Los Gardner presentes en Calafat

Wayne, excampeón australiano de 500cc, y su hijo y piloto de Moto2 en el Mundial de MotoGP, Remy, se dejaron ver en el circuito tarraconense

08 abril 2019 16:03 | Actualizado a 11 abril 2019 15:10
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El circuito de Calafat, situado a la altura del kilómetro 291 de la AP-7 a escasos metros de la urbanización que le da nombre, fue inaugurado allá por el 1974, cuando tuvo el honor de ser bautizado como el primer circuito catalán permanente de velocidad y, a día de hoy, sigue siendo el único circuito de velocidad de la provincia tarraconense. 

En los últimos años se ha convertido en un punto de encuentro para los aficionados del motor que buscan un espacio cerrado al tráfico donde poner a prueba sus capacidades a los mandos de una moto o un coche.

La pasión, de padre a hijo
Con la pasión por la velocidad y el motociclismo transmitidos por su padre Wayne Gardner, Remy  (Syndey, 1998) voló en 2011 desde Australia hasta España para competir en el Campeonato Mediterráneo de Velocidad, donde acabó segundo.

En 2012 pasaría a competir en el Campeonato de España de Velocidad, un compromiso deportivo que le obligaría a afincarse en Sitges (Barcelona), donde vive desde entonces, para evitar volar constantemente de Australia hasta España durante la temporada de carreras y así tener más tiempo para preprar las mismas.

En 2014 le llegó la oportunidad de dar el salto al mundial de Moto 3 desde la carrera de San Marino (Italia) a la vez que conseguía un noveno puesto en la general del CEV. Actualmente compite en la categoría de Moto2 con el equipo español del Onexox Tkkr SAG TEAM.

En la segunda cita del campeonato, celebrada en Termas de Río Hondo (Argentina) Remy consiguió su primer podio mundialista después de haber liderado gran parte de las vueltas de la carrera aunque perdió la batalla por la victoria contra Lorenzo Baldassari, líder del campeonato. El cuarto de Qatar y el podio de Argentina le sirven para estar segundo en la general a 17 puntos de Baldassarri. 

El joven australiano suele frecuentar el Circuito tarraconense con el objetivo de mejorar su técnica entrenando con una Honda CBR600 para posteiormente aplicarla sobre su Kalex equipada con un motor Triumph de 750cc.

Su última visita al circuito fue el fin de semana previo al GP de Argentina junto con su padre Wayne y la empresa barcelonesa de frenos Galfer, patrocinadora de varios equipos y pilotos del mundial. «Estuvimos rodando por la mañana probando unas cuantas configuraciones en la moto», explica Remy.

Durante la jornada pusieron a prueba unas nuevas pastillas de freno para Galfer, «las mejores que he probado en mi vida», reconocía el joven australiano. Dadas sus características, con grandes frenadas acompañadas de importantes aceleraciones y cambios de dirección, el de Calafat es un lugar idóneo para entrenar: «Es un trazado muy técnico y divertido. Va muy bien para mejorar tu confianza en los cambios de dirección», confiesa Remy.

El que también tuvo la oportunidad de rodar en Calafat fue su padre, Wayne Gardner (Wollongong, 1959), uno de los pilotos más carismáticos que han competido en el  mundial de motociclismo y nombrado MotoGP Legend por la organización del campeonato.

Destacó a finales de la década de los 80 y fue campeón la ya extinta categoría de 500cc con Honda en 1987 por delante de los americanos Randy Mamola y Eddie Lawson. «Mi padre rodó unas cuantas vueltas», cuenta su hijo, y añade: «Disfrutó al volver a subirse de nuevo a una moto aun siendo fuera de competición».

Un circuito con historia
En el 1983 sufrió cambios en el diseño del propio trazado alargándose hasta los actuales 3.250m enlazados por 9 curvas a derechas, 7 a izquierdas y una recta principal de 600m. 

Hasta finales del s. XX fue escenario de carreras míticas como el Critérium y el Superprestigio Solo Moto que, una vez acabada la temporada, reunía a un séquito de pilotos mundialistas tanto de motocociclismo como de automobilismo de la época como Ángel Nieto, Jorge Martínez Aspar, Sito Pons, Carlos Sainz o Pedro Martínez de la Rosa. 

Actualmente, el circuito posee la homologación de la Federación Catalana pero, a pesar de haber hecho cambios como la ampliación de sus escapatorias, no ha conseguido la homologación de la Real Federación de Motociclismo de España, lo que le imposibilita a la hora de acoger carreras de certámenes nacionales.

La organización de eventos y las tandas de aficionados a los deportes del motor se han convertido en la principal actividad del circuito que organiza estas sesiones a cambio de un precio mucho más económico –alrededor de 90€- que el establecido por sus circuitos vecinos como el de Barcelona-Catalunya (Montmeló, Barcelona) o Motorland Aragón (Acañiz, Teruel) que se disparan hasta los cerca de 200€ por día. También cabe destacar que se tratan de trazados mundialistas, más amplios, largos y modernos. 

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