Los voluntarios, la muleta que sustenta los Juegos

Tarragona cuenta con 3.500 voluntarios distribuidos por las distintas sedes del territorio.Entre ellos hay gente procedente del resto de España y de distintos países

24 junio 2018 17:43 | Actualizado a 24 junio 2018 17:48
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Los deportistas son las personas más visibles en eventos como los Juegos Mediterráneos, pero el éxito de la competición depende en gran parte de que todas las piezas del engranaje encajen a la perfección y que todos los deportistas estén bien atendidos. Allí es donde entran en juego los voluntarios.

Tarragona acoge durante estos días alrededor de 3.500 voluntarios de todas las edades y de diferentes zonas de España y del mundo. Además, los clubes tarraconenses han contribuido para que los Juegos Mediterráneos cuenten con la ayuda necesaria para hacer historia.

Es el caso del C. N. Tàrraco, que tiene a algunos de sus nadadores como voluntarios. Anna Giménez (14), Núria Mauri (15), Julia González (14), Marta Tarriconi (14) y Lucía González (12) son todas deportistas del club. Durante la competición son las responsables de llevar los cubos con la ropa de sus mayores ídolos.

Todas ellas confiesan su devoción por Mireia Belmonte, aunque Marta, de padre italiano, también sigue desde hace tiempo a muchos deportistas transalpinos. Las nadadoras reconocen que estar de voluntarias es «una oportunidad para conocer a deportistas de primer nivel» y se fijan especialmente en las que realizan su estilo predilecto. 

El fenómeno de los Juegos ha traspasado las fronteras catalanas, atrayendo en particular a muchos voluntarios italianos y navarros. Rolando Baigorri (65) es uno de los 25 navarros que han llegado a Tarragona a aportar su granito de arena.

Éstos forman parte de la Asociación de Voluntarios Olímpicos de Navarra (ASVONA). Él y sus compañeros ya han tenido los primeros problemas con el transporte público e incluso han tenido que hacer autoestop. Según cuenta el navarro «los buses no pasan el fin de semana» por la residencia en la que están alojados.

Rolando se muestra muy crítico con la organización de los Juegos y asegura que Tarragona «no estaba a la altura para acogerlos». Más allá de sus objeciones, remarca la importancia de estos eventos deportivos para la convivencia entre  países con distintas culturas y religiones.

La ceremonia de inauguración también contó con la ayuda de los voluntarios. Lucía y Julia fueron al Nou Estadi para verla, mientras que sus amigas la siguieron desde el televisor.

Todas ellas tienen claro que no les gustaría haber participado y que prefieren disfrutarla desde fuera. Rolando sí que formó parte del equipo de voluntarios, aunque no estuvo en el campo, sino en las gradas ayudando a los asistentes. 

Los voluntarios con mayor protagonismo fueron los que formaron parte de la ceremonia. Joan Artigas (16) llevó el cartel de Kosovo durante el desfile de los atletas.

Hace un mes le llamaron para estar en la ceremonia y accedió. Joan tiene claro que, pese a «las horas de dedicación en los ensayos», no se arrepiente de haber accedido. El tarraconense destaca que será una experiencia «casi imposible de olvidar».

La diversidad en el grupo de voluntarios y la buena relación entre ellos es el mayor reflejo de la fraternidad entre los pueblos del Mediterráneo y la cooperación intergeneracional.

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