Lesiones de invierno

Deportes. Para practicar el esquí o el snowboard hay que tener en cuenta aspectos que ayuden a evitar males inesperados

06 enero 2019 17:05 | Actualizado a 26 febrero 2019 16:55
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Hay algunos placeres que solo se disfrutan en invierno. Uno de ellos son los deportes de nieve. Esquí, snowboard o cualquiera de las modalidades que han surgido en los últimos años. Más allá del goce que supone deslizarse montaña abajo, esconden su parte negativa, las lesiones. 

Los deportes de invierno dan pie a muchas lesiones relacionadas con caídas por fatiga o falta de calentamiento o golpes por sorpresa. También tiene un factor importante tener la cabeza en el sitio y no hacer el cabra loca, mucho menos cuando no se tiene el nivel. 
Una salida a la montaña para disfrutar de unos días entre la nieve se puede convertir en un fin de semana en una sala de urgencias del hospital y su correspondiente baja laboral. Simplemente se trata de intentar hacer las cosas con cordura, prestando la misma atención y cuidado que comporta toda práctica deportiva.

Ernest Canete, fisioterapeuta de la Bruma Clínic en Tarragona y también del Nàstic, explica que «la práctica deportiva de invierno se suele dar en ocasiones esporádicas, de fin de semana en fin de semana. Por lo que por muy buena técnica se tenga, es probable que no se tenga una óptima condición física». «La gente quiere esquiar todo el fin de semana de primera hora hasta el final del día –prosigue Canete–, lo que provoca fatiga y lesiones a causa del cansancio».

«La semana después de Reyes  –que empieza mañana– es la semana de los cruzados», cuenta el fisioterapeuta. «La fatiga hace que no se esquíe bien y se sobrecarguen las articulaciones, sobre todo la parte de la rodilla. Y esta semana de principios de año siempre nos encontramos con algún paciente que se ha roto los ligamentos cruzados», añade Canete. 

Como en la mayoría de deportes es importante no perder la concentración ni la atención. «Los imprevistos son otras de las causas de lesiones. Hay que ser consciente de que por la tarde ya no estamos tan frescos y el estado de la nieve ha empeorado, por lo que si se nos cruza alguien, por ejemplo, y queremos reaccionar rápido, los músculos pueden no responder bien y es cuando existe más riesgo de lesión».
Ya hemos dicho que la rodilla es una de las partes más vulnerables. Otra es la mano.

En el esquí sobre todo el pulgar, que queda desprotegido, pero en el snowboard es también la espalda. Al caer con los dos pies sujetos a la tabla, «se amortiguan las caídas con las manos y la cadera», apunta el fisio de Bruma Clínic.

Otro de los aspectos clave es el calentamiento. Canete expone: «No se suele calentar antes de esquiar y es un deporte en que se para y arranca mucho y se sube en remonte. Además, las bajas temperaturas hacen que muchas veces se quiera ir demasiado rápido. Por todo esto, calentar es un vital para evitar lesiones».

Los traumatismos son otro de los factores a tener en cuenta en la práctica de los deportes de nieve. Los últimos años ha habido una gran concienciación respecto al uso del casco, vital para reducir el número de traumatismos craneoencefálicos.  

Golpes por sorpresa

Pero hay otro tipo de traumatismos, los que llegan de imprevisto. Suelen ser los más graves, provocados por esquiadores nocivos. Los vemos en pistas de debutantes, van más rápido de lo que deberían y sin control. «Te cogen de imprevisto, en relajación, sin que el cuerpo se tense o se intente proteger, por lo que suelen ser lesiones más graves», añade el fisioterapeuta.

Las botas hacen que el tobillo sea una de las partes más protegidas del cuerpo, pero la sobrecarga de la tibia también puede afectar a la parte baja de la pierna. La tibia tiene poca musculatura y en el esquí suele absorber mucho peso del cuerpo, «por lo que si se aprietan en exceso las botas puede dar pie a una periostitis», concluye Canete. 

Por otro lado, acerca de la importancia de usar correctamente el material, Isabel Galán, fisioterapeuta y podóloga de la Clínica Galán de Tarragona, explica que «es vital llevar las botas sujetadas correctamente y hay que tener muchos aspectos en cuenta desde la utilización de plantillas a llevar las uñas bien cortadas».

En este sentido, una mala sujeción de las bota puede dar pie a «esguinces y fracturas de tibia y peronés o también sabañones», apunta Galán.
Protegerse de los golpes no es suficiente. También hay que contar con el sol. Tanto los ojos como la piel deben estar protegidos, ya que a más altura, aumenta la radiación de los rayos ultavioleta.

Galán coincide con Canete en la importancia del calentamiento previo y en que las rodillas son las partes más vulnerables. Los deportes de invierno son más propicios a una serie de lesiones. Se debe ir equipado y protegido adecuadamente y, como en muchos aspectos de la vida, sobre todo tener cabeza.

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