Luisimi (Nàstic), un cerebro táctico a prueba de golpes

El centrocampista luce una chichonera tras sufrir un golpe tremendo que le obligó a pasar por quirófano para colocarle una placa de titanio

19 mayo 2017 16:33 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:33
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Hay dos maneras de reconocer inmediatamente a Luismi sobre el terreno de juego. La primera, la mirada técnica, distingue al de Puerto Serrano (Sevilla) por su capacidad táctica. Miren quién sostiene al equipo en el medio del campo y enseguida detectarán al futbolista cedido por el Valladolid.

La otra señal distintiva es la ‘chichonera’, un elemento habitual entre los jugadores de rugby para protegerse de los golpes en la cabeza que el sevillano luce por precaución. Un ‘casco’ que recuerda el sobresalto que vivió el 11 de noviembre del 2012.

Era la última jugada del partido que enfrentaba en la Ciudad Deportiva del Sevilla al filial de Nervión y al Jaén. Luismi atacó un balón aéreo en la frontal del área, al mismo tiempo que el jienense Nino. Ambos impactaron con la cabeza. Un choque tremendo que dejó al centrocampista sevillano ‘noqueado’ sobre el césped.

Los servicios médicos del filial sevillista trasladaron al jugador a la Clínica Sagrado Corazón. Un TAC reveló que sufría una fractura temporoparietal derecha, en dos de los huesos del cráneo. Una hemorragia obligó a los médicos a operar de urgencia para insertar dos placas de titanio.

Regreso

Luismi tardó tres meses y medio en reaparecer. Curiosamente, su regreso fue ante el mismo equipo con el que se lesionó, el Jaén, en el partido de la segunda vuelta. Jugó los 90 minutos.

La única secuela visible del trance es la cicatriz de la operación y ese casco, marca Canterbury (la más utilizada por los jugadores de rugby) que utiliza únicamente en los partidos. En Tarragona de color negro (tiene la opción de llevarlo en rojo). En Valladolid era lila. Cuestiones de la reglamentación que obliga a una uniformidad cromática en todos los elementos de la vestimenta de los jugadores.

La protección no le impide atacar el balón con la cabeza si es necesario. Ha disputado 38 duelos aéreos, ganando el 58% de ellos.

La chichonera protege una mente privilegiada en la visualización del juego táctico. A sus 24 años domina todos los aspectos del mediocentro todocampista. Recuperador, preciso en la entrega y pragmático.

Su aterrizaje este invierno ha reforzado el medio del campo del Nàstic. Junto con Tejera forman una dupla consistente. Madinda ofrecerá más competencia.

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