Los García, una familia 'cambrilense' de padres, hijos y nietos del Sevilla

Sus raíces se encuentran en Écija. Vieron en directo el partido entre el CF Reus y el filial el pasado 20 de mayo, en el Estadi. Los dos equipos se reencuentran este domingo, aunque en la Ciudad Deportiva sevillista

25 septiembre 2017 16:41 | Actualizado a 27 septiembre 2017 14:59
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En cada rincón del mundo existe un sevillista. Seguramente en el lugar más insospechado, la bandera de Nervión, del Arrebato y de los Biris, ondea con orgullo. También en Cambrils. Pepe García, artesano de profesión y vocación, dejó Écija hace casi 50 años para conquistar otros horizontes y mantener su fidelidad laboral. Compareció en la villa marinera, donde ha consagrado una familia y unos hábitos de felicidad indiscutibles. En la familia García aparece un sentimiento casi innegociable. De sangre. Se llama Sevilla Fútbol Club. Los hijos de Pepe, Jordi, Franc, José María y Ana Belén, mantienen la tradición más viva que nunca. La rojiblanca del Sevilla se encuentra en sus armarios roperos más sagrados. Para ellos, Ever Banega, el talentoso mediocampista argentino, se ha convertido en una especie de icono artístico.
Los ídolos de Pepe casi se remontan al fútbol en blanco y negro. Arza o Campanar le hicieron vibrar con el fútbol. La primera vez que vio a su Sevilla en directo hubo derrota. Por la mínima ante el Madrid. Marcó Manolín Bueno. Dio igual. Al Sevilla nada se le resiste. José María, uno de sus hijos, ha decidido recuperar viejas raíces y se ha establecido en Écija, lugar de sevillistas, aunque también de béticos. La rivalidad sana se expande. En Cambrils también aparece. Incluso en la propia familia. Los cuñados de Pepe exhiben sin dudar su devoción por el Betis, el equipo de Heliópolis, la otra orilla de la bella Sevilla.


Viaje a Turín
El traspaso de sentimiento generacional no se ha terminado en los hijos. Pepe contempla con nostalgia cómo sus nietos viven esa afición por la escuadra de Nervión con el mismo afán que él. Son ocho. Miguel, Sergio, Álex, Iván, Jordi, Raúl, Erik y Marc han celebrado a rabiar los goles de Kevin Gameiro, esa delantero que incendió el Pizjuán de admiración antes de salir rumbo al Atlético.
Los García recuerdan con especial cariño la final de la Europa League de 2014, en el estadio de la Juventus, en Turín. Aquel día Unai Emery y sus soldados se disponían a activar una nueva hazaña ante el Benfica. Se confirmó en la tanda de penaltis. «Fue una experiencia increíble. Fuimos en autobús y nos dimos cuenta que el Sevilla significa mucha para mucha gente», rememora Pepe. Un enamorado del himno del Arrebato, casi eterno dentro del mundillo del balón. «Tiene el mismo significado que el del Liverpool por ejemplo. Se ha conseguido que a todo el mundo le guste».
Aunque en la zona todavía no se ha podido consolidar ninguna peña oficial del Sevilla, Pepe se ha relacionado con algunos hinchas. Curiosamente, descubrió la afinidad de Gabriel Mercado, otro cambrilense, hacia el club en una pachanga de futbito. «Le vi entrenar con la camiseta del Sevilla y le solté ‘tú eres uno de los nuestros’». 


Una tarde en el Estadi
El pasado 20 de mayo, la presencia del filial en Reus llamó la atención de los García. El partido correspondía al campeonato de Segunda División, aunque eso no impidió que Pepe, sus hijos e incluso sus nietos, se acercaran al recinto para presenciar en directo el partido. Aquel día campeonó el Reus por 2-1. Marcaron Fran Carbia y David Haro. Ivi, de libre directo, anotó la diana del Sevilla Atlético. En todo caso, ni la derrota empañó una jornada de honor hacia el Sevilla. En este caso hacia los cachorros que deben levantar Nervión en un futuro.
Este domingo por la tarde, en la remodelada Ciudad Deportiva Cisneros Palacios, la fábrica de talento sevillista, se repetirá enfrentamiento de plata. El Reus de López Garai rendirá visita a un rival que pretende superar cambios y mantener el nivel extraordinario del pasado curso. De hecho se encuentran paralelismos entre los dos equipos. Ascendieron el mismo verano de 2016 y prometieron quedarse para tiempo. De momento han conseguido sus propósitos, aunque el vértigo del campeonato no les permite respiro. 
Mientras, en casa de los García nada se modifica. El del Sevilla es un amor eterno.

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