo. Para lo bueno y para lo malo. De su presión nació la ocasión más clara del partido. Se quedó solo frente a Dani Jiménez pero el arquero alfarero le desvió el disparo. El carácter también le juega malas pasadas. Dos quejas exacerbadas y exageradas al colegiado le costaron dos amarillas y la consecuente expulsión. Veremos cuántos partidos le cuesta la tontería. Porque tras ver la roja seguía encarándose al colegiado tinerfeño. No paró hasta que el mismo José Antonio Gordillo entró al terreno de juego para apartar a su delantero y sacarlo del terreno de juego. La rabia del cafetero la pagó la valla que resonó en el vacío estadio como uno de los truenos que retumbaron 24 horas antes en el Nou Estadi por la tormenta.

La entrada de Manu del Moral y, sobre todo, de Javi Márquez reactivó al conjunto local que adelantó filas y puso una marcha más.

Eso era lo que quería ver la hinchada. Ganas y voluntad. Así llegó el gol. Extraordinaria jugada de Brugui, superando hasta tres rivales, que Manu del Moral aprovechó para marcar el 1-3. Un tanto que de poco sirvió.

 

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