Leyenda Real

El Real Madrid consigue su tercera Champions consecutiva con un Bale determinante con dos goles

26 mayo 2018 22:02 | Actualizado a 26 mayo 2018 22:08
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

El Real Madrid no se puede explicar con palabras. Se siente o no. Desquicia y genera amor a partes iguales. Ayer, culminó una de sus mayores proezas en una historia mareante. Logró su tercera Champions League de forma consecutiva con un Gareth Bale que pisó Kiev y la conquistó. Honor para un Liverpool que, a pesar de perder a su estrella por lesión en los primeros minutos de final, peleó con todo. Pero es innegable, elReal Madrid y la Champions tienen un idilio que se escapa de la lógica. 

Caminaba el encuentro en medio de un intercambio de golpes sin cesar. Real Madrid y Liverpool se desgarraban con el alma por delante. Zinedine Zidane tenía en el banquillo una pieza preciada para esa tesitura en la que caminaba el encuentro. Dio entrada a Gareth Bale y sacó a Isco del terreno de juego para la última media hora de contienda. Si el partido se iba a decidir a golpes, el galés iba a ser determinante en ese plan.

Tardó tres minutos en darle la razón al técnico francés. Recogió un centro tenso de Marcelo y empaló una chilena impropia de una final de la Champions League. Karius solo pudo ver sobrevolar el cuero. El Real Madrid se ponía por delante en una guerra anárquica en la que el Liverpool vislumbraba gloria.

No se rindió el cuadro inglés, un conjunto con una fe inquebrantable forjada a base de golpes a lo largo de su historia. Cuando se encontraba en pleno estado de desbocamiento, volvió a aparecer Gareth Bale con la ayuda de Karius. El galés impactó un disparo desde 35 metros que sorprendió al meta alemán de manera inexplicable. En una final de la ‘orejona’, los errores no penalizan. Directamente matan. 

Antes, la final había comenzado con un Liverpool que había impuesto temores al Real Madrid con una puesta de escena imponente. Muy de su estilo. Con una presión en bloque alto que ahogaba al conjunto blanco. Andaban desconectados, con solo Benzema encontrando vías de oxigeno. Hasta que el hombro de Salah dijo basta.

Salah, fuera de combate
Fue en un forcejeo con Sergio Ramos cuando el egipcio cayó sobre su hombro. Intentó conectarse a la final, pero entre lágrimas abandonó el terreno de juego. Aquello fue un golpe directo al corazón ‘red’. Jürgen Klopp reaccionó dando entrada a Lallana y pasando del 4-3-3 a un 4-4-2. Aquella fue una variante táctica clave en el transcurrir del encuentro. 

El Real Madrid comenzó a tener el balón, a moverlo con mayor fluidez y con un Benzema desatado en una función de organizador que reventó la energía del Liverpool. Mientras tanto, los ‘reds’ recularon y se atrincheraron en su campo. En aquella tesitura, el cuadro blanco suele sonreír. Pudo adelantarse en los compases finales de la primera mitad, pero no remató la faena y el marcador se quedó sin estrenar.

En la segunda, el guión siguió la misma tónica que en los minutos finales de la primera parte, con un Madrid dominador. No llegaría el gol blanco en una jugada de acoso y derribo. Todo lo contrario, fue en una pifia de Karius sonrojante. Benzema anduvo atento y cortó un envío con la mano del meta alemán en una acción que acabó con el balón en el fondo de la red. 

Durísimo pero no suficiente como para tumbar las esperanzas del Liverpool. En un córner, Mané remató en boca de gol un cabezazo de Van Dijk. La final se equilibraba, aunque solo por cuestión de minutos. Todos lo esperaban, pero nadie sabía que la irrupción de Bale iba a ser tan determinante.

El Real Madrid levanta su tercera Champions de manera consecutiva y la cuarta en los últimos cinco años. Ver para creer. Son leyenda y han hecho de una utopía una realidad demoledora. Pudo ser el último partido de Cristiano y Bale como blancos. Pero no teman, el Real Madrid nunca deja de caminar. 

Comentarios
Multimedia Diari