Levante-Nàstic (2-1): Un obstáculo imposible

El Nàstic fue a Levante a no perder y ofreció resistencia al líder durante una hora hasta que Roger y Morales perforaron el muro defensivo tarraconense. La reacción fue tímida y llegó tarde

19 mayo 2017 16:29 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:35
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El Nàstic fue, como el viento que azotó por rachas el Ciutat de Valencia, un incordio para el líder. No pretendió ser mucho más. Acudir al campo del ‘Levante feroz’, un equipo lanzado hacia Primera, con aspiraciones de ganar era demasiado ambicioso. Si llegaba la victoria debía ser por pillería más que fruto del dominio. El único control posible era tratar de repeler al Levante durante 90 minutos. Sobró media hora.

El conjunto tarraconense montó bien la guardia alrededor de su portería. Tiró dos trincheras, muy juntas, para defender su posición. Lo hizo impecablemente durante una hora. Hasta que Roger, el pichichi granota, encontró el resquicio para perforar la meta de Reina.

El gol local entró cuando la paciencia levantinista empezaba a fragmentarse. Querían encaminar el partido lo antes posible, pero se encontraron con un colista peleón, bien replegado en el cierre, que había venido a Valencia para sumar un empate.

Sacar un punto del Ciutat de Valencia era más que aceptable. Un campo del que sólo se han escapado 4 puntos de los 33 diputados en su césped.

Para aguantar al Levante, Merino planteó el método conservador que viene utilizando. Cinco defensas, un trivote bien juntito y un velocista, Juan Delgado, al lado de Emaná, como hombre más avanzado.

Hacía semanas que el chileno rondaba la titularidad. Merino quería otorgarle la confianza pero se resistía a quitar a Manu Barreiro y juntarlo con Uche en el banquillo. Mucho potencial para desperdiciarlo en el banco. Los problemas físicos que arrastra el gallego y la falta de forma del nigeriano le dieron la excusa perfecta para meter a Delgado. El atacante no logró mesurar su impaciencia por gustar. Ofrece esa garra tan sudamericana, que por insistencia, encontró el premio del gol.

El dibujo inicial resultó prometedor. El equipo tarraconense hizo el partido más incómodo posible para el Levante. Contuvo los ataques con aplomo y de tanto en tanto, obligaba a los valencianos a correr hacía atrás con contragolpes rápidos.

Emaná y Juan Delgado presionaban la salida del balón azulgrana y facilitaban recuperaciones de la segunda línea, con Tejera desplegando habilidades posicionales.

El regreso del centrocampista se notó en la sala de máquinas. El Nàstic ganó en profundidad, pero la pérdida de un delantero referente impidió beneficiarse de la creatividad del de Nou Barris.

La banda de Gerard Valentín era el azote que obligaba al Levante a trabajar defensivamente. El carrilero estaba tomando las medidas del campo cuando se rompió.

Decía Juan Merino esta misma semana que ese carril diestro era un problema porque solo disponía de Gerard, con el riesgo de que pudiera tener algún problema en cualquier momento. El mal augurio se cumplió al cuarto de hora de partido.

El técnico gaditano había contemplado la opción de Lobato y Jean Luc para suplir cualquier eventualidad en ese aspecto. Ni uno ni otro estaban en la convocatoria. Así que el único remedio disponible era Giner. Un extremo zurdo reconvertido a lateral y a banda cambiada.

Roger y Jason revoloteaban por los dominios de Reina. Perone, Bruno y Bouzón los mantenían bajo control. Aunque ambos lograron sacudirse del marcaje para generar tímidos acercamientos en disparos desviados.

El equipo de Merino dejó la ambición para días más propicios y siguió acumulando hombres dentro del área para achicar espacios. Era un trabajo meticuloso que exigía máxima concentración. Y constancia. El despiste llegó en la banda derecha. Toño ganó el carril y sirvió el gol a Roger. Con un toque sutil, de primeras, el de Torrent batió a Reina.

El tanto descompuso al Nàstic. La entereza defensiva se desmoronó sin reacción por parte del banquillo. Los dos delanteros suplentes (Barreiro y Uche) seguían calentando cuando Morales anotaba el segundo para los locales.

Ni así Merino introdujo un relevo ofensivo. Mantuvo su criterio proteccionista dando entrada a Madinda por un apagado Luismi.

Antes de completar la sustitución, Juan Delgado acortaba diferencias. Un gol que nació de una asistencia magistral de Tejera por encima de la defensa local. El chileno controló con el pecho y picó el cuero por encima de la salida de Raúl.

El duelo volvió a hacerse incómodo para el Levante. Le entró miedo al líder. A diez minutos para el final, por fin, entró Barreiro. El esquema mutó al 4-4-2, algo más propicio para el marcador. Era tarde. El Levante se vistió de humilde para desgastar minuto y sumar un triunfo que aleja a cinco puntos la salvación para el Nàstic.

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